La entrega 34/35, otoño-invierno de 2004-2005, de Encuentro de la Cultura Cubana, destaca por el Especial Venezuela, preparado por Elizabeth Burgos y Gustavo Guerrero, que ocupa 77 páginas de este número doble. Ellas incluyen colaboraciones de destacados intelectuales venezolanos: John Magdaleno, Antonio López Ortega, Héctor Silva Michelena, Carlos Blanco, Antonio Sánchez García, Herbert Koeneke, Paula Vásquez y Teodoro Petkoff.

El análisis de la situación venezolana, país clave en el ajedrez político de América y en el destino inmediato de Cuba, incluye su evolución política y económica, su caracterización como petroestado, la disección del pasado "golpe de Estado", el papel de los militares, el ataque a la democracia concertado en cooperación con el gobierno cubano, sus políticas de populismo proselitista, así como la relación entre revolución, nacional-etnicismo y neofascismo.

No falta la voz oficialista cuando Margarita López Maya traduce las claves del discurso chavista. Para completar el tema, tres miradas marcadamente diferentes aparecen en textuales: Alexandre Adler, Celia Hart Santamaría entrevistada por Hans-Gerd Öfinger, y Héctor Aguilar Camín.

En esta ocasión el homenaje se dedica al destacado economista y promotor de los estudios cubanos, Carmelo Mesa-Lago. Entrevistado por Rafael Rojas, sobre su obra se pronuncian Jorge I. Domínguez, Jorge Pérez-López, Claes Brundenius, Alejandro de la Fuente, Jorge Rovira Más, Mauricio de Miranda Parrondo, Marifeli Pérez-Stable, Damián Fernández, Carlos Malamud y, desde La Habana, Omar Everleny Pérez, Oscar Espinosa Chepe (preso en aquellos momentos) y Miriam Leiva. Sin duda, uno de los más merecidos homenajes que ha tributado Encuentro.

Mesa-Lago confiesa a Rojas que sus lazos con muchos académicos cubanos son "excelentes" y "admira" la obra de varios de ellos, pero sus relaciones con los dirigentes y funcionarios "siempre han sido muy tensas y actualmente nulas".

Narra algunos detalles de sus intercambios con el actual ministro de Economía, José Luis Rodríguez, como la reunión sostenida en 1990. "En esa reunión limamos asperezas —agrega Mesa-Lago— y José Luis Rodríguez me contó que, para poder referirse públicamente a mis trabajos, él había tenido que hacer una crítica muy fuerte de los mismos. Luego fue nombrado ministro de Economía y Planificación y mantuvimos por un tiempo un intercambio de publicaciones y mensajes, que eventualmente se interrumpió".

En otro tema, el economista reconoce que ha tratado de ser "lo más imparcial posible, aunque no siempre con éxito. Agrega que esa actitud le acarreó "la crítica de ambos extremos del espectro ideológico cubano: de la derecha del exilio, a la que le molestaba que yo reconociera los avances sociales de la revolución y, en la otra orilla, de la dirigencia cubana, irritada por mis críticas a sus descabelladas políticas económicas".