La imagen se ha convertido en el ente de representación más eficaz y versátil de la cultura contemporánea. Su poder es semejante al que poseía el narrador omnisciente de la novela realista del siglo XIX: todo lo ve, todo lo escucha, todo lo siente. Ahora, con o a través de las imágenes, se hace la historia, la política, las operaciones de fetos o de cuerpos con disfunciones naturales; se conoce el sistema solar y las galaxias más próximas, el genoma humano y la conquista de territorios.

Almuerzo (Liudmila Velasco & Nelson Ramírez de Arellano).

De igual manera, la imagen contrae o expande el conocimiento y lo condiciona en su modo de situarse o representar la realidad. Se convierte en el puente ideal para unir opuestos, que hasta hace muy poco parecían irreconciliables en su orden cognitivo y racional: Física Quántica y Teoría del Campo Unificado, macrocosmo y microcosmo, ficción y realidad. A una velocidad vertiginosa, la imagen ha extendido su imperio a todos los campos del saber y, desde el punto de vista comunicativo, gana la batalla al texto, aunque su producción y contenido está condicionado por una semántica procedente de discursos construidos por la hermenéutica textual.

Los mecanismos de significación de la imagen y su avasalladora presencia cultural son la temática de la exposición colectiva Doble seducción, comisariada por Rosa Pera y Dannys Montes de Oca. La muestra, exhibida recientemente en la Sala Amadís de Madrid, contempla obras de 12 artistas, entre los que destacan los cubanos Ezequiel Suárez, Ernesto Leal, Wilfredo Prieto, Inti Hernández, Henry Eric Hernández, así como Liudmila Velasco & Nelson Ramírez de Arellano.

Según Rosa Pera, Doble seducción "es un periplo entre lo ficticio y lo real, una travesía que toma la imagen como cápsula en rumbo opuesto a lo indudable, un corte transversal en el espejo". Con ello se indica el carácter problemático de la imagen, su ambigüedad y naturaleza contradictoria, al dar la impresión de que su contenido constituye la realidad en si misma, cuando solamente es su imagen.

Cada una de las piezas expuestas aborda temáticas distintas, con recursos expresivos muy diferentes, que hablan de la variedad de matices en el tratamiento contenidista y formal presente en el panorama de la fotografía cubana más actual. Resulta curioso ver cómo las obras dialogan o polemizan entre sí, partiendo de la actitud de estos creadores ante el hecho fotográfico. Según afirma la especialista Dannys Montes de Oca: "Estas obras no caben dentro de un discurso crítico sobre la práctica fotográfica cubana de los últimos años porque, por lo general, aquel todavía se enraíza y enfatiza lo fotográfico y su relación con lo real".

Henry Eric Hernández tematiza la historia a partir de una perspectiva autoral, marcada por el testimonio y el relato personal. Pero donde mejor se aprecia este intercambio de perspectiva crítica es en las obras de Liudmila Velasco & Nelson Ramírez de Arellano, y también en las de Wilfredo Prieto.