www.cubaencuentro.com Lunes, 31 de mayo de 2004

 
Parte 1/3
 
El amigo cubano de Gombrowicz
Una exposición por el centenario del famoso escritor polaco recuerda la participación de Virgilio Piñera en la traducción de 'Ferdydurke'.
por CARLOS ESPINOSA DOMíNGUEZ, Miami
 

Una reciente y, lamentablemente, breve visita mía a Buenos Aires coincidió con la apertura de la exposición El enigma de Gombrowicz, que ocupó una de las salas del Centro Cultural Borges. La organizó el Instituto Cubano del Libro, dentro de las actividades con las que se celebra este año el centenario del nacimiento de Witold Gombrowicz (1904-1969).

V. Pinera
Piñera con la escritora española María Zambrano (1954).

Tenía mucha curiosidad por saber si había alguna mención a un conocido compatriota nuestro que conoció y trató a Gombrowicz en Buenos Aires. Y en efecto, en el texto que figura a la entrada de la exposición pude leer con regocijo, que naturalmente me cuidé de exteriorizar, estas líneas referidas a Ferdydurke, una de las obras más famosas del narrador y dramaturgo polaco: "Ferdyduke (1938), su primera novela importante, se tradujo al español en el Café Rex de la calle Corrientes por un grupo de amigos, entre los que se encontraba el escritor cubano Virgilio Piñera, que se convertiría en el presidente de la Comisión de Traducción de Ferdydurke".

Considero imperdonable, sin embargo, que no hubiera un ejemplar de aquella edición. No creo que hubiese sido muy difícil conseguirlo en la propia ciudad donde se publicó.

La exposición, de hecho, me pareció más bien pobre. Una figura como la del autor de La seducción daba para mucho más y, sobre todo, se merecía algo mejor en una efeméride tan significativa. Se recogen, sí, muchas fotos (de la etapa juvenil del escritor, de las pensiones y hoteles bonaerenses donde vivió, del Café Rex). Hay ejemplares de varios de sus libros, unos magníficos dibujos de Mariano Betelú.

Durante el tiempo en que permaneció abierta se proyectaron además dos documentales, Witold Gombrowicz, hecho por unos periodistas franceses, y Gombrowicz o la seducción, que dirigió Alberto Fisherman y reúne testimonios de amigos argentinos como Alejandro Russovich, Jorge di Paola, Miguel Grinberg y Betelú.

Como es natural, en la muestra se da mucho espacio a la larga estancia de Gombrowicz en Argentina, entre agosto de 1939 y abril de 1963. A Argentina lo unió ese amor complicado que, según expresó, "nos une a un país encontrado ya en la edad madura, en el que tuvimos que penetrar a duras penas, paso a paso, como en un bosque hostil y enmarañado". En especial, para el escritor fueron muy difíciles los primeros años, cuyo gusto amargo y trágico, como apuntó, no habrían de borrarse fácilmente. No halló cabida en el ambiente literario argentino, que en general lo trató con bastante hostilidad. Fue algo que Gombrowicz nunca les perdonó, y en varios textos se refirió a ello.

Del autor de Ficciones, por ejemplo, escribió este texto que aparece en la exposición: "Borges y yo somos opuestos. Él se haya enraizado en la literatura y yo en la vida. Yo soy, a decir verdad, antiliterario. Precisamente a causa de eso hubiera podido ser fructífero un acercamiento con Borges, pero lo impidieron dificultades técnicas. Nos hemos encontrado una vez o dos, y eso ha sido todo. Borges tenía una capillita un tanto obsequiosa. Él hablaba y ellos escuchaban".

Logró, no obstante, hacer algunas amistades entre los creadores jóvenes. En ese sentido, el novelista César Aira ha comentado que "podría decirse que su obra maestra fue la cofradía de amigos que formó a su alrededor". Uno de ellos fue Juan Carlos Gómez (Goma, como lo llamaba Gombrowicz), quien cuando se inauguró la exposición expresó su indignación por la falta de reediciones argentinas de los libros de un escritor que escribió allí muchas de sus obras más relevantes.

1. Inicio
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