www.cubaencuentro.com Martes, 07 de octubre de 2003

 
  Parte 2/2
 
Cuerdas libres
De profesión guitarrista clásico, el artista cubano Arturo Fuerte recuerda su drama para escapar de la Isla y la realización de su carrera en ámbitos alejados de la censura.
por GABRIEL SALVIA, Buenos Aires
 

¿Cómo se desarrolló tu carrera artística en Estados Unidos?

Empecé a tocar en grupos americanos, rock and roll y esas cosas. Después hice mi propio grupo, mezcla de rock con salsa y guitarra eléctrica, pues soy un rockanrolero. Nos fue muy bien, pero era un campo un poco limitado. Un día empecé a acompañar a artistas por problemas económicos porque me pagaban más, y viajé mucho. Estuve en la Argentina, en Buenos Aires, formando parte de los Gipsy Kings. Seguí estudiando esas músicas que ya conocía por muchas influencias de la música clásica y toda la española que se estudia, además de cosas árabes.

Un buen día me dije: voy a empezar a tocar solo, y empecé a tocar guitarra clásica en un restaurante: una clásica y una rumbita, y una clásica y una rumbita. Hice mi primer disco y ya voy por el tercero. El cuarto lo estoy grabando en estos momentos. Estoy firmando con una compañía que es del grupo Universal. Tengo bailarinas y mucha percusión. Tratamos de mezclar un poco la música caribeña con la rumba flamenca, porque tienen mucho que ver.

¿Cómo es tu cercanía con intérpretes como Paco de Lucía, por ejemplo?

A Paco no lo conozco personalmente, pero es uno de mis ídolos. Paco es un genio de la guitarra. Es un genio, muy rápido tocando, en el nivel de interpretación y memoria. Además, es muy querido en España y aquí en Estados Unidos.

¿Guardas alguna experiencia en particular de la gira por América Latina?

En Latinoamérica me estoy abriendo paso. Estuve en Brasil y, lógicamente, como la propaganda del gobierno de Cuba llega mucho por toda Latinoamérica —y como hay mucha pobreza por desgracia en nuestros países—, entonces la gente piensa que el hecho de ser pobres se debe a que no tienen un sistema comunista. Eso no lo puede creer el que tenga dos dedos de frente, haya viajado a la Isla y se haya metido junto con el pueblo.

En Brasil me han preguntado si era cubano de los malos, y he tenido que decir: ¿cuáles son los buenos y cuáles los malos? La respuesta fue que los buenos son los de la Isla. Nosotros somos los malos, porque la propaganda castrista se ha promovido mucho en Latinoamérica.

¿Qué le dirías a los artistas o a los jóvenes "rebeldes" del mundo que aún son partidarios del régimen de Castro?

Mi consejo es que recuerden siempre que están en un país que les da el derecho de poder pensar así, a estar en contra —a lo mejor del gobierno de ese país—, y eso se llama libertad. Que la diferencia que hay con un cubano es que no puede pensar otra cosa, porque lo va a reprimir la sociedad y el gobierno, a un nivel indescriptible.

¿Qué otros casos de artistas y músicos conoces que hayan tenido una experiencia similar?

Aquí, en Miami, tienes a Willy Chirino y a Gloria Stefan, que vinieron de pequeños, pero son hijos de padres que vivieron en el gobierno de Castro. Aquí hay una lista muy grande, entre ellos Carlos Molina, que fue el primer graduado de guitarra clásica durante la revolución. Son muchos, muchos, más de los que se conocen.

De la cantidad de músicos que hay acá —que no tienen por qué ser famosos, porque en las orquestas que se forman en Miami casi todo el mundo es cubano—, por lo menos las tres cuartas partes son graduados por la revolución, tanto de la generación mía como de las generaciones siguientes.

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