www.cubaencuentro.com Jueves, 13 de noviembre de 2003

 
  Parte 1/2
 
Ensayo sobre la lucidez
Las cosas en su sitio. José Saramago, desde la izquierda, apuesta por los Derechos Humanos como la mejor propuesta.
por MIGUEL RIVERO, Lisboa
 

A pesar de su nítida aclaración, la persistente prensa oficial cubana ha insistido en manipular los sentimientos de José Saramago acerca de la represión en la Isla.

J. Saramago
Novelista Saramago: 'Todo está en la Declaración de los Derechos Humanos. Cúmplanlo'.

Desde que el Premio Nobel de Literatura dijo "Yo no he roto con Cuba", en una entrevista publicada en el diario Juventud Rebelde, la frase se convirtió —para los escribidores del régimen— en una tácita rectificación de sus declaraciones de ruptura, después de los fusilamientos y las largas condenas contra 75 disidentes cubanos.

De acuerdo con la interpretación de La Habana, eso significaba que no había una quiebra de Saramago con la política del régimen cubano. La fórmula que aplicaron, como siempre, fue de un simplismo absoluto: solidaridad con Cuba significa apoyar al Gobierno, ergo, simpatía sin reservas con Fidel Castro, símbolo de Cuba para algunos izquierdistas trasnochados.

Sin embargo, el novelista se encargó de colocar todo en su sitio, cuatro días después, en el Café Filosófico de Sao Paulo. Allí dijo que no había cambiado "nada acerca de su condena a las ejecuciones y las penas de prisión", decretadas por Castro. El escritor fue todavía más preciso: estos hechos le llevaron a romper con el régimen cubano, pero no con la gente que vive en la Isla.

Saramago está dando los toques finales a su próxima novela, que se llamará Ensayo sobre la lucidez. Las precisiones que trazó en Sao Paulo no pueden ser más lúcidas. Nada de confusiones. Ser amigo de Cuba, no significa renovar la amistad con el régimen cubano.

En abril de este año aseguró que "Cuba no ha ganado ninguna heroica batalla fusilando a esos tres hombres, pero sí ha perdido mi confianza, ha dañado mis esperanzas, ha defraudado mis ilusiones", por lo que concluyó: "Hasta aquí he llegado". Afirmó en esa fecha que "disentir es un derecho que se encuentra y se encontrará inscrito con tinta invisible en todas las declaraciones de derechos humanos pasadas, presentes y futuras".

Es justo reconocer que la periodista de Juventud Rebelde, Rosa Miriam Elizalde, trató de conducir la entrevista por los caminos de la literatura u otras opciones políticas ya conocidas de Saramago, para después llegar al ping-pong: pronunciar una palabra y que el entrevistado ofrezca una corta opinión.

Fue así que logró casi arrancarle lo siguiente: "Cuba. Yo no he roto con Cuba. Sigo siendo un amigo de Cuba, pero me reservo el derecho de decir lo que pienso y decirlo cuando entienda que debo decirlo".

En ese "pero", pronunciado por el escritor, hay todo un mensaje que los escribidores cubanos no quisieron entender, como tampoco otro matiz muy importante usado en otra respuesta, también en el mismo juego de ping-pong:

"Derechos Humanos. Te doy una respuesta más larga. Le diría a los partidos de izquierda que todo lo que se le puede proponer a la gente está contenido en un documento burgués que se llama Declaración de los Derechos Humanos, aprobado en el año 1948 en Nueva York. No se casen con más propuestas. No se casen con más programas. Todo está dicho allí. Háganlo. Cúmplanlo".

1. Inicio
2. Saramago cita un documento...
   
 
EnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
Sonero soy
MICHEL SUáREZ, Madrid
El mar como última esperanza
CARLOS ESPINOSA DOMíNGUEZ, Miami
El comandante ya tiene quien le escriba
MICHEL SUáREZ, Madrid
Estéticamente correcto
DENNYS MATOS, Madrid
El cura poeta de Bauta
CARLOS ESPINOSA DOMíNGUEZ, Miami
Editoriales
Sociedad
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir