Cartas
www.cubaencuentro.com Viernes, 04 de abril de 2003 www.cubaencuentro.com

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A propósito del artículo En masa combatiente, de Alejandro Armengol.

Ya es hora de que algunos compatriotas de la diáspora dejen de llamar a los cubanos dignos "los intransigentes". No se les olvide a estos patriotas de último minuto que esos que ellos llaman de línea dura son los que han mantenido la lucha contra la dictadura aun cuando algunos de ellos estaban en Cuba respaldando al tirano. Y con respecto a la guerra, los cubanos agradecidos seguirán apoyando a este país que nos extendió una mano cuando España, México y los otros países latinoamericanos nos dieron la espalda. Además, parece que algunos no quieren aceptar que el gobierno del presidente Bush tiene el apoyo del pueblo americano. Si algunas encuestas, de dudosa reputación, reflejan un cambio en la actitud de los cubanos con respecto a la línea dura, no es porque hayan cambiado su manera de pensar sino por la nueva composición de la comunidad cubana en Miami, que incluye a una gran cantidad de emigrantes (no exiliados), que por suerte no pueden influenciar en la política de EE UU hacia Cuba.

Ángel Cofiño. Los Ángeles

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El artículo Pesadilla en la Calle 8, de Michel Suárez, debiera ser instituido como la definición más exacta del concepto "verdad de perogrullo". Estoy tratando de que el diario me siga gustando porque realmente necesito de lecturas que me aporten ideas nuevas y me dejen espacio para pensar. José Martí dijo que los hombres iban en dos bandos, los que aman y fundan, y los que odian y destruyen. ¿En cuál de los dos bandos cree el autor inscribirse al escribir artículos como esos? ¿Está realmente a favor del entendimiento? A los cubanos nos sobran los cerebros que andan por el mundo pensando por todos nosotros y arrogándose nuestra voz. Lo que nos falta son corazones capaces de ayudarnos a entendernos como pueblo, a encontrarnos como historia y a unirnos en contra del odio.

Gisela Labrada

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!No a la represión del gobierno cubano a la oposición pacífica! Protesto enérgicamente contra la flagrante violación de todo tipo de derechos directamente ordenados por Fidel Castro y sus corruptos seguidores. El verano se acerca y el pueblo cubano vuelve a estar impaciente en espera de una salida a la horrible situación que vive. Sólo los que reciben ayuda de familiares en el exterior escapan a las calamidades de la mayoría, pronunciadas aún más a partir de constantes redadas contra la economía sumergida. Denuncio la "explotación infantil", principalmente en el interior del país, donde hacen trabajar a los alumnos de las llamadas "Escuelas en el Campo" para suplir la casi nula mano de obra en el sector agrícola. Pido por favor que todos, por los medios que dispongan, alcen su voz y no nos dejemos aplastar una vez más por la ira del tirano y su séquito oportunista, que vive de espaldas a los sufrimientos del pueblo. No sólo en Irak se sufre, se padece hambre, se desesperan las madres por no tener que dar de comer a sus hijos por culpa del sátrapa de Sadam; en Cuba también.

Pedro Pérez Arteaga

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Unas cortas preguntas a Alejandro Armengol, autor del artículo En masa combatiente:

¿Respalda usted la guerra en Irak? Me imagino que no, pues asume que el que la respalda se gana automáticamente el "Sambenito de cavernícola". Aquí está en contra de una amplia mayoría, cerca del 70%, del pueblo norteamericano.

¿Respeta usted más la opinión de "capitales europeas y latinoamericanas" que la del país donde vivimos? La guerra, la partera de la historia, es en el caso de Irak, correcta. Las torres gemelas demostraron que con nuestros enemigos es mejor batallarlos en sus países que aquí. Si "la opinión mundial" no está de acuerdo, peor para ellos. Por cierto, mas del 50% de los británicos soportan la guerra.

¿Cree usted que apoyar la guerra trae repudio internacional? ¿Quién define ese concepto? ¿Castro, usted y Chávez?

¿Qué música es la que esperaba en la calle 8? ¿La Chambona?

Henry Driver, Annapolis, MD.

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Es inadmisible que en el artículo En masa combatiente, de Alejandro Armengol, se compare la pasada "Marcha de la Libertad con Dignidad", en Miami, con cualquiera de las llamadas "marchas del pueblo combatiente" que promulga Castro en Cuba. Existe una enorme diferencia, las marchas en Cuba son de carácter prácticamente "obligatorio" y existen infinidad de métodos para "obligar" a las personas a asistir; en Miami son realmente de carácter voluntario, nadie obliga a nadie y mucho menos se le censura en ningún sentido por no asistir, esa remarcable diferencia es suficiente para obviar la comparación que se hace en el artículo.

Francisco Álvarez, Miami

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Muy acertado el artículo En masa combatiente, de Alejandro Armengol. Cuando el mal llamado "exilio cubano de línea dura" (línea blanda cuando piden a otros, en este caso al gobierno norteamericano, que solucionen por medio de la guerra los problemas de Cuba) comprenda que la única solución viable y con más posibilidades de éxito legítimo, de los problemas de nuestro país, está en la gente de adentro, detenida y juzgada hoy. Castro entenderá que su política y mañas para perpetuarse en el poder fracasaron definitivamente y el mundo mirará con otros ojos la también mal llamada "revolución cubana", pero mientras estos cubanos sigan sirviendo en bandeja de oro los pocos argumentos sólidos de que echa mano el régimen cubano para generalizar y demostrar al mundo lo inconsecuente del proceder del exilio cubano, seguirán las mesas redondas, continuarán ganando adeptos y tomará un respiro político la fracasada cúpula del poder cubano, y lo que es más triste se hará más difícil y estéril el trabajo de nuestros hermanos que disienten y luchan pacíficamente en la Isla.

Jorge L. Díaz

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Muy bueno el artículo Se solicitan profetas, de José Hugo Fernández. Excelente la forma en que desenmascara como el régimen totalitario de la Isla descalifica a toda la oposición y la convierte en burdos "asalariados" de la potencia extranjera que "sitia la plaza" (eso quisieran, que sitiaran la plaza con turistas, etc.). El gobierno cubano se apropió de todos los análisis del pasado, del presente y del futuro, y se arrogó el derecho absoluto de las ideas: fuera del oficialismo no hay cabida para la dignidad ni el amor a la patria. Muy conveniente pero cada vez menos "vendible". Sólo una observación. En la larga lista de detenidos hay muchos que no estuvieron sentados en la mesa de Cason. No es nuevo el enorme oportunismo político del gobierno cubano, pero tampoco es nuevo que ante el más mínimo peligro en contra de su poder absoluto, no necesita de pretextos para asegurar su estabilidad a costa de cualquier cosa. En este caso, mató dos pájaros de un solo tiro, pero fue un tiro al aire... queda por ver el lugar donde finalmente caerá la bala.

Respetuosamente,
Gisela Labrada

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Leyendo el artículo Una vez más en la cima, sobre el mencionado Salón de la Fama, me vienen algunas preguntas. ¿Cuál fue el criterio que se tuvo en cuenta para elegir a los miembros? ¿Sería acaso el haber salido de Cuba? No me explico cómo somos capaces a veces de criticar la forma de actuar del gobierno cubano y sus instituciones oficiales, en este caso cuando el INDER dio a conocer la lista de los 100 mejores deportistas del siglo en Cuba, y notamos ausencias imperdonables por el mero hecho de estar fuera de la Isla y no simpatizar con el gobierno, léase Rafael Palmeiro, Tany Pérez, José Canseco y el propio Duque Hernández, por sólo mencionar algunos y nada más del béisbol. A aquella lista le faltaba un apellido y era de los 100 atletas del siglo en Cuba ("según el INDER", "revolucionarios", "dentro de Cuba", o simplemente "no peligrosos"), y ahora, en Miami, elegimos un Salón de la Fama donde vemos ausencias también imperdonables, ¿por qué?, ¿por haberse quedado en Cuba? Sin restar mérito a Arocha y Julio Rojo, por ejemplo, ¿estarían ellos en un Salón de la Fama Cubano por encima de Vinent, Muñoz, Linares, Pacheco y Germán? ¿Puede estar Urtiminio Ramos en un Salón donde no estén Stevenson y Horta; Roberto Urrutia por encima de Daniel Núñez y Osvaldo Lara; Niurka Montalvo y Aliuska López, si no están Juantorena, Casañas, Sotomayor e Iván Pedroso? A esta nueva institución también le falta un apellido, Salón de la Fama del Deporte Cubano ("según Miami", contrarrevolucionarios, "en el exterior", o hasta "disidentes"). ¿Cuándo llegará el día que podamos escribir y/o leer, y por qué no, asistir a la inauguración del verdadero Salón de la Fama del Deporte Cubano? Espero que no falte mucho y sea posible.

Un saludo para este maravilloso diario desde la capital del frío.
Raúl Ávila

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Señores: La razón que me mueve a solicitar que me excluyan de su listado de correos es bien sencilla: ningún cubano digno de los que han luchado por la verdadera independencia de Cuba, lo ha hecho al lado de los que siempre nos han despreciado, y todos ustedes juntos no llegan ni a los tobillos del más humilde luchador cubano en cualquiera de sus épocas.

Prefiero vivir desinformado a ser informado por ustedes.

Respetuosamente.
Lázaro Jiménez Molina

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Señora Mestre Vilaboy: Me ha emocionado mucho su enérgica carta al "señor" Hermod. He recibido la impresión de que usted es una comunista de corazón. Usted, pues, merece todo el respeto de la comunidad cubana, tanto los del exilio como los que permanecen dentro de Cuba. Pero para ser digna de todo ese respeto usted debe, como asegura, vivir sin los menores privilegios y con un sueldo de algunos escasos dólares mensuales, cosa que dudo. Usted no debe vivir en una "casa robada" ni formar parte de la "nomenclatura". Cualquiera de estas condiciones echaría por tierra su título de comunista sincera. A mí tampoco me gustan los traidores. Pero parece que usted tiene una definición algo equivocada de la palabra traición. El mayor traidor en nuestra historia se llama Fidel Castro Ruz. Después del 59, Castro prometió elecciones libres y admitió delante de las cámaras que "things change" a un periodista norteamericano. Castro insinuaba de esa manera que la situación había cambiado y él aspiraba a perpetuarse en el poder. Estudié en la ex URSS y, según sus normas y definiciones, debo calificarme como un traidor. Me manifesté abiertamente cuando José Ramón Balaguer llegó a la entonces ciudad de Leningrado a hablarnos (a los estudiantes cubanos) de los peligros de la perestroika. Recuerdo que le pregunté por qué en Cuba se había prohibido la venta de revistas como Sputnik y Tiempos Nuevos. Su respuesta fue que "había que hablar conmigo". Por qué la perestroika era tan "peligrosa" para los cubanos y no para los demás estudiantes, tampoco me pudo responder. Eso sucedió en el año 1989, si mal no recuerdo. Desde ese momento quedó claro en mi mente que ya no tenía cabida en Cuba. El derecho a poder manifestarme y expresarme libremente vale más que cualquier ideología. Y debo añadir que nunca fui militante de la UJC.

Jesús Reina Carvajal

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