Gracias a la gentileza de un amigo de la Isla, a quien no se lo he de agradecer lo suficiente, llegó a mis manos un ejemplar de un libro cuya lectura me ha deparado una experiencia tan placentera como enriquecedora. Se trata de Donde vive la música (Ediciones Unión, Ciudad de La Habana, 2004), primero que yo conozca que publica esa excelente compositora que es Marta Valdés (La Habana, 1934).

Está armado a partir de reseñas, artículos, conferencias, textos para discos y entrevistas que la autora de ¿Hacia dónde? acumuló a lo largo de cuatro décadas. Representan una muestra de una faceta suya mucho menos conocida, pero que como ella misma señala, siempre ha estado presente en su trabajo: "El interés hacia la reflexión en materia del arte que ha llenado mi vida, la pasión por encontrar palabras claras para trasmitir mis apreciaciones y acaso influir o, cuando menos, entablar un diálogo con mis contemporáneos a la larga o la corta; la fascinación por la síntesis, crecieron y pasaron a formar parte de una segunda naturaleza que me ha ayudado a sentirme viva en las buenas y en las malas".

Le fascinó por eso, agrega, la idea de "hacer memoria", de "repasar episodios que, en la medida en que armaban momentos de las vidas de quienes no pasábamos de los treinta y pico, nos darían fuerzas para que nos cansáramos de hacer música. Me hace muy feliz el haber tenido la ocurrencia de entregarles a mis contemporáneos de hoy estos fragmentos del ayer, seguramente útiles a quien se proponga arrojar sus propias luces sobre el momento actual o trazar sus propias pistas para acometer la acción del mañana".

Los textos que pasaron a conformar el libro fueron redactados para cumplir fines muy diversos. Unos cuantos vieron la luz en publicaciones como La Gaceta de Cuba o Claves, o fueron leídos por su autora en eventos como el Festival Boleros de Oro. Otros, en cambio, habían permanecido inéditos hasta ahora. Marta Valdés los organizó en seis bloques: Reseñas, Entrevistas, Semblanzas, elogios y homenajes, Notas para discos, Dos grandes del bolero antillano y Tributos. Tres de las secciones van precedidas de páginas introductorias que proporcionan datos e informaciones muy útiles para ubicarlos en las circunstancias en las cuales se escribieron, así como para conocer las razones por las que la autora se ocupa de esas figuras de nuestra música popular.

Son varias las sorpresas y gratificaciones con las cuales Donde vive la música recompensa al lector. Una es comprobar cómo ya desde sus primeros artículos, Marta Valdés tuvo la lucidez de descubrir, en artistas que entonces debutaban, el talento y la calidad que años después iban a confirmar. Ahí está, por ejemplo, Se llama Miriam y canta, donde comenta el primer recital de Miriam Ramos. Resalta su estudio profundo de las canciones, su manera especial de encontrar la palabra clave, la sobriedad de su desplazamiento por el escenario, el carácter personalísimo que imprime a sus interpretaciones. En las notas para la cubierta de un disco de Armando Borcelá, llama la atención sobre uno de los músicos acompañantes, Jesús (Chucho) Valdés, "uno de nuestros músicos más inquietos y jóvenes". Marta Valdés se cuenta también entre las primeras que elogió a Teresita Fernández, compositora sobre la cual incluye en su libro un par de trabajos.