www.cubaencuentro.com Viernes, 18 de julio de 2003

 
  Parte 4/6
 
Profetas por conocer
La plástica cubana del exilio ha logrado abrirse camino desde Nueva York hasta París, pero todavía tiene una cita pendiente: el Museo Nacional de Cuba.
por ILEANA FUENTES, Miami
 

Lo cierto es que un artista cubano exiliado no tenía muchas opciones donde exhibir su obra, excepto en Miami. Así surgieron las primeras galerías en el sur de la Florida: Forma, Meeting Point, DeArmas, el Miami Art Center, Galería 24, Galería Bacardí; en Nueva York, la
García Ferraz
Nereida García-Ferraz. 'Sacrificio' (1990). Óleo sobre tela (1,57 m x 1,57 m). Colección privada, Chicago, Illinois.
Galería Cisneros. Fue importantísimo el papel del Museo Lowe de la Universidad de Miami, porque acogió a los cubanoamericanos; la galería del Miami Dade Community College, otro tanto.

En Europa, Gina Pellón, por ejemplo, tuvo que lanzarse a conquistar Holanda, Suecia y Noruega, a pesar de vivir en París; Agustín Fernández, rechazado por sus colegas franceses por el solo hecho de declararse exiliado cubano, se trasladó a Nueva York, donde ya otros artistas exiliados iban forjando espacios. Llinás, Camacho, Castaño, Herrera Zapata plantaron bandera en el predio de Lam y Cárdenas y aún viven en la Ciudad Luz, hoy día mejor anfitriona para con el exiliado cubano. Al exilio de España no fueron muchos cubanos, pero resaltan Waldo Balart y Andrés Lacau, que residen en Madrid desde hace muchos años; Baruj Salinas se radicó en Barcelona, donde cosechó muchos éxitos, y ahora reside en Miami. Juan Abreu cambió Miami por Barcelona, donde se ha radicado.

En Estados Unidos, los cubanos fueron abriéndose paso al principio en universidades y corporaciones; el pintor y grabador santiaguero Daniel Serra Badué, por ejemplo, y el pintor Hugo Consuegra figuran entre estos pioneros. Fueron los verdaderos "abrecaminos" de la plástica exiliada cubana.

Lo que rescató a los artistas recién emigrados del desamparo y posibilitó que pudieran seguir pintando, fue el apoyo de la Fundación Cintas, que lleva el nombre del industrial cubano Oscar B. Cintas (1887-1957). Junto a María Luisa Gómez Mena, Cintas es el otro importante mecenas de las artes cubanas del siglo XX. Cintas destinó en su testamento un legado millonario para un Fondo que fomentara la labor artística de plásticos, escritores, arquitectos y compositores cubanos en el extranjero. Oscar Cintas no imaginó jamás que su Beca se convertiría en sostén e impulso para cientos de sus compatriotas, que apenas tres años después de su muerte conformarían un exilio cultural sin precedentes.

Varias exposiciones colectivas en Estados Unidos fueron precursoras del tremendo auge que vendría después. Son, entre otras, las organizadas por el Centro Cultural Cubano de Nueva York con motivo del Festival de Arte Cubano en 1972 y 1974; Seis pintores cubanos en Nueva York (1975), organizada por el Centro de Relaciones Inter-Americanas, que incluyó a Daniel Serra-Badué, Hugo Consuegra, Sita Gómez, Oscar Magnan, Carmen Herrera y Juan González; y Ten Out of Cuba (Diez fuera de Cuba), en la Galería INTAR de Nueva York, la primera exposición colectiva en recoger el fenómeno plástico que en 1980 escapó de Cuba por el puerto de Mariel.

La ola que desató Mariel

En 1982, la Galería Intar de Nueva York, dirigida por la cubanoamericana Inverna Lockpez, organizó una exposición colectiva con el fin de resaltar la obra de artistas plásticos que habían salido de Cuba durante el éxodo de Mariel. Ten Out of Cuba incluyó a Juan Abreu, Juan Boza, Carlos Alfonzo, Eduardo Michaelson, Andrés Valerio, Víctor Gómez, Gilberto Ruiz, Jaime Bellechasse, entre otros. Se organizó un controversial panel sobre arte y política en el que participamos con el curador Giulio Blanc, los escritores Reinaldo Arenas y Ana María Simo e Inverna Lockpez.

El éxodo de Mariel trajo a estas orillas a quienes, años más tarde, el movimiento de arte hispano o "latino" en Estados Unidos reclamará como suyos, más allá de las fronteras miamenses —entre ellos a Carlos Alfonzo, Juan Abreu y Juan Boza— y a una joven artista —Laura Luna—, que aportará al discurso visual feminista un nuevo elemento de celebración —desconstructor de la mirada masculina tradicional— de lo femenino-corporal.

1. Inicio
2. En 1938...
3. De la misma...
4. Lo cierto es...
5. En 1982 hubo...
6. El arte cubano...
   
 
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