Cartas
www.cubaencuentro.com Jueves, 27 de enero de 2005 www.cubaencuentro.com

Encuentro en la Red agradece los comentarios, inquietudes y críticas de sus lectores. Las cartas no deberán exceder las 200 palabras e incluirán el nombre y la ciudad del remitente. La redacción se reserva el derecho de editar o resumir los textos.

El artículo Propiedades y reconciliación es como un ensayo irreal de buenas intenciones, como un brindis al sol realizado por una persona que no conoce la Cuba actual y que conoce aún menos la transición de los países del antiguo Telón de Acero.

Los cubanos expropiados en Cuba no son equiparables a los americanos aliados de Gran Bretaña que huyeron al Canadá después de la independencia americana, ni con los colonos extranjeros en la India o China, esa es la óptica que emplea el gobierno cubano actual y que no se sustentará en una democracia. Lo más posible es que sean los expropiados los que gobiernen Cuba a través de sus representantes locales, son los únicos con el capital político y económico que exigirá la tarea.

El caso cubano sí presenta enormes similitudes con los de varios países de Europa oriental en los que se ha restituido la propiedad. En Cuba la mayor parte de las propiedades en disputa son de propiedad estatal y en muchos casos, presentan un estado lamentable. Las viviendas y edificios de calidad están ocupados por instalaciones estatales o dedicados a protocolo por el Estado. La empresa Cubalse, por ejemplo, dispone de 1.600 viviendas confiscadas que alquila a extranjeros.

Se tratará de una simple devolución pactada de propiedades estatales a sus propietarios e inevitablemente la restitución a sus propietarios de las propiedades ocupadas por los jerifaltes del régimen y por la nueva clase, una medida que será en extremo popular y demagógica y un caramelo muy goloso para los políticos del futuro.

Puede que el gobierno del futuro cree esquemas para conservar parte de la propiedad devuelta o puede que sólo entregue su usufructo, pero lo seguro es que se desprenderá de inmediato de gran parte de sus propiedades, como sucedió en la URSS. Los expropiados y EE UU se cuidarán muy mucho de que las propiedades vayan a parar a manos de mafias ya presentes en Cuba. Es muy poco probable que los ocupantes de viviendas de los barrios populares de La Habana se vean afectados, lo máximo que les puede pasar es que se les reubique en mejores viviendas o que vean aparecer por su barrio a los ídolos caídos que no hayan abandonado el país rumbo a España o México.

Caridad Vidal,
Sevilla

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Cuando viajo al extranjero leo esta publicación, pues es diferente de muchos otros medios en el exilio, para no hablar de Cuba, donde la repetición agota; tiene discusiones renovadoras. El artículo Propiedades y reconciliación brinda nuevas ideas sobre el tema de las propiedades confiscadas. Felicito al autor y a Encuentro en la Red por esta propuesta de economía de mercado y Estado de Derecho pensando en todos los cubanos, no en unos pocos; pensando en el futuro, no en el pasado.

Orlando,
México D.F.

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El artículo La movida miamense, en el cual se refieren al surgimiento de actividades culturales en Miami, es muy optimista. Pero de ninguna manera pueden afirmar que aventaja al movimiento artístico cultural que hay en Cuba, con una fuerte actividad editorial, dinámicas galerías y el Museo Nacional de Bellas Artes, el cual es un tesoro de las artes plásticas. Personalmente, he visitado algunos de los centros musicales miamenses, como Hoy como Ayer, en la calle 8, y la Casa de la Medina, y el Teatro Avante y Abanico, y es más bien la reiteración de un pasado inmediato olvidado definitivamente por La Habana. Todavía falta mucho para hablar de un movimiento cultural.

Jaime Cortes,
México

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No hay dudas de que en el futuro, luego de la democratización de la Isla, Europa (y con ella España) se quedará corta a la hora de entablar relaciones económicas y negocios con el futuro gobierno. Sin duda alguna, las relaciones económicas se centrarán en los negocios con EE UU, que, por su cercanía, es ya de preferencia. Pero no creo que sea por ello, que en especial España le tienda la mano a Castro. Es inexplicable que EE UU esté de acuerdo con hacer el papel del malo hace 46 años, cuando España ayuda (y se autoayuda) al régimen, independientemente de cuantas barbaridades hizo y sigue haciendo. Es lógico que sólo los negocios españoles (en su mayoría) existentes en Cuba, son la causa de las presiones a su gobierno. Cuanto siga sufriendo el pueblo cubano por este motivo, es poco interesante. The show mus go on y el dólar (poco o mucho, da igual) que siga corriendo. Los escrúpulos se quedan en Madrid.

Gema,
Alemania

Referencias
Se equivocan las palomas
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Quería referirme al artículo recientemente publicado Sontag, Carpentier y la moneda del castrismo. En realidad, el régimen hizo toda una alharaca alrededor del centenario de Carpentier y, si algo tenemos que reconocer, es que este escritor forma parte inseparable de nuestra herencia cultural, aunque haya servido al régimen hasta el último minuto de su vida.

Quiero referirme a que a principios de la década de los años setenta, en la Embajada de Cuba en París, el hoy tan homenajeado Carpentier no contaba ni con un auto (todos los otros diplomáticos tenían), ni tampoco secretaria para responder al correo que se acumulaba y que, en muchas ocasiones, era procedente de personalidades políticas o de la cultura.

Parece que, para el régimen de La Habana, los intelectuales sólo merecen reconocimientos después de muertos y… no todos, porque ya murieron varios en el exilio que siguen en "la lista negra".

Miguel Antonio

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El artículo Propiedades y reconciliación es muy esperanzador por la manera equilibrada y juiciosa en que ha sido tratado ese tema tan delicado y polémico de nuestra historia reciente. La mayor prioridad que tendremos una vez que termine la tiranía comunista, es la de reconstruir nuestra patria sobre la base de un Estado de Derecho, donde se respete a los ciudadanos ejercer libremente la propiedad privada.

Sin dejar de reconocer las justas reclamaciones que harían los que fueron arbitrariamente despojados de sus propiedades, hay que prever que el país saldrá de esta pesadilla totalitaria más depauperado que cuando terminó la guerra de independencia contra España. Esa dura realidad obligará a todos a reflexionar en el hecho de que el nuevo gobierno democrático que asuma la responsabilidad de regir los destinos de sus compatriotas se verá presionado a establecer una suerte de política económica de emergencia, que comience a sentar las bases para restaurar en Cuba un sistema económico y político que garantice a los ciudadanos la creación de riquezas.

No bastará que el individuo tenga un espíritu emprendedor, será necesario que exista un sistema y gobierno que favorezcan la actividad empresarial. En esas circunstancias, poner como condición a la sociedad cubana el pesado fardo de la solución de los litigios para compensar a los antiguos propietarios expropiados, tendría un costo económico y político tan grande que haría fracasar el justo anhelo que abrigamos la mayoría de los cubanos: garantizar una patria con todos y para el bien de todos. Entraríamos en un nuevo círculo vicioso que sólo beneficiaría a los herederos políticos del grupúsculo que usurpa el poder hoy día. Confío que en ese momento los cubanos sabremos encontrar las fórmulas adecuadas que permitan saldar las nefastas cuentas pendientes. Unas de las muchas lecciones que podemos aprender de esta tragedia, es que sea reconocida en nuestra futura Constitución democrática que la propiedad privada sea derecho inalienable del ciudadano, y su garantía y respeto, un deber inaplazable del Estado.

Frank,
La Habana

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Leo cada día Encuentro en la Red y agradezco profundamente que exista una publicación así. Por suerte, tenemos al fin un periódico sobre asuntos cubanos serio y alejado de los extremos que tanto daño nos han hecho.

Me parece que hay una noticia que se les ha pasado por alto y es la muerte hace ya tres o cuatro días de uno de los dramaturgos cubanos más conocidos de los años "revolucionarios". Se trata de Abraham Rodríguez, que ha muerto en La Habana de un tumor cerebral. Los que tuvieron la suerte de conocerlo aprecian su sabiduría y su calor de amigo, más allá de sus ideas políticas. Aunque ha sido en muchas ocasiones considerado un cronista del régimen (incluso es sabido que fue fervoroso partidario del ideal revolucionario en sus inicios, como muchos de nosotros), los que le conocieron de cerca saben de su verdadero pensamiento y de su apego a la tradición y cultura afrocubanas, a la que se acercó desde una perspectiva popular pero a la vez culta. Su producción fue ciertamente irregular, pero entre nosotros quedan sus obras más memorables, como Andoba y La Barbacoa, para el teatro, y Tierra o Sangre o Un bolero para Eduardo, en la televisión.

John Gay Cabrera

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He estado leyendo interesantes artículos referentes a la labor de Carlos Saladrigas y su grupo de estudio, y felicito su muestra clara de búsquedas de soluciones, así como del destacado economista Carmelo Mesa, Alejandro Armengol y Arturo López Levy, entre otros.

Sugeriría que dedicáramos total espacio a la problemática cubana y no a discusiones banales acerca de las elecciones norteamericanas. Queremos soluciones, vamos a la unidad, al consenso. Ello será la única vía de eliminar la tiranía que rige en Cuba. Todo lo debemos fiar a nuestros esfuerzos y no pensar en invasiones foráneas, en tropas extranjeras, o en si Bush, Kerry o la comunidad europea es la solución. Cuando eso ocurre es muestra de nuestra debilidad. Cientos de organizaciones, grupos disidentes ,"partidos", etc., pululan dentro y fuera de la Isla, pero Fidel Castro, semiparalítico, sigue en el poder. Lloramos al gobierno republicano de USA que aplique medidas punitivas contra el gobierno comunista y quien las sufre es el pueblo cubano. Basta de restricciones, de desunión de nosotros y nuestra familia. No lloremos como niños delante de gobernantes y parlamentos extranjeros para que resuelvan los problemas que no hemos tenido valor de resolver en 45 años de dictadura. Recordemos que tenemos un himno y una bandera y no caigamos en la tentación de regresar al pasado, sino de buscar un futuro sin tiranos, sin enmiendas, sin restricciones.

Daniel I. Marcos

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No es de extrañar que Fidel Castro (no Cuba) quiera integrar el "grupo de situaciones" de Naciones Unidas, encargado de decidir sobre la admisión de denuncias contra países para que sean investigadas por la Comisión de Derechos Humanos. Aquella parte del mundo que tiene vergüenza, ya está acostumbrada, si no resignada, a presenciar sus viles payasadas. Pero siguiendo con esta nueva función que para grandes y chicos nos reserva la ONU, bien merecido tendría su puesto el Comandante junto a Zimbabwe y China, dos de sus fieles camaradas en la lucha contra los derechos humanos. Y por mucho que me rasco la cabeza, no entiendo qué hacen allí Hungría y Holanda. Tal vez no hayan entendido el chiste.

Felipe,
Miami

Referencias
El gobierno cubano quiere integrar un tribunal de la ONU para denuncias sobre derechos humanos
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Me ha impresionado el artículo Cuba: Educación para la violencia, aunque hay un subtítulo en el texto que me ha parecido tan o quizá más propio para encabezarlo: ¿Patria potestad o la potestad de la patria?

La autora, aguda como siempre, toma el toro por los cuernos enfrentando un tema, hasta hoy soslayado, pero de importancia capital: la situación de la familia y la niñez en Cuba. Y empiezo por familia, ya que los niños son su patrimonio. La patria es el conjunto de las familias y no a la inversa, que es como decir que la primera engendra a la segunda.

Porque utilizar a niños como arma política arrojadiza sin el permiso o bajo coacción de los padres es un claro atropello del derecho natural y para llegar aquí se ha debido trastocar la sociedad toda.

El Estado cubano desde 1959, celoso de su poder, aniquiló los partidos políticos y todas las formas de oposición; destruyó el capital evitando oponentes con capacidad económica desde donde hacerle frente; y con la alfabetización descubrió la fórmula de neutralizar a la familia quitándole su mayor tesoro, los hijos, porque hasta en la familia veía otro enemigo de su ambición desmedidamente totalizadora.

La autora aísla un problema capital: dentro de la reconstrucción nacional que enfrentaremos algún día los cubanos, la cuestión familiar y los niños que ella engendra está en la primera línea de prioridades, a la par de la reconstrucción económica.

Recuerdo que al principio de la década de los noventa apareció en la falda del Castillo del Príncipe una enorme valla lumínica con una consigna de abyecto delirio: "Fidel la patria no te traicionará".

Por simple regla de tres, donde la patria está en función del líder y los niños son potestad de la patria, es que los infantes son manipulados para el Comandante en Jefe.

Que la familia es célula básica de cualquier sociedad, es verdad de Perogrullo.

Pidámosle a esos intelectuales de izquierda que tanto les gusta defender la Cuba de Castro, que investiguen que lugar ocupa el respeto a la soberanía familiar en la educación de la Isla.

Mario,
Zaragoza

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