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Que pena que los casi 10 disidentes o activistas de la disidencia que llevaban pocos días pernoctando y protestando en la Plaza de la Revolución, fueran apoyados tan poco por la disidencia interna.
Las medidas tomadas por el gobierno no se hicieron esperar, aunque no hay que cegarse por lo bondadoso que fueron esta vez, sin apresar ni repartir golpes.
No creo que existan en La Habana (por ocurrir en la capital) sólo 10 disidentes. ¿Por qué, pues, no se llenó la Plaza o los parques de los alrededores de disidentes exigiendo no sólo el que trasladen a Ángel Moya a un hospital de la capital, sino su liberación y la de tantos otros presos políticos, amén de las libertades que tanto se desean?
Sólo el pueblo tiene la fuerza para el cambio. Si no existen acciones palpables, donde una mayoría salga a la calle, estoy segura que no habrá cambio.
Bravo por Lídice Moya, Berta Soler y los otros.
Gema,
Alemania
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A la escritora española Belén Gopegui: Señora, es muy fácil para usted hablar de Cuba y su revolución sin haber vivido las atrocidades que el régimen de Fidel Castro ha cometido durante más de 45 años. Usted se refiere al fusilamiento de tres cubanos que, aunque violadores de la ley, lo único que pretendían era llegar a Estados Unidos. Pero en Cuba se han fusilado cientos de personas por el solo hecho de disentir del gobierno y expresarlo de manera pacífica. El colmo de este accionar es que hasta un extranjero (el argentino apodado Che) ordenó el fusilamiento de muchos cubanos durante los años en que infelizmente vivió en la Isla. Los que han tenido mejor suerte, han sido sepultados en celdas inmundas y sometidos a todo tipo de vejaciones, como ha ocurrido con los 75 disidentes encarcelados en la más reciente ola de detenciones. Esto es sólo una parte de la historia, pero creo que es suficiente para mostrarle la falsedad de su balanza. Le sugiero tenga la valentía de sopesar todos los argumentos para poder permitir un juicio justo, pero por favor, utilice el mismo rasero que se reserva para su civilizada Europa, en la que un solo muerto sí cuenta.
Felipe,
Miami
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Soy cubano y vivo en la Argentina, y me gustó mucho el artículo La mordida del tigre. Cuando lo de Granada yo era muy pequeño, y nos engañaron bastante con este tema. Yo soy amigo íntimo de la familia Tortoló, y quisiera personalmente ver cómo se le puede honrar a este señor, ya que tuvo una actitud muy grande, como diría el comandante. "Tortoló está respondiendo como nuestro Titán de Bronce, Antonio Maceo", y sólo Tortoló sabía que eso era mentira.
Yo quisiera saber cómo hacer para ayudar a esa familia a que se le pague por todos los daños que sufrieron y siguen sufriendo, sus dos hijos y su esposa. Hace mucho que no sé de ellos, pero si algún día alguien desea ayudarlos cuenten conmigo. Como cubano, viví junto a ellos el mal que les hicieron.
Muchas gracias y estoy contento de saber que de Pedro Tortoló Comas todavía se habla.
Noel |
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Siempre me parece bien acertado el modo imparcial que toman con la opinión de cada cual. Hay que aprender a pensar diferente, y más a respetar a quien así lo haga, creo que eso es democracia.
Al leer la opinión del lector Jaime Blas acerca de Pablo Milanés me quedé un poco consternado con lo que ahí dice. Yo sinceramente escucho lo que dice y no se lo desapruebo, es su opinión, pero quisiera agregar que Pablo Milanés es un poeta, llámese de izquierda, revolucionario o como quieran llamarle, pero todo un poeta, con el cual muchos de nosotros nacimos, crecimos, y aún admiramos la tanta poesía que pone en sus canciones. Me parece un error seguir pensando que este Pablo es el mismo de los años sesenta o setenta; el hombre, querámoslo o no, vive allí, donde hasta una sílaba la puedes pagar bien cara. Pablo tiene su firme idea de la "Revolución", pero no es un político, sólo que le tocó vivir su etapa más creadora en un momento social que lo envolvió e hizo cantarle, sólo eso. El Pablo de hoy debería ser uno de los que mejor aportara ideas nuevas y justas para la tanta gente que lo necesita, lo mismo allá en Cuba, que en la diáspora. Los cubanos estamos insatisfechos de amor; hay que alimentar el alma antes que todo, y Pablo tiene la palabra, pero no el brazo.
José González,
Washington DC
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Sobre el artículo Las puertas del templo de todos debo aclarar que lamentablemente el trabajo de la Comisión Justicia y Paz en algunos lugares de la Isla no es bueno. Creo que ese debe ser el brazo fuerte de la Iglesia en su relación con la gente, especialmente con los que sufren persecuciones, torturas y encarcelamientos por tener una opción política distinta del comunismo, o sencillamente por denunciar atropellos. Hay provincias donde ni siquiera visitan a los presos políticos, como si no fueran personas necesitadas como el resto de la población penal.
La Iglesia debe reforzar su oposición a la falta total de libertad dentro de Cuba y no callar los constantes vejámenes que sufrimos los cubanos aquí dentro. Mientras no sea unánime el reclamo para que cesen los abusos, seguirá ganándonos la pelea un régimen que hace rato se tambalea pero no acaba de caer.
Luis Sierra,
Matanzas
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Salí de Cuba en los años sesenta y soy la única de una extensa familia que visita frecuentemente la Isla. No viajo allí para ver a la familia, pues todos están fuera o se murieron de asco en La Víbora. Los pocos amigos que me quedan se han adaptado a la nueva realidad y algunos viven con comodidad pero con muchos sobresaltos. Ahora los "yumas", y nosotros somos "yumas", son los verdaderos cubanos, y ellos, los de la Isla, son los extranjeros, ahora ellos son los presuntos gusanos que han de demostrar su fidelidad todos los días.
Viajo extensamente por las provincias orientales y por toda La Habana, y me doy cuenta del profundo divorcio que existe entre los dos exilios y los cubanos de a pie, de la calle, nacidos durante la revolución.
Cuando me refiero a los dos exilios, aludo por una parte al exilio de los años 60 y 70, y por otra, a la gerontocracia y al "bunker" de allegados que gobierna Cuba. Los dos exilios son de extracción burguesa, son blancos, aún viven en la guerra fría y proceden directamente de la sociedad prerevolucionaria. Los dos son en su mayoría descendientes de la emigración española y sus referentes culturales son Estados Unidos y la Cuba de los cincuenta. Los dos exilios están radicalmente separados de la Cuba real, de la Cuba negra, mulata, campesina, de los criados en el sistema y en la Escuela al Campo y cuyas preocupaciones no podrían estar más alejadas de los ideales de una burguesía de origen europeo con una mentalidad nada tercermundista; la mentalidad de la burguesía y de la clase media cubana que hizo la revolución y la mentalidad del exilio histórico.
La mentalidad tercermundista imperante en la Cuba actual, sin que el término tercermundista sea peyorativo, hace que caigan en saco roto las proclamas políticas de los dos exilios, que aún piensan que Cuba es la de 1950 y no una población desengañada de todo, que sólo piensa en el día a día y para la que los discursos de Castro o de los disidentes son sólo ecos lejanísimos de otra realidad atávica, increíble, imposible e irracional.
Caridad Vidal,
Sevilla |
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Ustedes que sois tan independientes, rigurosos, objetivos, democráticos… pero en su web no aparece nada de que el terrorista Luis Posada Carriles, quien hizo explotar un avión repleto de gente al estilo Bin Laden, ha sido indultado. Creo que a los cubanos les preocupa que este señor ande suelto y pueda matar a sus hijos con bombas asesinas.
Alfonso Montaño
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Es para mí indignante, como cubana, que Moratinos proponga al resto de países europeos evitar contactos con los disidentes pacíficos en la Isla, con el supuesto objetivo de obtener favores del dictador (la liberación de unos pocos disidentes encarcelados cuando se cuentan por cientos, o alguna ventaja para los inversores españoles). Estos contactos promovidos durante el gobierno del PP han supuesto un reconocimiento internacional para los disidentes, un apoyo moral para personas valientes que a riesgo de ser encarcelados y torturados, desafían el pesimismo y el terror que ha sembrado la actual dictadura en nosotros los cubanos.
A dichos contactos, o reuniones, festejos, en embajadas europeas no sólo han sido invitados disidentes con orientación de derecha, han asistido conocidos disidentes de pensamiento socialdemócrata, como Vladimiro Roca y Manuel Cuesta Morúa.
Es obvio que ninguna política, ni de acercamiento ni aislamiento, con el gobierno de Fidel, va a producir cambios sustanciales en el respeto a los derechos humanos en Cuba, ni en el mejoramiento de la vida material de los cubanos, pero esos demócratas que hoy se juegan la vida en Cuba necesitan del apoyo internacional, apoyo no sólo moral, también económico.
María Miranda
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Quizás sea infantil hacer cualquier sugerencia desde el exilio sobre el camino que se podría tomar en Cuba para salir pacíficamente del desgobierno, pero no se me quitan de la cabeza las demostraciones de los lunes, en la ex RDA, que llevaron a la caída del Muro de Berlín y a la del también desgobierno. Esas demostraciones se efectúan actualmente para cambiar la política del gobierno de Schröder, pero el pueblo no se lanza a las calles con la fuerza de hace 15 años, lo cual terminará sin el cumplimiento de sus reclamas. Las premisas son bien distintas.
¿Es posible hacer estas demostraciones en Cuba? Sí y estoy convencido de que serían decisivas. Todo comienzo es difícil y seguro que los participantes serán, en el mejor de los casos, solamente apresados. Pero si el pueblo lo decide, no habrán suficientes cárceles para todos. El comienzo siempre es difícil, pero vale la pena, por Cuba. El reclamo y lema de esas demostraciones de "Nosotros somos el pueblo" estaba dirigido primero a los activistas de la seguridad del Estado y luego a los militares, para que si no las apoyaban, no las reprimieran tampoco. El éxito es harto conocido. Varios participantes en ellas me cuentan que en los cultos y misas de las iglesias había más "segurosos" que feligreses. Los primeros activistas fueron a la cárcel, y otros en las siguientes también, pero de lunes a lunes fue creciendo el mar humano, hasta que no hubo marcha atrás. Esa fue una revolución del pueblo; no de algunos barbudos que hablaban y hablan en nombre del pueblo.
Me cuesta mucho trabajo incitar desde el exilio a este tipo de peligro, pero no veo alternativa. Que vengan la demostraciones, si no sólo el lunes, la semana entera, y que metan presos a mis hermanos, padres y madres; pero que no cesen, duren el tiempo que duren, hasta lograr lo deseado. Sólo así podremos abrirle el camino a una nueva Cuba.
Gema,
Alemania |
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A Pablo Milanés le ha dado, nuevamente, por hablar m…edido (bien pudiera costarle unos buenos años, nuevamente, en las UMAP —con respeto a los que tal experiencia les resultó traumática). Ahora resulta que los cubanos somos imbéciles e incapaces de dirigir un país. Lo que no quiere o no puede decir Milanés es que fue su idolatrado comandante quien eliminó y obligó a emigrar, para satisfacer su megalomanía y enfermizo amor al poder, a personas con la capacidad de dirigir, gobernar y participar en un proceso democrático, en el cual, "con todos y para el bien de todos", no ocurrieran los errores (el culpable sólo tiene un nombre: Fidel Castro) de los que Milanés se lamenta. Una cosa debe quedar clara para Milanés: con testaferros como él y Silvio los errores continuarán.
Jaime Blas,
Miami
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