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Encuentro en la red - Diario independiente de asuntos cubanos
Miércoles, 27 de abril de 2005
 
Cultura
 
Un son para Juan Pablo Torres
Paquito D'Rivera, Generoso Jiménez y Pucho Escalante recuerdan al 'trombón mayor' de Cuba.
por ARMANDO LóPEZ, Nueva Jersey
 

La tristeza y el son no deben mezclarse. Cuando un sonero se va, suenan tambores. Para hablar de Juan Pablo Torres (1946-2005) —con perdón del jazz—, trombón mayor, sonero de machete y corazón, pongo a sonar su Malagueña con aires de rumba, y su Ají guaguao, cómo pica. Ninguno más fiel al son que este guajiro de Puerto Padre que aprendió a tocar el trombón en una flauta de llaves, de ahí su frescura; mientras su padre hacía sonar la clave, de ahí su cubanía.

J. P. Torres
Juan Pablo Torres (1946-2005).

Pucho Escalante, el fundador del trombón de jazz en Cuba, advierte: "Ya arrastro mis 85 años, pero el ron mantiene claro mis recuerdos… Yo tenía 45 años y Juan Pablo 20 cuando nos conocimos. Un día, porque así estaba escrito, vi en televisión a dos jóvenes, un trombonista y un pianista que acababan de venir de Puerto Padre, Oriente. ¡Tremenda descarga!".

Para Escalante, tocaban con una desenvoltura y una libertad que él no había escuchado antes. Meses después, en abril de 1967, nacía la Orquesta Cubana de Música Moderna bajo la batuta de Armando Romeu, y cada ensayo atraía a jóvenes que querían escuchar la agrupación que reunía la crema de los músicos. Juan Pablo Torres era uno de ellos.

"Se aparecía en los ensayos con su trombón —recuerda Escalante—. Y claro que no le hacíamos el menor caso. Hasta que un día lo reconocí: '¿Tú no eres el que estaba descargando jazz en la televisión?'. 'Sí, era yo, con el pianista Emiliano Salvador'. Y, sin encomendarme a Romeu, le dije: 'Bueno, súbete y toca algo ahí'. Y rompió a tocar, un son jazzeado que nos dejó locos. Linares, el otro primer trombón de la Moderna, me guiñó un ojo de aprobación. Yo miré a mi hermano Luis, el primer trompeta, que hizo gesto de comer frituras de bacalao (le encantaban), y ahí mismo le pregunté a Juan Pablo: '¿Tú quieres tocar con nosotros?' Y metió un sí de contentura que todavía lo estoy escuchando".

Llegó JPT

La adquisición para la Orquesta Cubana de Música Moderna puede calificarse de tremenda. Aquel joven —agrega Pucho Escalante— llegaba con una humildad que contagiaba.

"Me pidió que lo enseñara a improvisar. Decía que estaba verde. Pero fue poco lo que le pude enseñar. Y a Lotario (que así apodábamos a Linares, porque era un negro enorme), le apenaba darle clases en la ENA [Escuela Nacional de Arte]: 'Oye Cabezón (que así me apodaba Lotario), este indio de Puerto Padre toca más que nosotros'".

"Juan Pablo siempre andaba contento, abrazado a su trombón —continúa Escalante—. Amaba tanto su instrumento que en la maldita quincena de Girón, cuando nos obligaban a cortar caña quemada, tiznados, empapados en sudor, y con los dedos tiesos, nos escapábamos al mar cercano, trombones en mano, y después de un chapuzón, nos poníamos a practicar los instrumentos".

Cuando Pucho Escalante se fue de Cuba en 1971, Juan Pablo Torres estaba en la euforia de su triunfo, como productor y director de Las Estrellas de Areito, que él mismo llamaba con orgullo "la descarga más grande que se había hecho en Cuba", y luego con su grupo Algo Nuevo, con el que pudo grabar varios discos, y pegar temas en la radio.

P. D'Rivera
Paquito D'Rivera y Pucho Escalante.

Escalante añade al respecto: "Yo, que lo conocía bien, intuía que no podía estar contento con lo que sucedía a su alrededor. Un día supe que se había quedado en España con Elsita, la cantante del grupo. Y ahí nos carteamos, e hicimos planes que nunca se llegaron a realizar. Afortunadamente, cuando Juan Pablo llegó a Nueva York, ya Paquito D'Rivera había tocado la fama, y le grabó Trombone Man, el disco que fue su presentación en Estados Unidos".

Un tipo fácil con un trombón a cuestas

"Conocí a Juan Pablo en 1966, cuando yo estaba en el Servicio Militar, en la Banda del Ejército —cuenta Paquito D'Rivera—. Coincidimos en una de esas absurdas delegaciones que enviaban a los países amigos. Se llamaba "Los mejores van a Argelia…". Pero Bumediene dio marcha atrás, y claro, "los mejores no fuimos a ninguna parte". Yo tenía 18 años, y Juan Pablo 20, pero ya estaba casado con una prima, y un montón de hijos retratados bajo una mata de mango, foto que les mostraba a todos".

D'Rivera afirma que Juan Pablo Torres era "un tipo fácil con un trombón a cuestas", aunque malo haciendo chistes. "En lo que si era muy bueno era tocando aquel trombón rarísimo, chino, o marciano, que sé yo. Tenía una campana enorme, que miraba hacia arriba, como la trompa de un elefante. Yo nunca había visto un trombón así, ni tampoco a ningún cubano que tocara el trombón como Juan Pablo. Le arrancaba unas notas altas, una melodía, un fraseo, como si fuera un saxo o un violín. Le encantaba tocar un choriño que se llamaba Recado: torí, ri-rí, tará-ra-rá, y cuando estaba más inspirado, las gentes embelesadas oyéndolo, ¡catapum! la campana se iba de lado, y se quedaba colgando (Paquito suelta una carcajada). Y claro, ahí formábamos el choteo, porque los músicos no perdonan".

Paquito D'Rivera recuerda que cuando JPT vino para La Habana con Emiliano Salvador, ambos se unieron al guitarrista Cotán y formaron un grupo de jazz tremendo. "Juanito podía ser un excelente improvisador en el jazz, y lo demostró en Trombone Man, que le sirvió para presentarse en festivales de jazz por todo el mundo; pero él sentía más el son que el jazz. De ahí que en sus otras grabaciones en Estados Unidos, tomara el camino de la música bailable cubana. ¿Y qué otra cosa podías esperar? Su ídolo era Generoso El Tojo Jiménez, al que Benny cantó Generoso, qué bueno toca usted".

¡Qué manera de mover la vara!

"Cuando empecé a estudiar el trombón de vara con 22 años —cuenta Generoso Jiménez—, me preguntaba por qué no se podía ejecutar una melodía en el trombón, como con una trompeta o un saxofón. Y toda mi vida me dediqué a tratar de lograrlo… Un día, mi colega Pucho Escalante me llamó para decirme: 'Oye mulato, hay un chiquito que empezó con nosotros en La Moderna, y ¡cómo toca! Y me fui a la EGREM a escucharlo.

G. Jiménez
Generoso Jiménez.

Y Juan Pablo estaba ahí tocando, como un animal, y me dije, mira este bárbaro, siguió la misma escuela que yo… qué manera de mover la vara… qué fuerza para entrarle a los agudos…".

Generoso Jiménez y Juan Pablo Torres estrecharon una gran amistad. Éste se aparecía en Radio Progreso, donde el primero grababa con la Banda Gigante de Benny Moré. Cogía el trombón y se incorporaba sin ensayar, para que Generoso se fuera a la esquina a tomar ron.

Después, Generoso dirigió unas grabaciones para la Exposición de Osaka 1970, en Japón, y contó con JPT para ello: "¿A quién iba a llamar si no a Juan Pablo, que era un fenómeno… Cuando se fue de La Moderna, formó su grupo Algo Nuevo, que le dio un nuevo color al son, lo revivió. Porque Juanito era oriental, sonero de alma, y tremendo compositor. Creó hasta el ritmo Chiqui-Chaca, pero no pasó nada, porque en Cuba sólo se exportaba la Nueva Trova, que le cantaba a la revolución. Y si un músico viajaba al exterior, sin publicidad alguna, la cáscara que ganaba tenía que dársela al gobierno. Juan Pablo se comía el trombón y no era nadie. Arturo se atragantaba con la trompeta y no era nadie. Paquito era un monstruo en el saxo, y tampoco era nadie. Claro que tenían que largarse".

Uniendo las dos Cuba

En 1978, Generoso Jiménez resbaló con una cáscara, perdió los dientes, y tuvo que regalar su trombón a su hija Regina: "Me dediqué a las orquestaciones, a tocar piano, y a dar muela con los vecinos. Ni sospechaba lo que me venía encima. En 2000, Juan Pablo se apareció en Cuba, en mi casa, en San Indalecio y Vía Blanca. Me encontró sentado en aquel portal que extraño tanto, y me dijo: 'vengo a hacer un disco a dúo contigo'".

Era el homenaje de un alumno a su maestro. El álbum se llamaría Generoso qué bueno toca usted, completamente con piezas de Jiménez.

"Me temblequearon las piernas Y hasta miré para el cielo, a ver si el Benny me iluminaba. ¿Qué iba a responderle? Ya no podía ni mover la vara. Y con una prótesis del período especial, ¿cómo iba a sonar aquello? Pero insistió. Y nos fuimos a unos estudios en Playa, y nos pusieron los micrófonos, y arranqué yo, con cuatro compases, y Juan Pablo me respondió con los cuatro suyos, y la gente ahí, asombradas de escuchar a dos trombones conversando en los registros bajo y medio, porque yo, al que alguna vez llamaron el 'trombón majadero', ya no podía subir a las notas altas".

En la grabación de aquel disco estuvieron Changuito, en las pailas; Tata Güines en las congas, y el hijo de Rubén González al piano. "Ya tú sabes, la crema, y me entró pena de no poder sonar como ellos se merecían —apunta Generoso—. Pero Juan Pablo me alentó, con un cariño de hijo. Y le pedí unos días. Y me escondí a estudiar el trombón seis horas al día, como en mis comienzos… Cuando nos volvimos a encontrar en el estudio, ya lo hice mejor. Claro que ya no era el que alguna vez matizó los agudos, pero ahí está el disco, fue nominado para el Grammy, escúchalo".

Paquito D'Rivera puso el saxo, en Nueva York, y Arturo Sandoval la trompeta, en Miami. "Y ese disco, que unió a las dos Cuba, y que me devolvió a la vida, se lo debo a dos grandes de la música cubana: al Benny Moré, que un día se le ocurrió cantar mi nombre, y a Juan Pablo Torres, que no olvidó a este viejo trombonista. ¡Y qué honor inmerecido! El verdadero padre del trombón cubano era él y no yo. Juan Pablo tocaba un son de corazón".

 
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