www.cubaencuentro.com Domingo, 02 de enero de 2005

 
  Parte 2/3
 
Carpentier: exemple et antiexemple
En el centenario del escritor que contribuyera a inaugurar la mayoría de edad de la literatura latinoamericana.
por JOSé PRATS SARIOL, México D. F.
 

Persuasivo y coqueto encantador

Pero la visión pluralista no impide coincidir con Christopher Domínguez Michael cuando en un reciente artículo anota que se trata de "un persuasivo y coqueto encantador". La admiración hacia algunas de sus novelas y ensayos no excluye reticencias: "Alejo Carpentier, padre fundador de una poética que se cuenta entre las más altas manifestaciones de la lengua española, fue también ese grandilocuente, superfluo y omnicomprensivo músico galante, dieciochesco, sin el cual la novela latinoamericana no hubiese atinado a componer su moderna sinfonía".

Por cierto, el admirador de Castro —como también Gabriel García Márquez— escribió una profética novela sobre el tema del dictador. El recurso del método aparece en 1974 y su título está cargado de ironía, al invertir el de Descartes, insinuar que los latinoamericanos estamos muy lejos de la metodología cartesiana. La íntima relación que establece entre nuestra tradición de dictadores y la picaresca española, que culmina —y debe terminar— con el Comandante que ya lleva cuarenta y tantos años de poder absoluto, podría ser una solapada crítica, similar al poema donde Nicolás Guillén se burla de la demagogia oficial del "hombre nuevo", donde confiesa que no es un hombre puro…

El recurso del método hace décadas que no se reedita en Cuba, como tampoco ninguna novela de la poderosa tradición caracterizadora del dictador, desde Tirano Banderas, de Valle-Inclán, o El señor presidente, de Miguel Ángel Asturias; ni siquiera la de otro amigo del Comandante, el paraguayo Augusto Roa Bastos. Y es que Yo el Supremo —también aparecida en 1974— ofrece notables paralelos entre la dictadura de José Gaspar Rodríguez de Francia (1814-1840) y la de Castro (1959-200?).

Las analogías entre los finales de ficción y los reales también involucran la poética del "realismo mágico" y de lo "real maravilloso". Las intertextualidades con el surrealismo —tan de Carpentier— son de una asombrosa similitud con las historietas que Castro genera. No es de extrañar que el novelista tan cercano a Bretón declare —desde París, por supuesto— casi al final de su vida: "Los hombres de mi generación hemos encontrado en la revolución la realización de lo que habían sido nuestras aspiraciones profundas. Ha dado un sentido a mi quehacer. Hoy sé que puedo actuar en función de algo, que los anhelos, las indignaciones, las rebeldías que venían bullendo en mí no habían madurado en vano". En ese quehacer la creación del longevo dictador hace ciertas sus palabras.

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