www.cubaencuentro.com Miércoles, 22 de octubre de 2003

 
  Parte 1/2
 
Tocar como los ángeles
El programa del Festival Miami anuncia para este viernes un concierto de Zenaida Manfugás, a quien Gonzalo Roig calificó como una de las mejores pianistas que ha dado Cuba.
por CARLOS ESPINOSA DOMíNGUEZ, Miami
 

"Vuelve por demanda popular". Así se anuncia en la propaganda del 20 Festival Miami el concierto que ofrecerá el próximo viernes 17 de octubre la gran pianista cubana Zenaida Manfugás. Será en el Maurice Gusman Concerta Hall (campus de la Universidad de Miami, 1314 Miller Drive, Coral Gables. Telf. 305-284.4940), y compartirá el programa con el también pianista Mauricio Vallina, en una noche —según se lee en el programa— de danza y romance.

Zenaida Manfugás
Pianista Zenaida Manfugás.

Una oportunidad estupenda para disfrutar las cualidades que tanto se han destacado en tan destacada artista: la belleza de su sonido, su técnica clara y segura, su sensibilidad, su temperamento, su capacidad para enfrentarse con igual maestría a piezas de autores de diferentes escuelas y épocas. Muchos seguramente la han de identificar con Ernesto Lecuona, por el especial talento con que ejecuta las piezas de éste.

El propio Lecuona la consideraba la mejor intérprete de su música cubana, y no vacilaba en suscribir la afirmación de Gonzalo Roig de que es "una de las mejores pianistas que ha dado Cuba en todos los tiempos". Ese elogio Zenaida Manfugás lo confirma con sus maravillosas ejecuciones de obras de Ignacio Cervantes, René Touzet, Roig, José Urfé, Eliseo Grenet y Antonio María Romeu.

Sin embargo, con no menos brillantez se desenvuelve en piezas que firman compositores extranjeros. En su repertorio figuran así la Apassionata de Beethoven, la Tocata de Debussy, la Sonatina para Ivette de Xavier Monsalvatge, los Valses poéticos de Granados, el Concierto de la Coronación de Mozart y el Concierto Nº 5 de Shostakovich. Unos músicos que ella interpreta desde que era una adolescente, y que, a raíz de una de sus primeras presentaciones en La Habana, llevaron a Gastón Baquero a escribir desde las páginas del Diario de la Marina:

"Zenaida Manfugás interpreta ya a los grandes maestros con tanta alma, con tanta elegancia, que no se necesita ser un técnico de la apreciación musical para comprender que se tiene delante a una promesa genuina". Y añadía: "Conmovía verla ante el piano, desarrollando la difícil y austera estructura de un Haydn, o la tremante espiritualidad de Federico Chopin".

No fue Baquero el único que ya desde entonces supo ver en aquella joven de sonrisa inocente, y que se mostraba asustada ante los aplausos que recibió, a una artista de prometedora carrera. Otras notables figuras del mundo intelectual, como Juan J. Remos, Antonio Iraizoz y Jorge Mañach, coincidieron con la valoración del autor de Magias e invenciones. Mañach —también lo hizo Baquero— se refirió a las condiciones de absoluta pobreza en las cuales Zenaida Manfugás había llevado adelante su vocación (tenía que practicar en pianos ajenos, pues carecía de uno propio), así como a la desventaja que en aquella sociedad significaba ser una muchacha "de color". Cito la frase empleada por el autor de Indagación del choteo. Manfugás, en cambio, prefiere decirlo en buen castellano: "Yo digo que soy negra, no soy de color. ¿No se dice un blanco, un chino, un indio? ¿Por qué voy a decir que soy de color? Soy negra".

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