www.cubaencuentro.com Jueves, 27 de enero de 2005

 
  Parte 1/2
 
Ilusiones y precariedad
El dúo Luis o Miguel, una nueva voz crítica en el arte contemporáneo de la Isla, vuelca en su última exposición los recodos de la miseria en la sociedad cubana actual.
por SUSET SáNCHEZ, Madrid
 

A principios de enero se exhibió en la calle Leonor Pérez No. 216, entre Habana y Compostela, en la Habana Vieja, el resultado gráfico de la obra más reciente del dueto creativo Luis o Miguel, ambos artistas egresados de la Academia de Bellas Artes de San Alejandro, y estudiantes de la Cátedra Arte de Conducta que dirige la artista Tania Bruguera.

Dieta
Fragmentos de la obra Dieta, precedente de 'Reporte de ilusiones'.

Bajo el título Reporte de ilusiones —pieza producida con la colaboración de la Embajada de España en Cuba, la Agencia Española de Cooperación Internacional y los Escolapios de Cuba—, esta pareja de creadores prosigue el trabajo que desde hace unos años realiza inspirada por una voluntad sociológica que pone en escena algunas de las zonas más conflictivas y polémicas del imaginario y la realidad del sujeto cubano medio.

Como ya es habitual en la poética de este dúo, el documento —en este caso fotografías manipuladas digitalmente— es exhibido como efecto de un proceso de trabajo que implica la investigación in situ, dentro de contextos generalmente desfavorecidos por el discurso oficial. La obra de estos artistas permite trazar un recorrido por los recodos de la miseria en una sociedad lastrada por una profunda crisis económica, advertir las paranoias que sustenta el consciente colectivo, así como los absurdos mecanismos de poder que tratan de mantener un orden decadente, tanto en la esfera artística como en la extra-artística.

Reporte de ilusiones muestra a través de la fotografía las expectativas y anhelos de personas para las cuales soñar se ha convertido en una herramienta de subsistencia. A través del ofrecimiento de un servicio de sesiones fotográficas a domicilio, totalmente gratuito, los artistas exploran el modo de existencia del objeto de su mirada.

Al hacer partícipes a los fotografiados del proceso creativo, la obra se va conformando en la medida que la persona retratada expresa cómo se compondría su foto ideal. Sobre la naturaleza de la obra, Luis o Miguel explican: "Ofrecimos el servicio de fotografías familiares o personales a domicilio, con la particularidad de poder ser modificadas según el deseo de las personas que las encargaban".

Más allá del testimonio sociológico que comporta la obra, se retoma uno de los más antiguos debates en torno al arte: la relación artista-comitente. En ese sentido, se cuestiona de algún modo la profunda mercantilización que ha experimentado el arte producido en la Isla en los últimos tiempos, mientras se apuesta por una obra que retoma las expresiones neovanguardistas de comprometimiento directo con un contexto y el vínculo arte-realidad.

De hecho, es la capacidad de compromiso ético uno de los elementos más interesantes dentro de la metodología de trabajo de estos creadores, quienes, más allá de una mirada distanciada, se involucran con los actantes sociales incluidos en sus obras, fraternizando con diferentes vivencias que pasan a encarnar por sí mismos. De ahí que las suyas sean propuestas que se erigen desde el conocimiento intrínseco de las problemáticas abordadas, y no desde las manipulaciones de la representación.

Un valioso precedente en ese sentido es la obra Dieta, en la cual el dúo resquebraja, por medio de una documentación detallada, el supuesto equilibrio que existe entre los planes sociales emergentes del Estado y los resultados verdaderos de los mismos. En este caso el objeto de atención fue la red de comedores públicos habilitados para alimentar a las personas con menores recursos económicos, generalmente ancianos.

Efectivamente, cada persona puede tener acceso a la alimentación diaria con un coste mínimo en moneda nacional. No obstante, la calidad de los productos ofertados en dichas instituciones es tal, que se convierte en un bochorno público, lamentablemente apenas conocido en circuitos de la población que no se ven directamente involucrados en la problemática.

En dicho proceso creativo uno de los integrantes del dueto se sometió a un régimen dietético que suponía la ingesta única de los alimentos ofertados en dichos centros. El resultado fue la pérdida de varios kilogramos de peso en tan sólo un mes. Pero más allá del testimonio y la denuncia implícita en la obra, es sumamente valioso el componente ético que trasluce el mismo proceso de trabajo, donde el escenario social escogido no sirvió como mero referente, sino que se convirtió en la propia vida del artista.

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