www.cubaencuentro.com Domingo, 02 de enero de 2005

 
  Parte 1/2
 
Una pelea radial contra los demonios
Crece la lista negra. La Habana lucra con los artistas prohibidos, pero los censura en los medios.
por JAIRO RíOS/ORIOL PUERTAS, La Habana
 

Julián Orbón, Celia Cruz, Paquito D'Rivera, Olga Guillot, Chico O'Farrill, Xiomara Alfaro, Conchita Alonso, Willie Chirino, Maggie Carlés… La lista de autores e intérpretes cubanos prohibidos por la Dirección Nacional del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) se torna interminable.

M. Sosa
Mercedes Sosa: una de las últimas víctimas de la censura cubana.

El número crece cada año que pasa. Basta una simple mirada para comprobar que los bien informados censores no se amilanan ante las peticiones de reconciliación definitiva que provienen de buena parte de la comunidad internacional. Su trabajo es otro: pasar por la guillotina la historia musical de la Isla.

En la lista negra figuran, por ejemplo, notables músicos e intérpretes que viajaron mucho antes de 1959, e incluso bien temprano en los años sesenta. Algunos ni siquiera manifestaron abierta o públicamente sus antipatías hacia el proceso revolucionario imperante en la Isla. Sencillamente mostraron su indiferencia y eso los hizo culpables. Otros llegaron a firmar alguna que otra carta en la que pidieron libertad para su país de origen. Culpables también.

No importó que una gloria de la cultura cubana como Julián Orbón, quien ni siquiera nació en la Isla, dejara una huella imperecedera en la música continental y se vinculara de modo decisivo al grupo Orígenes, hoy tan absolutamente reconocido por la oficialidad cultural.

Tampoco cuentan los sonados casos de cantautores que, tras una intensa vida musical cantando con fervor a favor del régimen incluso, un día dijeron "basta". Es como si despreciaran por igual a "leales" y "traidores", gracias a un peculiar proceder hipócrita, a su cinismo y doble rasero.

Es una gran celda de silencio donde caben "cultos" y "populares". Desde Cachao, Juanito Márquez, Oriente López, Rey Guerra, Zenaida Manfugás y Arturo Sandoval, hasta Gloria Estefan, Albita, Donato Poveda, Pancho Céspedes, Blanca Rosa Gil, Ñico Membiela, los dos Orlando de oro del bolero cubano (Vallejo y Contreras), Annia Linares, Vicente Rojas, Osvaldo Rodríguez y más recientemente El Médico de la Salsa y Carlos Manuel, el del Clan. También Lucrecia. Y Juan Pablo Torres. Y ahora Xiomara Laugart. Y aquel grupo Rhodas en el que unos jóvenes rockeros de pelo largo cantaban aquello de: "Es amor, es amor, es amor, es amor, no sé…".

Prohibidos todos

Son más de cien los incluidos en la lista de la desmemoria musical. Mientras, los estudios de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM) han tenido a bien comercializar una serie en casetes titulada Las Voces del Siglo. Tesoros Fonográficos de Cuba. Se venden al "módico" precio de quince pesos cubanos y están en toda la Isla. Ver en un mismo estante al Benny, Barbarito Diez, Elena Burke, Omara Portuondo, Moraima Secada, Roberto Faz, Abelardo Barroso y Raúl Planas, junto con censurados distinguidos como La Lupe, Blanca Rosa Gil y Rolando Laserie, según las matrices discográficas con que cuentan los archivos musicales habaneros, viene a ser como un remanso, un breve pedazo donde late el fin del castrismo.

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