www.cubaencuentro.com Viernes, 18 de julio de 2003

 
   
 
Interludio luchoso
por LáZARO MORELL, Madrid
 

Una de las canciones más hermosas y emblemáticas del filin es este Interludio, que comienza, precisamente, con un interludio o una advertencia, independiente del resto de la pieza: "Es muy fácil/ dejarse amar/ como te estoy amando…/ Mas yo no sé/ si lo que quiero darte/ es lo que anhela tu corazón". Como ocurre con las mejores obras de este subgénero del bolero, se trata de la expresión de un estado de ánimo, en este caso de una duda, expuesta sin adornos, en un lenguaje que no por conversacional es menos poético, pues su efectividad se basa en la aparente simpleza, en la elección de palabras que pueden ser compartidas por multitudes de enamorados.

Una vez expuesta la duda inicial, el autor hace su oferta enamorada, en una subasta sentimental en constante ascenso. Pone sobre la mesa el resto de las luchas de su vida y la senda que le queda por andar, hacer propias las cosas más profundas y sentidas de la chica o el chico (todo depende de la perspectiva de quien escuche la canción) e, incluso, curar alguna herida que le hubiera dejado un antiguo amor. ¿Les parece poco? Pues el poeta sube la parada. Ofrece, nada menos, convertir al ser querido en la alegría de su vida y en su eterno compañera(o) de aventuras… Hasta aquí, vale, pero donde sí se le va un poco la mano es cuando le promete hacerle cada día una canción. ¿Se imaginan?

Interludio
César Portillo de la Luz

Es muy fácil
dejarse amar
como te estoy amando…
Mas yo no sé
si lo que quiero darte
es lo que anhela tu corazón.

Yo te ofrezco
el resto de las luchas de mi vida,
yo te ofrezco
la senda que me queda por andar
y hacer mías
tus cosas más profundas y sentidas
y acaso restañar alguna herida
que haya dejado en ti el amor.

Yo te ofrezco
que seas la alegría de mi vida,
yo te ofrezco
me inspires cada noche una canción
que tú seas
mi eterna compañera de aventuras
y dejes que le robe la ternura
a tu profundo corazón.

Y hacer mías
tus cosas más profundas y sentidas
y acaso restañar alguna herida
que haya dejado en ti el amor.

Yo te ofrezco
que seas la alegría de mi vida,
yo te ofrezco
me inspires cada noche una canción
que tú seas
mi eterna compañera de aventuras
y dejes que le robe la ternura
a tu profundo corazón.

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