www.cubaencuentro.com Jueves, 16 de diciembre de 2004

 
  Parte 1/2
 
Al carajo con la lógica
'Paradigmas y Fronteras. Al caos con la lógica', el más reciente libro del politólogo Juan F. Benemelis, revela su faceta de filósofo.
por EUGENIO YáñEZ, Miami
 

Decir que escribe convincente, documentado y profundo es un lugar común, pero Juan F. Benemelis da salto de gigante con Paradigmas y Fronteras. Al caos con la lógica (Editorial Plaza Mayor, San Juan, Puerto Rico): no intríngulis de subversión castrista, mil y una noches de Islam expandido espada en mano, ni transición postcomunista regresando hacia el lugar de origen. Con Paradigmas…, Benemelis muestra su faceta de ¿filósofo?, que quien no lo conozca no imagina que tuviera, y llega mucho más acá en esta excursión del pensamiento creativo.

Paradigmas y fronteras

Pocas veces la humanidad vive "momentos" como el actual, que pueden durar miles de años. Las más trascendentales transformaciones tuvieron que ver más con procesos silenciosos que con guillotinas y disparos en la nuca: convertir "cosas" en herramientas, sembrar y no ser recolectores, marcar arcilla con símbolos que guardan la memoria, globalizar el planeta con grandes navegantes, convertir gusanos en camisas de seda…

El planeta comenzó a vivir otro "momento" con la crisis petrolera de 1973 y el desarrollo de la computación y las telecomunicaciones: la transformación de sociedades industriales en sociedades de información y conocimiento, donde dominar el know-how y el software es más efectivo que poseer pozos de petróleo o minas de oro.

Ya no importa lo que la naturaleza puso o no puso en el subsuelo de un país cuando la mente aprende a crear riquezas y progreso con el conocimiento, y multiplica los panes, los peces y los procesadores electrónicos. Que no lo sepan algunas tribus indígenas o gobernantes tercermundistas de hoy, no cambia el hecho, como que los chinos no supieran que la historia estaba comenzando en Sumeria no nos impide estar hoy escribiendo estas líneas.

Es ahora cuando Benemelis ¿detona? Al caos con la lógica… y dice con legendaria tranquilidad expositiva: damas y caballeros, hemos estado pensando y pensamos con categorías, esquemas y construcciones mentales de sociedades anteriores al "momento" que vivimos. Podemos ser neoliberales, marxistas, fundamentalistas, estructuralistas o hipocondríacos, pero pensamos, analizamos, razonamos y actuamos exactamente igual a los celtas, hindúes, visigodos, aztecas, jacobinos, bolcheviques, enciclopedistas y anarquistas.

Lo 'lógico' y lo 'natural'

Creamos nuestros paradigmas, y estamos convencidos que la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos, que la materia ni se crea ni se destruye, que podemos prever el futuro o entender el origen de la vida. Si profundizamos algo creemos que la velocidad de la luz es el máximo posible, que nos representamos mentalmente cinco millones de años o mil millones de años luz, que entendemos el Big Bang, y que Platón y Aristóteles ya nos dijeron todo lo necesario para entender todo lo demás.

Creado el paradigma, lo que no entendemos no es "lógico", rechazamos lo que no parece "lógico". Sin embargo, era "lógico" dejar huesos que no podían comerse, no convertirlos en instrumentos de caza para la próxima cena; era lógico tomar el fruto del árbol, no enterrar la semilla para comer meses después; era "lógico" vivir de tradiciones orales, no perpetuar la palabra en arcilla; era "lógico" que la Tierra fuese plana, de lo contrario podríamos caernos.

Nuestros conceptos y construcciones mentales dividieron el mundo en buenos y malos, los que tienen razón y los que no, valientes y cobardes, burgueses y proletarios, ricos y pobres, "ellos y nosotros": fuimos a guerras con argumentos para derrotar contrarios y escribir historia en versión de vencedores; estamos (casi todos) de acuerdo con el derecho a disentir y expresar las opiniones libremente, pero no tanto si son contrarias a las nuestras; los hombres en Occidente parecen unánimemente apoyar la liberación de la mujer (de los demás); rezamos "hágase tu voluntad así en la Tierra como en el Cielo" y enseguida pedimos a Dios que nos conserve el trabajo (tratando de administrar su voluntad); hablamos tanto de éxitos y descubrimientos científicos que olvidamos lo que quedó obsoleto o desechado, de los paradigmas agotados.

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