Cartas
www.cubaencuentro.com Lunes, 13 de junio de 2005 www.cubaencuentro.com

Encuentro en la Red agradece los comentarios, inquietudes y críticas de sus lectores. Las cartas no deberán exceder las 200 palabras e incluirán el nombre y la ciudad del remitente. La redacción se reserva el derecho de editar o resumir los textos.

Con satisfacción he releído el mencionado escrito de Ramón Fernández Larrea y lo felicito por siempre mantener vivas esas estampas que a veces escapan de la mente. Paradójicamente, he encontrado más memorias de nuestra Habana, sus personajes y rincones en el extranjero que nunca antes en Cuba.

Por si quiere cargar el arsenal con algunos otros personajes de esa época, le disparo algunos:

-"Fransuá, peste a mierdá": personaje galo que merodeaba por El Vedado y se decía vivía en el cementerio de Colón, contestando siempre en francés a su apelativo.

-"Soplillo": andaba siempre por los alrededores de 23 y O soplando una lata de leche condensada vacía (obviamente), la cual brillaba como acero inoxidable.

-"Escopeta": frecuentaba las partes bajas de El Vedado con su hija, la cual estaba permanentemente embarazada dando shows parecidos a La China.

-"Catalino": Siempre en la ruta 84 (Rampa-CUJAE-Lisa) repitiendo sin parar: "Boniato y caldo, en Mazorra, boniato y caldo".

-"El Guagua": generalmente cubriendo las rutas 27 y 82, y parando en todas las paradas con freno de aire incluido.

-"Latón": rodaba un tanque de 55 galones con una sola mano por toda La Habana.

Rodolfo Monteblanco,
Canadá

Referencias
Carta a María la China (II)
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El arzobispo de Santiago de Cuba, Pedro Meurice, a quien mucho admiro desde la estancia del Papa en Cuba, por su valiente y acertado discurso durante la visita papal a la antes indómita ciudad, ha arremetido ahora contra las uniones civiles homosexuales y la adopción de niños por estos, como para darle la razón a lo de la Iglesia como principal instigadora de la homofobia, pese a su tejado de vidrio y al legado de Cristo, de tanto amor y comprensión.

Plantear que la institución del matrimonio peligra debido a esto, y que la raza humana se extinguirá si dichas uniones proliferan es algo tan pedestre que parece mentira que venga de la boca de un hombre ilustrado.

Los homosexuales han existido siempre, y no van de casa en casa tratando de convertir a la gente al homosexualismo. De lo que se trata no es de dos hombres con velos de novia, o de dos hombres con smoking casándose con toda la parafernalia de las bodas católicas, muy bien cobradas por cierto, sino de dos seres humanos del mismo sexo que tienen todo el derecho de unir sus vidas si se aman, y de poderse cuidar en terapia intensiva y heredarse el uno al otro como los matrimonios convencionales.

Sobre el tema de la adopción no tengo todavía un criterio bien definido, pero en los orfelinatos llevados por curas sobran las historias de pederastia y abuso infantil, así que son los que menos pueden legislar sobre el tema.

Le perdono a Meurice su ceguera homofóbica, porque sus palabras ante el Papa lo elevan por sobre cualquier otra intervención poco feliz como la de este caso.

Baltasar S. Martín,
Miami

Referencias
La Iglesia, el porno y la telebasura
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Gracias al autor de Un plano para salir del castrismo por tan interesante artículo. Claro que eso que él propone es sólo el comienzo, pero luego de democratizar el país, debe de seguirse con la misma idea en cuanto a claridad en planteamientos.

Nuevamente mis felicitaciones por tan oportuna exposición.

Gema

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Acerca del artículo ¿Cae un icono de la izquierda?, es de interés para sus lectores interesados, saber que pueden acceder directamente en Clarín-Chile , sección hemeroteca, a los documentos firmados por el Dr. Salvador Allende, y comprobar el carácter difamatorio del material que está circulando al respecto. Del que, involuntariamente, se ha hecho eco su publicación.

Fundación Presidente Allende,
España

Referencias
¿Cae un icono de la izquierda?
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Al fin los encontré, los felicito, muy buen periódico, los veré todos los días, un cubano con tantos deseos de volver a la patria. Espero que pronto tengamos democracia y libertad.

Gonzalo García,
California

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El concepto abstracto de libertad que desea el hombre latinoamericano que firma la comunicación semi-anónima es muy altruista, pero abstracto al fin. No hay referencia explícita en el mensaje a rutas para la solución a todos los problemas que enumera y que ciertamente aquejan a casi todas las naciones de nuestro continente. A menos que la promesa de derrocamiento del presidente Bush y de destrucción de la revista Encuentro constituya la piedra angular de la solución.

Sin embargo, el estilo, el tono y algunos de los adjetivos que utiliza, le dan un sabor tal al texto, que despierta desagradables recuerdos. Echando mano a un viejo chiste yo preguntaría: "¿no hay nadie más por ahí?".

Gustavo Loret de Mola,
Miami

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Tan pronto he leído este ridículo escrito firmado por "un hombre latinoamericano", que no parece serlo tanto desde el momento en que no se atreve a firmarlo con su nombre, resurge el manido tema de cómo muchos, guiados por las falacias propagandísticas del castrismo, pretenden igualar los referidos problemas de Latinoamérica a los de Cuba. Estrategia brindada a toda la izquierda convertida en los "tontos útiles" para utilizarlos como vehículo de una política totalitaria que no ha sido capaz de resolver siquiera los problemas de los cubanos, los cuales en nada se parecen a los de esa gran masa indoamericana con la cual lo que siempre hemos tenido en común se reduce prácticamente al idioma. En este periódico discutimos y aportamos nuestros criterios para resolver de la mejor manera los problemas de Cuba y de los cubanos basados en nuestra experiencia histórica. No he leído hasta ahora ningún intento de darle solución global a los problemas de esos países, como paradójicamente intenta hacerlo el megalómano cubano desconociendo la ineptitud de sus propios mecanismos. Obviamente, para todo aquel con indudable tufillo a tonto útil o agentillo del totalitarismo cubano, este periódico le parecerá un sitio defensor del "monstruo imperialista". Igual que le parece al desgobierno cubano todo lo que huela a democracia y libertades individuales.

Rodolfo Monteblanco,
Canadá

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He leído con mucho interés el artículo La Habana: ¿Auténticos partidores de lanza?, sobre el homosexualismo en Cuba.

Fue la Iglesia Católica y no el comunismo la madre de la homofobia, al punto que, desaparecido aquel, lo sigue practicando e inculcando aquella, y de un modo muy poco "cristiano", pues estando los curas llenos de culpa, son los que lanzan la primera piedra.

Ya de entrada, pedirle el celibato a los sacerdotes es una soberana aberración, que no aparece por ninguna parte en el Nuevo Testamento, y, desgraciadamente, fue el refugio para que muchos jóvenes que se reconocieron "diferentes" escaparan del matrimonio haciéndose curas.

No hace falta abundar en las consecuencias de esta negación de la sexualidad, que nos puso Dios a su imagen y semejanza, pues los cientos de casos de pedofilia y abuso infantil por parte de curas, que explotaron como cafeteras de tanta abstención sexual, hablan por sí solos.

Volviendo al comunismo, y específicamente al caso cubano, Fidel Castro exacerbó el machismo del pueblo cubano, ligándolo con el leninismo y remachando el clavo del dogma eclesiástico.

Pero un pueblo tan sensual como el cubano ejerció entonces como nunca antes su libertad sexual en los tiempos sin sida y sin iglesia, y a Castro y a los curas el tiro les salió por la culata.

Ahí están los testimonios de Reinaldo Arenas, y el hecho irrebatible de que fueron tres intelectuales homosexuales, Lezama, Virgilio y el propio Arenas los que no se doblegaron ante Fidel ni se retractaron de sus posiciones políticas.

El homosexualismo es una realidad tan válida como la otra, y es suficiente tiempo ya para que se respete y se deje de ver como un estigma.

Imagínense un Renacimiento sin Leonardo, una España sin Lorca, una Rusia sin Tchaikovsky, y una Cuba sin Lecuona.

Baltasar Martín,
Miami

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La mayoría de los países latinoamericanos violan los derechos humanos, crímenes a diario, torturas, desapariciones forzadas, violaciones, hambre, miseria, analfabetismo, cesantía galopante, cárceles llenas, presos políticos con cero derechos, pornografía infantil, prostitución, niños sin futuro y sometidos al trabajo esclavo, sin escolaridad, y para qué decir de los yankis, son campeones en el tema de las violaciones a los derechos humanos, Amnistía Internacional lo señala muy clarito. Pronto el amo George Bush será derrocado cuando menos lo piense él y su camarilla de asesinos y sus sirvientes que andan por doquier, incluidos los de este periódico.

Un hombre latinoamericano que quiere libertad para todas las naciones de este continente, incluida los Estados Unidos de Norteamérica.

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El autor del artículo Trampas de las revoluciones afirma que la violencia política de los ingleses de 1648 no fue acaso una revolución, porque únicamente se trataba de defender una libertad conquistada y trabajada desde 1215. Tiene razón: la diferencia entre lo que llaman las aproximaciones "anglosajona" y "francesa" a la historia es justo… cartesiana. "Pienso, luego existo". Primero, hago un proyecto —ideal, utópico— y después trato de hacerlo realidad. (Que la utopía lleve a la debacle, es otra historia, ¿no?) Los "anglosajones", dicen, van a la medida de los acontecimientos, son más À"pragmáticos"? No entiendo por qué el autor afirma que "la Ilustración no era revolucionaria". Bueno, "socialista" o "comunista", ciertamente no, aun si Rousseau señalaba a la propiedad privada como el origen de múltiples males, sin contar que los ecologistas actuales pueden reivindicarlo. Pero la Ilustración fue, ante todo, una gran revuelta contra el "orden establecido" —al gusto marxista—, o la Ley de los religiosos, o las tradiciones reveladas. Hoy por hoy, continuamos entendiendo al mundo bajo su signo, e incluso aquellos que han comenzado —a la manera de Rousseau— a señalarla como el "origen de todos nuestros males actuales", no hacen sino, contradictoriamente, cuando pasan a la acción, extender su alcance. Que la Revolución francesa, pareciera, todavía no ha terminado.

Isis Wirth

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