www.cubaencuentro.com Martes, 30 de septiembre de 2003

 
  Parte 2/4
 
Castro el infiel
La nueva biografía de Fidel Castro, escrita por el francés Serge Raffy, reconstruye el proceso sobre cómo se forja un autócrata.
por ELIZABETH BURGOS, París
 

Sueños de grandeza

¿Qué sueños de grandeza remotos arrastraba consigo, inscritos en una suerte de memoria anterior, aquel niño que para alcanzar la certidumbre de sí mismo necesitó realizarse, no como ser humano, sino como ser único, excepcional, convirtiendo su ansia de poder en su sustancia vital?

Nueva biografía de Fidel Castro
Nueva biografía de Fidel Castro sale a la luz en Francia

Todo comenzó en un ambiente similar al de la célebre novela radiofónica de Felix B. Caignet, El derecho de nacer. El nacimiento en un bohío de un niño bastardo, hijo de una de las criadas, engendrado por el patrón, no es nada excepcional en América latina; pero el niño vino predestinado y dotado del poder de doblegar voluntades, que puso al servicio de vengarse de las élites que lo excluían.

Ángel Castro, español, gallego, quien según la costumbre, mediante pago reemplazó a un señorito y así hizo su servicio militar en la Isla durante la guerra de independencia, regresa a España llevando a cuestas la derrota del imperio español vencido por el norteamericano, que ya despuntaba como tal. Luego regresa a la Isla para hacer fortuna. Su ambición de salir de la pobreza lo lleva a ejercer toda clase de oficios. Gracias a un colón canario, Fidel Pino Santos, logra alquilarle parcelas a la United Fruit. Va adquiriendo tierras hasta llegar a convertirse en terrateniente y comienzan a llamarlo don Ángel. Se convierte en un patrón implacable y violento. Su amigo y cómplice, Fidel Pino Santos, le sugiere que ya es tiempo de que aprenda a leer y a escribir, y le presenta a la maestra María Luisa Argota, quien se encarga de la tarea.

Como en las novelas, el analfabeto se casa con la maestra de la escuela americana a la que asistían los hijos de la alta sociedad de Banes; la pareja se instala en la propiedad que tiene Ángel Castro en Birán (No es difícil imaginar de dónde proviene la obsesión de alfabetizar de Fidel Castro). Dos hijos nacen de esa unión. Un día llega una mulata con una hija de la misma edad que su hija Lidia, Lina Ruz, de 14 años, y la emplea como criada.

Al primer embarazo de Lina, la maestra cierra los ojos. Nace una niña, Ángela, que es llevada al bohío que ocupa la madre de Lina. Nace un segundo hijo, Ramón, que también va a acompañar a su hermana al bohío. El asunto debe permanecer en secreto, pero María Argota no acepta más la situación: abandona la casa de Birán perdida en las montañas y se instala en Santiago de Cuba con sus dos hijos.

Lina se impone como la nueva patrona y da a luz a un tercer hijo, al que don Ángel da el nombre de su mejor amigo y cómplice: Fidel. María Argota exige una separación legal. La posición jurídica de don Ángel es difícil: adúltero, y además mantiene una familia clandestina. Corre el riesgo de perder gran parte de su patrimonio. Simula la ruina y le traspasa legalmente sus bienes a su amigo Fidel Pino Santos. Oficialmente arruinado es jurídicamente intocable. Pero la situación de los hijos ilegítimos sigue en suspenso. Lina, para sacarlos del ambiente hostil que los rodea, y para hacerlos olvidar como prueba de delito —pues la esposa legítima exige la mitad de las tierras—, decide enviar a sus hijos a casa de un amigo en Santiago.

El pequeño Fidel apenas tiene 4 años. Luis Hipólito Alcides Hibbert, cónsul de Haití, suerte de negrero proveedor de mano de obra haitiana para los hacendados de la región, y su esposa, Emerciana Feliú, toman los niños a su cargo. Fidel Pino Santos, por agradecimiento, porque don Ángel financió su campaña electoral para diputado, remunera a Luis Hipólito por el cuidado de los niños. El pequeño vive entonces la experiencia de la humillación en el colegio La Salle, donde está interno, y tiene que soportar el mote de "judío" por no estar bautizado. En aquel medio de niños burgueses, su bastardía y el analfabetismo de su madre constituyen una lastra. Cuando cumple 8 años, Fidel Pino Santos convence a un sacerdote que le debe favores para que bautice al niño. Los tutores haitianos son los padrinos.

En el acta de bautismo el chico aparece bajo el nombre de Fidel Hipólito, hijo de Lina Ruz: el nombre de Ángel Castro no aparece mencionado, pero no importa, lo que cuenta es poder volver al internado y seguir estudiando. No será sino hasta 1940 que Ángel Castro y Lina Ruz podrán regularizar su unión. Fidel Ruz ya podrá llamarse Fidel Castro. Ángel Castro lo reconoce como hijo suyo el 11 de diciembre de 1943 y "se le puso por nombre Fidel Alejandro", reza el documento. Que no quepa la menor duda que a los 17 años, el adolescente, apasionado de lectura, sabía perfectamente quien era Alejandro Magno, y que la decisión de descartar el Hipólito del padrino haitiano y tomar el del guerrero macedonio, fue suya.

Ahora ya puede acceder a Belén, el prestigioso colegio jesuita de La Habana, en donde comienza la irresistible ascensión del joven rural, quien ya revela sus ansias desmedidas de éxito. Allí coincide con un conocido de Banes, el joven Rafael Díaz-Balart, de quien se hace amigo y con cuya hermana se casa, llegando así a formar parte de la familia. Rafael Díaz-Balart es aliado político de Batista y tras el golpe de Estado, llega a formar parte de su gobierno.

De Banes son los personajes que van a decidir la historia de Cuba en la segunda mitad del siglo XX. De Banes es oriundo Fulgencio Batista, que como Ángel Castro, de familia muy pobre, le debe todo a la United Fruit. De Banes también son los Díaz-Balart, familia a la cual accede por alianza Fidel Castro, tras el matrimonio con Mirta Díaz-Balart, hermana de Rafael. Y hoy, desde el Senado de Estados Unidos, un Díaz-Balart es uno de los opositores más sistemáticos de Fidel Castro.

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