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He escuchado una entrevista que se le realizó desde Cuba a la esposa del escritor y poeta Raúl Rivero. El poeta está enfermo y a pesar de su estado ha sido agredido por un agente de cárceles y prisiones, y después ha sido sometido de nuevo a una celda tapiada. No le permitieron que su esposa le pasara sus medicinas. Hago un llamado al mundo intelectual, a los periodistas, que se dirijan directamente a ese monstruo que impera en Cuba, a Fidel Castro, pidiendo la libertad de Raúl Rivero y todos los presos políticos que cada día se mueren en una celda. Creo que si los intelectuales y periodistas del mundo llenan de correos electrónicos la sede del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, Castro tendrá que hacer algo. Es la vida de esos hombres que no han cometido delito alguno, sólo protestar y buscar libertad para su pueblo.
Fausto Fuentes |
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Sumamente nostálgica la entrevista a Camilo Egaña. Me alegra mucho saber que aún tiene aquella chispa que a ratos hacía especial sus programas de radio y televisión en la Isla. Sería magnífico que lograse realizar un proyecto de radio por estas latitudes. Ya puede contar con un oyente.
Gustavo Loret de Mola, Miami
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Gracias a Camilo Egaña por todo lo bueno que nos dio. Muchos éxitos y que no pierda la cubanía y el buen humor.
Francisco,
Nueva York
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Hemos leído la entrevista a Camilo Egaña, con todos los recuerdos tan lindos que nos ha traído. Gracias por esa entrevista tan buena. Mi esposo y yo éramos los fans número 1 de Joel Valdés y Camilo. Hasta de madrugada oíamos sus programas. Radio Ciudad era lo mejor.
Maye y Edgar
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He leído recientemente dos trabajos críticos sobre el documentalista Michael Moore, a raíz de sus malintencionados comentarios acerca del exilio cubano en Miami. Me refiero a El racismo de Moore, de Alejandro Armengol, y Armas de distorsión masiva, de Néstor Díaz de Villegas. Creo que si el autor de Farenheit 9/11 se tomara la molestia de leer detenidamente ambos enfoques podría darse cuenta de lo incongruente de sus calificativos, que, tratando de desacreditar a una comunidad, no hacen más que aplicar un barniz homogéneo a los casi dos millones de cubanos que vivimos fuera de la Isla.
El contraste entre los artículos es evidente, aun cuando ambos autores hacen hincapié en los desatinos de Moore. Mientras Armengol concentra su análisis crítico en las debilidades que casi siempre condimentan cualquier intento de simplificar con fórmulas trilladas una realidad compleja; Díaz de Villegas desenfunda su artillería de insultos y en su intento de devolver el golpe al norteamericano no logra otra cosa que hacer honor al título de su artículo. Armas de distorsión masiva es poco más que una respuesta visceral, que como espejo cóncavo devuelve en imagen invertida la incongruencia y el infortunio con que Moore pretendió desprestigiar a la comunidad cubana.
El racismo de Moore no se regodea en el descrédito e incluso reconoce los aciertos de la obra cinematográfica, que por demás no necesita de halagos hipócritas ya que ha triunfado por méritos propios ante la crítica y el público. El planteamiento de Armengol se centra en desenmascarar la visión "simplista y prejuiciada" de "un hombre que demuestra tanto ardor en la defensa de los derechos ciudadanos" y lo hace sin incurrir en el insulto desmedido y el calificativo soez. No son los ideales de Moore los que se juzgan, tampoco lo que representa su obra, sino la manipulación de la verdad de que dicho autor se vale para denigrar y falsear una historia intrincada y llena de matices que no se pueden obviar.
Armas de distorsión masiva no se conforma con arremeter contra Moore y su obra. Más que réplica de un cubano dolido parece un panfleto partidista al que todo aquello que no huela a republicano le resulta abominable. ¿O es que acaso todo cubano amante de la democracia tiene el deber de aliarse a la derecha, retrógrada y conservadora, de la política norteamericana?
Para fortuna de una nación con más de 12 millones de hijos y aunque a los dos grandes círculos de poder les pese, el pensamiento cubano es rico y diverso, incapaz de ser aglutinado en los dos polos extremos que hoy se arrogan el derecho de representar sus ideales de democracia y justicia como los únicos posibles.
Ernesto Pérez,
Barcelona |
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En primer lugar, enhorabuena por esa maravillosa página web donde se pueden leer artículos tan interesantes y sin ninguna censura. No soy cubano pero es como si lo fuera ya que siempre me he sentido muy cercano a ese país. Soy un canario que vive en Holanda. Canarias siempre ha estado muy unida a Cuba por cuestiones de emigración y por otras muchas cosas. En octubre voy a visitar Cuba por primera vez y la verdad es que tengo mucha curiosidad por conocer de cerca esa realidad.
Hace algunas semanas leí un magnífico artículo de José Prats Sariol, autor que desconocía totalmente. Mi pregunta es: ¿por qué es tan difícil encontrar publicaciones de este autor?
Carmelo,
Holanda |
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Ante todo les deseo muchas felicidades por el trabajo profesional que realizan. He leído en varias oportunidades sus artículos, los cuales pienso que conservan una gran profesionalidad y análisis, aunque en ocasiones me es muy difícil, pues el acceso a Internet desde Cuba es muy controlado.
Cairo,
La Habana |
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Creo, y es sólo mi opinión, que la Carta a Blanquita Becerra, que escribió Ramón Fernández Larrea, no la deberían colocar en la sección de humor, sino más bien en la de editoriales. Está muy buena por los consejos que da a los sátrapas que están de mayorales en nuestra isla. Felicitaciones por esa "carta".
Servando Chávez |
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Es un deleite leerlos. Gracias por el trabajo que realizan. Los artículos sobre Michael Moore han cumplido con la necesidad de esclarecer nuestras posiciones.
Tere,
Nueva York
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Los felicito por su publicación, ejemplo de profesionalidad y ética periodística. Leí con sumo interés el artículo Speer edifica a Castro y me parece acertado el paralelo que hace el autor entre estos dos personajes tan tristemente célebres. Quizás la única diferencia entre ellos radique en la manera en que exportan su ideario, pero esto sólo se debe a que el comandante conoce sus limitaciones esenciales (no así todas aquellas superables por su ego) y evita a toda costa el contacto frontal con los judíos que hace muchos años escogió: Estados Unidos de América.
Felipe,
Miami |
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