www.cubaencuentro.com Viernes, 09 de septiembre de 2005

 
Parte 2/2
 
En estas páginas vive nuestra música
La compositora Marta Valdés reúne en un libro reseñas, artículos, entrevistas y textos para discos escritos a lo largo de cuatro décadas.
por CARLOS ESPINOSA DOMíNGUEZ, Nueva Jersey
 

De impagable valor testimonial son las entrevistas que Valdés grabó a figuras legendarias de nuestra música popular como Rosendo Ruiz, José Antonio Méndez, Antonio Arcaño, Mario Hernández, Felito Molina y El Niño Rivera. Cuando lo hizo, estos "eran, todavía, fragmentos vivos de una historia musical que nunca va a terminar"; y según expresa, se acercó a ellos con el propósito de encontrarse un poco a sí misma, casi siempre por contraste. Esas charlas están llenas de recuerdos, de confidencias sabrosas, de datos reveladores, que aportan una información de primera mano que trasciende lo meramente anecdótico. El vínculo de colega a colega, la amistad que unía a la entrevistadora con algunos de ellos, el conocimiento que demuestra, el amor y el respeto con que los trata, consiguen que esos artistas se sientan cómodos y como en familia, y hablen con naturalidad y confianza.

La lectura de este libro se convierte así en un fascinante recorrido por la historia musical de Cuba. Además de los artistas ya mencionados, Valdés escribe sobre Ela O'Farril, Adolfo Guzmán, Bola de Nieve, las Hermanas Martí, Odilio Urfé, Ñico Rojas, Frank Domínguez, César Portillo de la Luz, Isolina Carrillo, Enriqueta Almanza, las Hermanas Lago, Giraldo Piloto, Doris de la Torre, Vicente Garrido… A algunos de ellos la unió una relación entrañable, y por eso les dedica más de un texto. Es el caso, para ilustrar con un ejemplo, de Elena Burke, intérprete inigualable de varias de sus composiciones, y a quien califica como "una de las realidades más contundentes de nuestra música popular de todos los tiempos".

A través de estos trabajos y en la voz tanto de la autora como de la de las figuras a quienes ella da voz, se constata la existencia de nuestra rica tradición musical, que no data de hace cuatro décadas y pico, como a veces pretenden hacernos creer, sino que es mucho, muchísimo más antigua. Valdés, por otra parte, muestra la continuidad que tiene esa tradición en valores más recientes como Pablo Milanés y Silvio Rodríguez (en el bloque de entrevistas, figura una con el segundo), o como los más jóvenes Gema y Pavel. A este último, recuerda, lo escogió para que compartiese con ella La Peña de Marta Valdés ("sus canciones nada tenían que ver con las mías y eso era bueno para la salud de aquellas tardes de sábado"). Eran los tiempos en que casi nadie en la Isla apostaba por ese talentoso músico. Sus canciones, recuerda la autora de Donde vive la música,competían en concursos en los cuales alcanzaban la categoría de finalistas, pero en los que nunca resultaban premiadas por ser consideradas "difíciles de cantar" o "difíciles de aprender para la gente". De esas y de otras cuestiones habla Valdés en las palabras que, a solicitud del dúo, redactó para acompañar Art Bembé,el más reciente de sus discos compactos.

Pienso que no hace falta que insista en que estamos ante un libro que rebosa amor por la música cubana. Esa misma música que Marta Valdés ha enriquecido con una gavilla de hermosas canciones, que son ya emblemáticas. A lo largo de sus páginas va desgranando valoraciones justas, estímulos oportunos, sentidos homenajes, todo ello muy bien sustentado y expuesto mediante una escritura transparente, accesible, cordial, fluida. No me resisto a reproducir aquí, como prueba, este texto sobre uno de nuestros grandes intérpretes: "Uno de los secretos que Bola de Nieve supo arrancarle a la vida fue haber descubierto el poder comunicativo de una canción. Lector de buena poesía, conocedor profundo de la música, excelente público de teatro, cuando Bola concentraba toda su carga interior en el mundo de una breve canción estaba haciéndola arribar a una versión posiblemente insuperable. Cuando una canción cristalizaba en una versión de Bola, ya estaba salvada para la sensibilidad de todos los demás. Comenzábamos a necesitarla siempre a su manera, para sentirla renovarse muchas veces dentro de nosotros a partir del gesto invariable, de la pausa imprescindible. Fue así como nos hizo depositarios de su hazaña".

Quienes admiren y disfruten la música que ha compuesto Marta Valdés, reconocerán en Donde vive la música su modo característico de expresarse. Ese estilo reposado, natural, sensible y delicado con que sabe decir las cosas; esa ausencia de afectaciones y engolamientos; esa modélica sencillez, que es tan difícil de alcanzar. En una época cuando se publican tantas obras petulantes, exhibicionistas y pretenciosas, la salida de un libro como éste es muy de agradecer. Y no hay mejor manera de expresar nuestro agradecimiento que leyéndolo.

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