Otra de las grandes canciones primigenias de Pablo Milanés es Ya ves, cuya música tiene las resonancias barrocas de un Michel Legrand y cuya letra evoca la nostalgia cotidiana del Rafael Alberti exiliado en Buenos Aires. Que un cantante popular nos evoque la mejor poesía castellana y que con esos medios se convirtiera en un verdadero ídolo para varias generaciones de habla hispana, es algo que reconforta y que demuestra, también, que la gente no es por definición fagocitadora de carroña. Esto es poesía, y de la mejor calidad: "Una gota de lluvia en mi alma cayó/ una hoja de otoño en mi pecho durmió/ mas un rayo de sol se negó a acompañarme/ por el estrecho sendero sin luz".
Como en la anterior, en esta canción ronda una tristeza palpable, muy cercana a lo que portugueses y brasileños llaman saudade, un sentimiento extraño que nos duele y nos complace al mismo tiempo, porque, ya ves, y yo sigo pensando en ti.
Ya ves Pablo Milanés
Ya ves, y yo sigo pensando en ti como ave que retornará. Ya ves, y yo sigo pensando en ti. Ya ves, y yo sigo pensando en ti aunque sepa que después te irás, mas ya ves, y yo sigo pensando en ti Una gota de lluvia en mi alma cayó una hoja de otoño en mi pecho durmió mas un rayo de sol se negó a acompañarme por el estrecho sendero sin luz. Y que yo siga pensando en ti… Ya ves, y yo sigo pensando en ti como ave que retornará. Ya ves, y yo sigo pensando en ti. Ya ves, y yo sigo pensando en ti. |