www.cubaencuentro.com Viernes, 23 de abril de 2004

 
Parte 1/3
 
Una gozosa celebración del sincretismo
Público y crítica de Estados Unidos han respaldado unánimemente el primer disco de Yerba Buena, una banda que está reinventando la música latina bailable.
por CARLOS ESPINOSA DOMíNGUEZ, Miami
 

En la reciente edición de los Grammy, en la categoría de Álbum Alternativo de Rock Latino figuró, entre los títulos nominados, President Alien (Razor & Tie/ Fun Machine, Nueva York, 2003). A diferencia de los otros, pertenecientes a Molotov, El Gran Silencio y Café Tacuba, en este caso no se trataba del último trabajo de una agrupación con varios años de trayectoria, sino del disco con el cual se dio a conocer una nueva banda: Yerba Buena. Finalmente, sus integrantes no obtuvieron ese galardón, pero en cambio su estreno no ha podido ser mejor recibido, y desde entonces el éxito no cesa de acompañarlos.

YerbaBuena

La formación de Yerba Buena data del año 2000, y significa la materialización de una idea del venezolano Andrés Levin. Para entonces, éste contaba con una brillante trayectoria que incluía colaboraciones como productor y/o compositor en canciones de figuras de la fama de David Byrne, Tina Turner, Chaka Khan, D'Angelo, Ana Torroja y Macy Gray, además del crédito como productor principal del disco Red + Hot + Rio. The Music and Spirit of Fela Kuti.

Asimismo, en los últimos años produjo temas para Caetano Veloso, Marisa Montes y Ricky Martín, y había sido reclamado por agrupaciones y artistas de la música latina alternativa como Aterciopelados, Los Amigos Invisibles, Ely Guerra y Carlinhos Brown. Todos esos trabajos lo pusieron en contacto con ritmos y estilos musicales muy diferentes entre sí y lo obligaron a viajar a ciudades como Lagos, México, Caracas, Bogotá, y a descubrir nuevos artistas.

Este último fue, por ejemplo, el caso de la cantante cubana Xiomara Laugart, a quien conoció en 1999 durante la grabación del disco compacto Paisajes de un sueño, de la española Ana Torroja. Así que un día Levin se interesó en comprobar cómo sonaría una banda que fuera capaz de reunir y armonizar todas esas influencias, en algo que sería como una especie de universo de las corrientes musicales contemporáneas.

Reunió a un grupo de instrumentistas e intérpretes (además de Laugart, están el percusionista cubano Pedrito Manotas Martínez, el cantante puertorriqueño El Chino, la vocalista Cucu Diamantes, el saxofonista Ron Blake y el trompetista Rashawn Ross, los dos últimos de Saint Thomas) y con ellos grabó en The Fun Machine, los estudios creados por él en Manhattan, los doce temas que componen el disco.

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