Cartas
www.cubaencuentro.com Martes, 30 de marzo de 2004 www.cubaencuentro.com

Lamento que en la primera edición de mi comentario Cuba, la izquierda y la Comisión de Derechos Humanos (I), se seleccionara la foto de Adolfo Pérez Esquivel para ilustrarlo. Tengo un gran respeto por Pérez Esquivel, a quien conozco personalmente y al que considero una persona decente y valiente, aunque honradamente equivocado en su apreciación del tema cubano. Pero si yo me equivoqué —por demasiados años— en mis apreciaciones acerca de los límites y posibilidades de aquel proceso pese a vivir en la Isla, no creo tener ningún derecho a juzgarlo y personificarlo con mi análisis. No lo hice en mi artículo. Al asociarse la foto agregada por la redacción a mi texto ése es, sin embargo, el mensaje subliminal que puede enviarse inadvertidamente al lector.

Los cubanos somos dados a polemizar, a menudo sin mesura. Yo creo cada vez más en la importancia del diálogo. Me intereso de manera creciente por entender a los demás, intercambiar, buscar verdades más allá de la mía. No me interesa —ni me siento capacitado— para pontificar ni demonizar. Intento luchar contra esa tendencia en mí y los demás. Con este artículo sólo pretendo sostener un diálogo necesario en la izquierda sobre el tema cubano. La urgencia de ese diálogo la evidenció, hace un año, la ola represiva gubernamental contra la disidencia cubana. Me interesa aportar preguntas antes que respuestas definitivas a cada interrogante. ¿Qué significa ser de izquierda hoy día? ¿Qué lugar ocupan los derechos humanos en esa definición? ¿Qué significa ser de izquierda siendo cubano o ante el tema de Cuba?

Abrir un diálogo —no una polémica caracterizada por la intolerancia— es un proceso delicado. Requiere que el que piensa distinto sepa que se respeta su dignidad y su derecho a apreciar las cosas de otra manera. Que se intenta comprender por qué piensa así antes que descartar sus argumentos a partir de descalificaciones personales. A lo último se dedica, con gran vocación y esmero, el gobierno cubano. Los que deseamos distanciarnos de esa actitud debemos cuidar lo que decimos y trasmitimos con textos e imágenes. En contenido y forma.

Quede totalmente claro que no me pasa por la mente, ni remotamente, alguna deliberada intención en este asunto por parte de la redacción de Encuentro en la Red. No es fácil sostener con limitados recursos una publicación semejante y les profeso gran respeto por su pluralismo y profesionalidad (en contenido y diseño). En medio de la vorágine cotidiana uno puede tener mejores o peores decisiones a la hora de expresar una idea o graficar un texto. Es normal y esperable. Si hago pública esta carta es porque me siento obligado a clarificar mi aprecio personal por Adolfo Pérez Esquivel más allá de nuestras actuales discrepancias respecto al tema cubano o cualquier otro. Le debo ese respeto.

Juan Antonio Blanco,
Ottawa

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Soy un ciudadano español nacido en Cuba con algunos años a las espaldas. Durante mi vida en Madrid, no pocas veces he escuchado el argumento de la supuesta poca valentía de los cubanos, refugiándose en el exilio o bajando la cabeza ante un dictador que los ha avasallado por mucho, mucho tiempo. Soy un asiduo lector de Encuentro en la Red, pues nunca me he alejado sentimentalmente del sitio en que nací. Ahora leo argumentos en esta sección de cartas sobre la supuesta poca gallardía del pueblo español al dejarse impresionar por los atentados de Atocha y demás estaciones ferroviarias. Yo creo que la respuesta más contundente a los atentados terroristas fue la que se le dio, acudiendo masivamente a las urnas. Sepan, queridos compatriotas cubanos, que España ha luchado durante mucho, mucho tiempo contra el terrorismo de ETA, y que a pesar de los más de 800 muertos víctimas de la banda terrorista, hoy por hoy España está algo mejor que nuestra querida isla. Los pueblos no son cobardes ni valientes. Si así fuera, cubanos, con nuestro dictador más longevo, seríamos el pueblo más cobarde de la tierra.

Raúl Ibarra González,
España.

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Interesante la tesis del autor de Las cosas por su nombre sobre la necesidad de catalogar cada cosa según su real condición y, de paso, llamarlas por el nombre que les corresponde. Este artículo aparentemente es parte del rechazo ante los terribles atentados perpetrados días atrás por terroristas en Madrid.

Lleva mucha razón el autor cuando su línea de razonamiento se dirige a aquellos que por conveniencias (económicas en última instancia, diría yo) utilizan un sustantivo o un adjetivo por otro, tratando de hacer su discurso agradable a tal o cual oído.

Sin embargo, no se puede obviar otra verdad tan grande como un templo: el color de las cosas depende del cristal con que se las mire. Y es que el actuar de los hombres tiene un condicionamiento histórico-social en que la componente local juega un rol decisivo. Aunque muchos creemos en una sola lógica, las variables que utilizamos en la evaluación de un hecho y la ponderación que le asociamos son tan diferentes, que los resultados que obtenemos son diametralmente opuestos. De ahí que no pueda existir una manera universal para llamar a la misma cosa por un solo nombre (ni siquiera a Dios).

Gustavo Loret de Mola

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El malestar de mi compatriota Gustavo Carmona es explicable, aunque me gustaría aclararle (para su tranquilidad) que no está bien informado. En el homenaje a Raúl Rivero, efectuado en la Casa Refugio de Escritores (de México), cinco escritores cubanos hablamos del poeta y del amigo ante una muy cálida concurrencia (cubanos, mexicanos, argentinos, hasta sumar unas cuarenta personas). Lo que nos proponíamos, y se logró, fue que la fecha no pasara inadvertida. El concepto "exilio de terciopelo", atribuido por Carmona a una escritora "asediada por el gobierno de la Isla", fue hasta donde recuerdo un término creado por un ingenioso pintor de la Isla, a principios de la década de los noventa; otros preferíamos entonces una variante también caprichosa e injusta: "exilio de baja intensidad". Hoy por hoy, ambos calificativos resultan insuficientes para explicar la presencia de miles de cubanos en México.

Eliseo Alberto

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Que al homenaje a Raúl Rivero, en el acto efectuado en la Casa Refugio Internacional de Escritores de México, sólo asistieran cinco personas, da la razón a una escritora cubana exiliada, siempre asediada por el gobierno de la Isla, que catalogó al exilio en México como "de terciopelo", o lo que es igual: estar con Dios y con el diablo.

Es bochornoso que de los más de 10.000 cubanos residentes en México —a los que no puedo llamar exiliados, porque la inmensa mayoría viaja constantemente a la isla cautiva y hace el juego a la tiranía—, sólo unos pocos asistieran al homenaje a un hombre que se pudre en las ergástulas castristas.

Gustavo Carmona,
Texas

Referencias
Intelectuales cubanos rinden homenaje a Raúl Rivero en México
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La carta del señor Salcedo sólo puede entenderse al haber sido escrita por alguien que no conoce la realidad española o que, cuando más, la conoce de lejos; desde un lugar en el que no puede percibir los matices. La afirmación de que los terroristas han hecho cambiar el voto de los españoles es cierta, mas sólo en parte. El castigo del electorado español a ese gobierno que ha sido "un aliado firme en la coalición antiterrorista que lidera Estados Unidos" —vaya lenguaje manido, por Dios—, no fue por los atentados, o al menos no sólo por los atentados. Fue el castigo a un gobierno que manejó mal su mayoría absoluta, que se creyó todopoderoso, que no dialogó nunca con ninguna de las tantas fuerzas de la oposición, que gobernó con petulancia, que rompió pactos y cambió de forma drástica la dirección de la política exterior española, al alinearse con el señor Bush y su desastrosa guerra en Irak y sus mentirosas armas de destrucción masiva. Los atentados en Madrid influyeron, sin duda, pero sólo fueron la gota que colmó el vaso de los abstencionistas o los indecisos. Ese más de millón de españoles que no había votado en las anteriores elecciones, ante la manipulación informativa de ese gobierno del Partido Popular en muchos asuntos —¡todavía no se ha esclarecido quién es quién entre muchos de los militares españoles muertos en Turquía en un accidente aéreo hace meses!— decidió asistir a los colegios electorales y castigar a un gobierno prepotente que, del susto, ya ha cambiado su lenguaje. Ojalá que el señor Bush tome nota. Más le vale.

Esteban M,
Madrid.

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Que la democracia funcionaba, eso ya lo sabíamos. Lo que aprendimos de las más recientes elecciones españolas es que el terrorismo también puede funcionar.Al menos en España. La lección que nos ha dado el electorado español es incontrovertible: se puede cambiar su voto en la manera deseada, masacrando a doscientos madrileños tres días antes de las elecciones. La historia tiene seguro muchos detalles relevantes, pero sus líneas generales son claras. El gobierno era un aliado firme en la coalición antiterrorista que lidera Estados Unidos. La oposición prometió retirarse de esa coalición. Tres días antes de las elecciones, el candidato del gobierno tenía la preferencia del electorado. Los terroristas golpearon. La oposición fue elegida. El grupo de Qa'idat-al-Jihad sobrestimó a los españoles cuando predijo que el gobierno español no podría resistir más de dos o tres ataques. Bastó con uno. Cuando la democracia llegue a Cuba, yo espero que funcione de otra manera.

Jorge Salcedo,
Cambridge

Referencias
La democracia funciona  (17 marzo 2004)
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Con alegría he leído la noticia sobre las distintas manifestaciones que se realizarán en Europa, América Latina y Estados Unidos en apoyo a los disidentes cubanos presos.

Así de fuerte está la posición en Europa y en el mundo frente a tanto abuso y despotismo del castrismo.

RC

Referencias
Aniversario de la represión: en todo el mundo actos de apoyo a los disidentes presos
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Puede que en su valoración de la gestión del gobierno de Aznar el lector Esteban M. acierte. Sin embargo, la opinión pública no puede dejar de ver que la mayoría de las encuestas daban como seguro vencedor al candidato del Partido Popular Mariano Rajoy, y que los resultados finales fueron desencadenados por el atentado y no que estos fueron la 'última gota', sino más bien un torrente que hizo cambiar el sentido de la elección. Siendo esto así, es al menos discutible lo que castigó el pueblo español en las urnas y obviamente, y más allá de las opiniones, de seguro hay regocijo y brindis de aquellos que pusieron las bombas, sintiéndose los elementos claves de las pasadas elecciones.

Hugo

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¿A cuáles "guerras ganadas limpiamente" por Israel se refiere la carta de la lectora Isis Wirth? Tampoco debe tratarse de criminalizar todo lo árabe y alabar el sionismo israelí. Creo que nada justifica el terrorismo, venga de donde venga, sea de Estado o particular. Que eso no nos lleve a ver sólo en los árabes el problema.

Tania González,
Montreal

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