Cartas
www.cubaencuentro.com Miércoles, 14 de septiembre de 2005 www.cubaencuentro.com

Encuentro en la Red agradece los comentarios, inquietudes y críticas de sus lectores. Las cartas no deberán exceder las 200 palabras e incluirán el nombre y la ciudad del remitente. La redacción se reserva el derecho de editar o resumir los textos.

El artículo Operación Bolivia es muy oportuno y desnuda las verdaderas intenciones del tirano cubano, que ahora recibe oxígeno financiero del aprendiz de dictador venezolano, para llevar a cabo su estrategia desestabilizadora en América Latina.

No es casual la movida política del sátrapa cubano, para penetrar con su maquiavélica ideología la inestable sociedad boliviana. Con mucho oportunismo y demagogia acostumbradas, pretende aprovechar el bajo nivel de instrucción de amplias capas de la población de ese país para ofrecerles una supuesta ayuda desinteresada. Pero es demasiado evidente el propósito que subyace en esa hipócrita actitud, que es apuntalar al señor Evo Morales en su objetivo de ganar la presidencia de ese país, para que luego este señor le devuelva el favor poniendo a Bolivia y sus grandes recursos naturales a merced de la voluntad del viejo dictador cubano y su pupilo autoritario venezolano. Nada, que por mucho que quieran disfrazarse de ovejas, se les salen las orejas de lobos.

Sería un gran retroceso para Bolivia y el progreso de América Latina, que ese país sea convertido en una punta de lanza de los planes antidemocráticos de la dictadura comunista de Cuba y el gobierno autoritario de Venezuela.

Confío en que a estas alturas de la historia latinoamericana los bolivianos, aun con todos los problemas sociales acumulados, sepan elegir al candidato presidencial que asegure salvaguardar los mejores intereses del pueblo de Bolivia, y ese candidato no parece ser Evo Morales.

Francisco,
La Habana

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Discrepo de Huber Matos en que Latinoamérica hace una inocentada idolatrando a Castro, sino que igual a casi todo el mundo, es ignorante de la situación en Cuba.

El cotorreo constante en Miami, desde hace 46 años, por casi la mayoría de los grupos de exilados, se ha dirigido internamente para los cubanos de aquí. Nadie ha logrado una diseminación global efectiva de nuestra realidad hasta tiempos recientes. También reconozcamos que no tuvimos los medios económicos a la par del régimen castrista para alborotar su "robolución". Sólo basta observar la oferta de médicos y medicinas a EE UU por el desastre del huracán Katrina y vemos opiniones favorables por los afroamericanos a Castro.

Aun más, la realidad todavía no nos da en la cara. ¿Por qué existió una revolución en Nicaragua?, ¿qué ha pasado después que los sandinistas fueron derrotados en las urnas? Si una Venezuela antes de Chávez era tan buena con su pueblo, ¿por qué ganó tanta popularidad el mismo? ¿Sobrevivirá Lula en Brasil con la corrupción descubierta?

Latinoamérica sufre un mal endémico heredado de nuestra conquista por España; se sembró terror, explotación, desolación, corrupción, y todavía se ejerce hoy en día. Si idolatran a Castro es porque no conocen lo que en Cuba sucede, y es la culpa colectiva de todos los cubanos que desde afuera nos hemos acomodado y cotorreado entre nosotros y nada más, los latinoamericanos de a pie los bombardeó Castro con su maquinaria de propaganda desde el primer día.

Por último, opino que los cubanos debemos concentrar las energías en poner nuestros asuntos de nación en orden, contra la opinión mundial. Todo lo demás es cuento y bobería.

Carlos Delgado,
Miami

Referencias
Huber Matos califica de 'tremenda inocentada' el apoyo latinoamericano a Castro
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Mi respeto por el padre José Conrado data de cuando vivía en Cuba, respeto y admiración que sólo merecen los hombres sin dobleces: íntegros, honestos, rebeldes, inteligentes y sinceros. Admiro la agudeza y valentía de su pluma y sus palabras. Es reconfortante participar en sus misas y escuchar en la homilía siempre un mensaje esperanzador. Pero leyendo su artículo ¿Por quién doblan las campanas?, entristecí.

Entristecí cuando supe de la decisión de la alta jerarquía eclesiástica de sustituir las campanas centenarias del "templo más emblemático de Cuba", por un nuevo juego de campanas computarizado, regalo enviado por el Papa.

No es posible cambiar el canto del sinsonte, el tocororo y el colibrí. Me resisto a pensar que esas campanas centenarias enmudezcan tristemente en un museo, quitándoles el derecho ganado de repicar en tierra de libertad, y en el justo lugar donde cada uno de sus cantares ha sido una promesa de bonanza y triunfo. Me parece una mutilación de la historia de la fe católica cubana.

Es cierto que Cuba quiere escuchar campanas de libertad, "nuevas campanas que le anuncien salvación", pero me atrevo a asegurar que cuando el grito de libertad se escuche, los brazos que sacarán su canto, les imprimirán la alegría y la novedad del pueblo rejuvenecido. ¿Cómo quitarles entonces ese derecho ganado con los años?, el mismo derecho que corresponde a los cubanos que permanecen en la Isla, a los disidentes que se enfrentan día a día al tirano, de dirigir y guiar a su pueblo hacia una democracia cuando llegue el momento de gritar que Cuba es libre.

Ena R. Columbié,
Estados Unidos

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Aunque estoy de acuerdo con lo que expresara el cardenal Ortega en su rechazo a la supuesta división entre la jerarquía y los fieles católicos a la que alude el embajador cubano en el Vaticano, me sorprende que el cardenal no sepa de dónde vienen esas afirmaciones. Se trata de una de las tesis más socorridas de la llamada "teología de la liberación". Hace poco tiempo tuve la oportunidad de escuchar a uno de esos señores hablar sobre "los obispos príncipes", Ào será los príncipes obispos?, que dirigieron la Iglesia en Latinoamérica, a partir de la llegada de los españoles a estas tierras, y contra los que había que rebelarse. Con una visión absurdamente panorámica, este señor "liberacionista" utilizaba ese concepto refiriéndose a la Historia de Cuba. Es una aplicación de la dialéctica a la relación entre los católicos, naturalmente, para lo que ya sabemos.

O. González,
Chicago

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Cardenal Ortega califica de 'ultrajantes' declaraciones del embajador cubano en el Vaticano
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Nunca es tarde si la dicha es buena. Oswaldo Payá ha pedido disculpas a aquellos que "lastimó en la discordia política". Si Payá hubiera dejado a un lado la prepotencia que lo caracterizó durante un tiempo y hubiese aprovechado inteligentemente el apoyo internacional que mereció su Proyecto Varela para unir y coordinar los esfuerzos en las filas disidentes, tal como ahora lo propone con la base común, quizás la causa por la libertad de Cuba estuviera hoy en una situación más prometedora. De pronto Payá descubre que aquello de "divide y vencerás" es un mal asunto (¡Eureka!), por lo que todos nos alegramos sinceramente del hallazgo.

Manuel Bu Domínguez,
Viena

Referencias
Payá propone 'lluvia de ideas' para unir a la disidencia en una 'base común'
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Yo soy un mexicano que ama a Cuba y su música. He leído aquí el combate contra Amaury Pérez. Mi opinión es que sus puntos de vista son tan respetables como los de Celia Cruz, a quien admiré mucho y era muy política, a veces excesiva, y también escuchamos las canciones de Amaury Pérez. Cada quien que tome la posición que considere más correcta.

Jaime de la Huerta,
Guadalajara

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La clientela ideológica es un fenómeno universal a la política tal como la conocemos hasta hoy, lo mismo en La Habana que en Miami, en Washington que en Pekín, en Madrid, que en Calcuta o Johannesburgo. Mientras exista un acceso desigual a la riqueza y su distribución habrá sectores que vivan de los salpicazos de los tiburones.

En la Isla, cualquiera que haya leído la literatura de los primeros 25 años de la república lo debería saber muy bien; si de algo escribieron Loveira y Ramos fue de eso. Luego, no es responsable para los líderes de opinión en los medios académicos y de comunicación sobre Cuba acusar a Fidel Castro de promover la clientela política cuando ella es prácticamente una segunda naturaleza en los pasillos del Poder. No quiere esto decir que ese rasgo del mundillo político tenga que ser aceptado ni que su universalidad haga mejor o peor al gobierno, sino que en tanto argumento contra el totalitarismo es ineficaz.

Si en algo coinciden las mentes contestatarias dentro y fuera del país es en la condición autoritaria del Estado, en eso no hay confusión. Habría que terminar de superar el residuo visceral que predomina aún en los análisis y traer un poco de practicidad política a los mismos.

Una catedral no se construye en un día.

Ricardo Fronesis,
La Habana

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La sombra del caudillo
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Hay que agradecerle al autor del artículo Ciclón cómo, en medio de tanta catástrofe, "re-contextualiza" literariamente el fenómeno atmosférico que, pese a las debacles que ocasiona, dicen los especialistas —entre optimistas a lo Cándido o demasiado filosóficos, ellos sabrán— es necesario, de vez en cuando, porque regula la temperatura del planeta.

Entre Hemingway, Faulkner y hasta Conrad con su "Tifón", o hasta ese Shakespeare tan avisado, el autor logra que, mientras se lee, volvamos a ver a Edward G. Robinson, tabaco en la boca, pacientemente esperando el ciclón en la bañera, en la película de marras. "Dondequiera que él viene, llegan los problemas".

Pero, el último párrafo, con su alusión a la "teoría del caos", culpabiliza demasiado desde el punto de vista de la religión a EE UU, aun si Armengol nos advirtió previamente de esto, como si hubiera que "prepararse para el ciclón", cuando alude a la relación calvinista de "castigo, voluntad y trabajo". Se trata de "una advertencia, que llega cada vez con más frecuencia a los Estados Unidos". Caramba, lo único que faltaría es decir que Katrina es una "Republican Conspiracy", del mismo modo que, y es el autor quien lo recuerda, Hemingway anticipándose a Castro, catalogaba el huracán como "el enemigo". ¿Para algunas cosas los republicanos conservadores son demasiado "religiosos" y para otras, mejor utilizar su propia religiosidad?

Isis Wirth

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He leído con satisfacción y tristeza el artículo Cuarentones y verdaderamente he quedado impresionado con la certeza de sus argumentos que, por demás, pudieron ser más fuertes pero así fue "maravilloso". Aunque ya tengo 58, también estuve pendiente de las promesas que aún continúan. Esta es una de las vertientes del comunismo: la esperanza; la otra, el control… Hace rato me he dado cuenta de los terribles engaños a que hemos sido sometidos durante todos estos años y, lo más burdo, al engaño de la opinión pública internacional. Los extranjeros vienen a Cuba en visitas dirigidas y les muestran lo que está programado y autorizado, después hacen declaraciones que dan pena y enojo. ¿Se sabrá algún día la verdad de nuestro pueblo, sus sufrimientos, sus años perdidos?

Rene

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He leído en Encuentro en la Red la noticia en la que se describe el documento que firman un notable número de intelectuales, entre los que se encuentran varias personalidades a las que se le han otorgado el Premio Nobel, y en el que reclaman la libertad de los cinco cubanos acusados de practicar espionaje en Estados Unidos. Me vuelve a sorprender cómo este texto, así como la totalidad de la propaganda oficial y no oficial que se difunde sobre este caso y con el mismo propósito, ignora y evita mencionar a Ana Belén Montes, una funcionaria de la inteligencia militar de Estados Unidos que fue detenida el 20 de septiembre de 2001, acusada de espiar para el gobierno de Cuba. Como se sabe, Montes fue encontrada culpable al año siguiente de su arresto y se le condenó a sufrir una pena de 25 años de prisión. ¿Hay alguna razón que explique la ausencia de Ana Belén Montes de toda esta campaña para liberar a los miembros de la llamada "Red Avispa" o es que con el silencio se reconoce que, efectivamente, esta mujer era espía del gobierno cubano?

Javier Figueroa

Referencias
Premios Nobel e intelectuales exigen a EE UU liberar a cinco espías cubanos
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