Son ya varios los fotógrafos cubanos que han expuesto sus obras en el Centro de la Imagen (Plaza de la Ciudadela 2, México D.F.). A ellos se ha sumado recientemente Mina Bárcenas (1965), una habanera que desde 1991 reside en Mérida y que en el 2000 adquirió la nacionalidad mexicana. A ella pertenece la muestra Territorio de nadie, una de las tres exposiciones que esa institución inauguró como parte del programa del Festival del Centro Histórico.
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El Coppelia (Mina Bárcenas). |
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Bárcenas se inició de manera autodidacta en la fotografía en 1990, y después tomó algunos talleres en Cuba y en México. Eso le ha permitido dedicarse por completo a esa profesión, en la que cuenta ya con un curriculum muy respetable. El mismo incluye la participación en una decena de muestras individuales en Cuba, México y Estados Unidos, así como la presentación de las exposiciones individuales Bajo la luz que incide (1991), Las inquietudes pasajeras (1992), La otra ciudad (1992), Belize Views (1993) y La Habana, día de un año (1998). La más reciente ha sido Territorio de nadie, que se pudo ver por primera vez en Mérida en el año 2003.
La veintena de piezas que integran su última serie surgieron, según Bárcenas, del "replanteamiento de todas esas cosas que siempre te atormentan sobre la inmigración". A lo cual añade que en ellas ha tratado de "pensar en la utopía, el mito y la caída de los valores". Las fotos fueron tomadas por ella en los viajes que realizó a la Isla entre 1993 y 2003; de ahí a que se refiera a su condición de inmigrante. Son, pues, imágenes captadas desde la óptica de quien regresa a reencontrarse con los sitios que antes fueron los suyos, en los que algunos años atrás vivió. Hay una película del griego Theo Angelopoulos que pienso define muy bien cuál es el sello distintivo de esa visión: me refiero a La mirada de Ulises. Esto es, el personaje que, tras un período de peripecias y peregrinaje por otras tierras, vuelve a encontrar y reconocer lugares y gentes amados. Mas, ¿son iguales los ojos con los que ahora los ve?
Una normalidad engañosa
La primera impresión que dan esas fotos es de absoluta normalidad y sencillez. En todas hay un tratamiento rabiosamente frontal de los espacios habaneros que Bárcenas atrapó con su cámara. A eso hay que agregar la gélida objetividad que las caracteriza, y que las despoja de cualquier atisbo de emotividad o lirismo. Otro detalle significativo que refuerza esa frialdad es la total ausencia de figuras humanas. Los títulos mismos de las piezas son, por último, muy coherentes con esa poética de la austeridad y el despojamiento: La Playa, La Terminal, La Tienda, La Costa, El Parque, El Cine, El Cementerio… |