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El artículo El oficio de mentir muestra parte de los problemas que tendrán los historiadores, en el futuro, para escribir el capítulo dedicado a estas casi cinco décadas. La prensa oficialista puede ser la fuente para mostrar el arte de la manipulación. Pero debemos reconocer que nombraron bien la actividad: se trata de un Festival. Nadie puede tomar en serio toda esa retórica y, los que hoy reciben premios por mentir y manipular, mañana los veremos como grandes arrepentidos.
Miguel Antonio |
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El artículo Elogio del apagón es tan breve como confuso acerca del carácter supuestamente iluminador del apagón. Si el autor pretendía hacer humor a través del uso de la ironía, a mi juicio, no lo logra: se queda si acaso a medias, porque ni siquiera a tres cuartos.
Siempre resulta irritante leer a alguien que trata de escribir sobre lo que no conoce. El autor no tiene ni idea de cómo vive el hombre en los países industrializados y lo que hace es repetir toda la monserga que el comunismo tropical cubano ha reinventado acerca de la alienación, la tecnologización y el antiespiritualismo de las sociedades altamente desarrolladas.
Por eso es que lo trata de "infeliz que está agonizando de civilización", le mete en laticas toda su comida, le amputa las piernas y se las cambia por neumáticos, le convierte su casa en un laboratorio donde el Internet le roba el alma y como resultado de todo eso lo declara "perdido". Para rescatarlo de su caída en barrena y regresarlo al paraíso, la fórmula secreta es el apagón; o sea, el regreso a la oscuridad y a la bestialidad de las cavernas.
De paso, y como quien no quiere las cosas, nos amenaza con un próximo artículo en el que defenderá esa tesis del cubano polisensorial. También aprovecha para alinearse con el gobierno cubano en su repudio por la Ley Helms-Burton, y para borrar de golpe y porrazo a la disidencia, que ahora resulta ser que es de "ayer", y que ante la amenaza de tal Ley "cierra filas" junto al gobierno cubano.
Rolando R. Carmenates,
Miami
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Desde hace 6 meses vivo en México, pero desde que estaba en Cuba leía a diario Encuentro en la Red. Me parece extraordinario el trabajo que realizan, gracias a ustedes mucha gente lee a diario la verdad sobre Cuba. Me impresiona sobre todo la inmediatez de las noticias, cómo están pendientes todo el día del acontecer de Cuba. Los felicito.
Yohancy Perdomo |
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Quiero que lleguen mis felicitaciones al autor del artículo México: Brindis por Raúl Rivero, por esas bellas líneas dedicadas a Raúl Rivero. Son grandes las paradojas del destino. El día de su liberación me encontraba en uno de los pasillos de la Facultad de Artes y Letras de la Universidad de La Habana y se me acercó un amigo y me susurró la noticia en el oído. Luego el susurro pasó de amigo en amigo. Desde la esquina de Zapata y G también se brinda por la liberación de Raúl.
Un amigo habanero |
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He leído Consenso Progresista: Un proyecto independiente para el siglo XXI cubano, y estoy plenamente de acuerdo.
José I. Pérez,
Miami
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"El Preso Convertible", la frase no es mía, pertenece a Martha Beatriz Roque. La expresó hace unos pocos días en una entrevista telefónica desde La Habana, cuando conversaba con los presentadores de un popular programa de la radio de Miami.
Castro no sólo estafa con los "pesos convertibles" o chavitos. También lo hace con el uso de presos como moneda de intercambio para que le den créditos, levanten sanciones o, como dice Raúl Rivero, "tener buena prensa". Y también el apoyo de algunos eurodiputados necesarios para lavar su imagen ante la Unión Europea y alguna que otra parte de la opinión pública mundial.
Debe estar claro que no han habido ni indultos ni amnistía. Sólo "licencias extrapenales", una especie de eufemismo para hacer saber que el preso sigue a disposición del carcelero. Pero al menos eso ya es algo mejor para aquellos que han estado sometidos a la crueldad de haber perdido su limitada libertad sólo por escribir, decir o reunirse con quien hayan deseado hacerlo. Nunca debieron estar presos. Porque sólo hicieron lo que usted, lector, y yo hacemos a diario, sin miedos.
Es hora de no olvidar a los que siguen presos, como por ejemplo Oscar Elías Biscet. Él y más de 300 compatriotas permanecen aún en las prisiones, como "presos convertibles" para futuros negocios. El régimen puede ser malo para producir leche, carne o electricidad, pero es muy eficiente para producir presos y si son "convertibles", mejor.
Hildemaro Montejo,
Weston, Florida |
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Cuando trato de imaginarme la atrocidad del encierro que tuvo que padecer el poeta Rivero en las cárceles cubanas de Fidel Castro. Todo esto, a pesar de la belleza que me rodea, me sigue confirmando la barbarie de estos dictadores de baja calaña. Seres bestiales que desconocen el significado de la vida. Un verdadero ser humano, que obrase con amor, no sometería a nadie a semejante crueldad. Celebro y festejo la liberación del poeta, y brindo por la fortaleza de su corazón, por haber resistido el aliento de la bestialidad de aquellos hombres violentos, que se sienten poderosos al someter la sensibilidad de una persona que se rebela ante la opresión. Si todos nos despertásemos al unísono, podríamos comenzar una cruzada revolucionaria, armados hasta los dientes de poemas y canciones, de frases y palabras, de amor y de perdón.
Juan Pomponio
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Sólo alguien que no conozca a Rafael Alcides Pérez (como el lector Julián B. Sorel) puede descalificar su artículo En el nuevo cumpleaños de Raúl Rivero de manera tan lapidaria y antipática. Rafael Alcides, poeta imprescindible de la literatura cubana, es uno de los pocos escritores de la Isla (¿acaso el único?) que ha defendido a Raúl en público o de puño y letra, sin que le temblara la voz ni el pulso. Lo hizo desde el día mismo que encarcelaron al Gordo. Y no se cansa de recordarlo, siempre en La Habana. Yo admiro, respeto, la lealtad y la valentía del poeta de Pata de palo. Declararse antiimperialista no es pecado.
Soñar viejos sueños, tampoco. Odiar al odio, mucho menos. Ante enemigos intolerantes, los amigos pedimos la palabra para decir palabras del propio Alcides: "Olvidar es grato/ pero peligroso:/ la cárcel y la muerte/ están llenas de seres olvidados".
Eliseo Alberto |
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Desde Montevideo, para Raúl Rivero: Tengo en mi memoria infantil la imagen de un tipo gordo, mujeriego, simpático, lleno de cemento y poesía. Lo recuerdo visitando a mi madre, en busca del añorado café de cada mañana, clamando: "Carmita, un buchito de café". Junto a él un grupo de sus colegas de la agencia Prensa Latina que trataban de edificar lo que sería su próxima morada: un edificio de ladrillos rojos, de cinco plantas, en el olvidado Reparto Aldabó de los años setenta.
Recuerdo cada domingo las visitas de Nicolás; recuerdo el auto con su chofer-guardaespalda. Recuerdo a su hija Cristinita, dando sus primeros pasos y su caleidoscopio.
Recuerdo a Iris llorar con mi madre por las cosas de Raúl. Recuerdo que nunca más supimos de él, sólo que andaba por algún lugar, de corresponsal.
En 1989, cuando parecía inevitable que Cuba caería con el mismo peso de Moscú, sentí deseos de ponerme en contacto con Rivero cuando fundó, junto a un grupo de valientes, el grupo opositor más original de todos: Criterio Alternativo.
Hoy, desde la lejana ciudad del sur, le mando un abrazo desconocido a ese tremendo tipo que es Raúl. Ojalá que lo reconforte saber que aquel niño, hijo de Carmita y Luis, de la casita de al lado, es un hombre que lo respeta mucho.
Luisito,
37 años
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Delirante el artículo En el nuevo cumpleaños de Raúl Rivero, en el que se pinta al pobre Raúl en la última trinchera, ametralladora en mano y codo a codo con sus verdugos de hoy, luchando a muerte contra el voraz imperialismo yanqui que va a anexar (¡por fin!) la siempre deseada isla de Cuba. Con amigos así, cualquiera puede prescindir de sus enemigos.
Ese discurso ya lo escuché en otra vida, hace casi 40 años, en casa del difunto Pepe el Loco en el Vedado. Es reconfortante comprobar que, pese a los dos o tres cambios que el mundo ha experimentado desde entonces, alguna gente mantiene incólume su lucidez patriótica y su espíritu antiimperialista. Lástima que utilice el nombre de Raúl y las páginas de Encuentro para perpetrar ese bodrio.
Julián B. Sorel |
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