www.cubaencuentro.com Jueves, 21 de octubre de 2004

 
  Parte 1/2
 
Gades sí y Celia también
¿Cuba es de todos los cubanos o solamente de los 'revolucionarios', aunque no sean cubanos?
por DIMAS CASTELLANOS, La Habana
 

A pesar de que el constante y creciente número de víctimas fatales en Irak y otras partes del mundo ha convertido la muerte de seres humanos en no noticia; la información acerca del fallecimiento del destacado bailarín español, conocido en el mundo del arte como Antonio Gades, creó consternación en sectores del pueblo cubano.

A. Gades
Bailarín Gades: Miliciano y bienvenido.

El miércoles 21 de julio, la primera plana de Granma, diario oficial del Partido Comunista de Cuba, publicó una foto del artista acompañada de la siguiente inscripción: Antonio Gades. Lamentable pérdida de un inmenso amigo. A continuación, la tercera página, una de las ocho con que cuenta el diario, se dedicó íntegra al artista español. En ella se califica a Gades como "defensor indeclinable de la revolución cubana", quien en ocasión de ser condecorado por el jefe del Estado cubano expresó: "…nunca me sentí un artista, sino un simple miliciano vestido de verde olivo, con un fusil en la mano para dónde, cómo y cuándo, siempre estar a sus órdenes".

Aunque los cubanos de a pie carecen de la posibilidad de expresar sus condolencias públicamente, muchos han sentido la pérdida, y lo recordarán siempre como el talentoso bailarín que fue, con independencia de sus ideas políticas. Porque a Gades, aunque expresó sentirse como "miliciano", los cubanos lo percibimos como lo que era: un gran artista, un virtuoso de la danza que trascendió fronteras, tiempos e ideologías. Sin embargo, cuando la cultura en general, y el arte en particular, devienen prisioneros de la política, entonces dejan de ser lo que son, pierden su universalidad y esencia para tornarse en instrumento del poder.

Para los cubanos es muy doloroso tener que esperar la muerte de los artistas "revolucionarios" para rendirles póstumo homenaje, mientras que cuando desaparecen figuras queridas y cimeras, con el "defecto" de tener ideas diferentes a las del poder político, entonces hay que enterarse por la onda corta, los canales de televisión clandestinos, por vídeos que corren de mano en mano, o sencillamente por el rumor.

Amigos y enemigos del poder

El miércoles 16 de julio del pasado año, cuando el mundo entero lloraba la muerte de la famosa cantante cubana Celia de la Caridad Cruz, los medios de comunicación de la tierra que la vio nacer se limitaron a publicar, en el mismo diario Granma, una escueta nota de prensa, cuya parte más extensa se empleó para calificarla de "activa en las campañas contra la revolución cubana en las últimas décadas e ídolo de la contrarrevolución".

¿Por qué Gades sí y Celia no? ¿Es que Gades es un amigo y Celia una enemiga de Cuba? La respuesta es sencilla. Se trata de uno de los perniciosos efectos del control político sobre el arte; Gades se identificó con la ideología del poder en Cuba y Celia tuvo que abandonar su tierra por no compartir esa misma ideología.

Entonces se interpone la siguiente interrogante: ¿Cuba es de todos los cubanos o solamente de los revolucionarios, aunque no sean cubanos? ¿Qué es Cuba, pueblo y gobierno, o sólo gobierno? ¿A qué cubano se le consultó si consideraba a Celia amiga o enemiga? Sólo en una cosa llevan razón los que así proceden: Celia no era amiga de Cuba; Celia, sencillamente, era Cuba.

Si de méritos se trata, entonces vale la pena recordar que en 1987 recibió una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood. Varios años después, a un tramo de la miamense Calle Ocho se le adjudicó el nombre de Celia Cruz Way. En 1989 recibió el Grammy, premio al que fue nominada en 15 oportunidades; recibió también dos Grammy Latinos y grabó más de 70 álbumes. Obtuvo numerosos discos de oro y platino por los millones de copias vendidas, recibió tres doctorados Honoris Causa en diversas universidades norteamericanas y, en 1994, el presidente Clinton le impuso el National Endowment for the Arts, la más alta condecoración que otorga el gobierno norteamericano en la esfera del arte.

Por su trayectoria, emergieron la infinidad de calificativos recibidos en las más diversas partes del planeta, entre ellos: "institución de la música tropical", "artista de talla internacional", "leyenda musical", "reina de la salsa", "azúcar", "la que sacó a Cuba del mar de las Antillas y la paseó por el mundo"…

1. Inicio
2. El Bárbaro...
   
 
EnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
A la deriva
ANDRéS ISAAC SANTANA, Madrid
Una historia de amor equivocada
ANTONIO JOSé PONTE, La Habana
'La libertad te abre horizontes'
MICHEL SUáREZ, Madrid
Herencia hispana: un reto al futuro
ARMANDO LóPEZ, Nueva Jersey
Motivos para liberar al güije
SUSET SáNCHEZ, Madrid
Editoriales
Sociedad
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir