www.cubaencuentro.com Lunes, 27 de diciembre de 2004

 
  Parte 1/2
 
Vindicando una literatura invisible
Cuentos desde Miami, Selección y notas de Juan Abreu. Prólogo de Iván de la Nuez. Poliedro, Barcelona, 2004. 286 pp.
por JORGE FERRER, Barcelona
 

"Cuando llegué a Miami en 1980, luego de constatar que allí había más de tres mil personas que se autotitulaban poetisas, abandoné aterrorizado la ciudad", recordaba Reinaldo Arenas.

Un cuarto de siglo separa ese malestar del más conocido de los escritores de la llamada "Generación de Mariel" de esta antología preparada por Juan Abreu, que incluye a diecisiete autores seleccionados precisamente por la cualidad de no serlo apenas: escritores casi invisibles cuya vocación literaria ha persistido gracias a una tozudez verdaderamente colosal. Su escasa oportunidad en los predios del acierto editorial ha sido aquí su suerte. Genuinos, y muy a su pesar, coleccionistas de manuscritos inéditos, repletas sus Florida rooms de los ejemplares intonsos que han publicado a sus expensas en ediciones de autores —productos de las tantas veces mal llamada vanity press—, muertos en unos casos o desaparecidos en otros, dueños en muchos casos de biografías tristes o atroces, que Abreu anota con gesto notarial, han sido relegados a los márgenes de la literatura. Cuentos desde Miami acerca una lupa a esa literatura del margen: las cuentas del minúsculo rosario resultan ser, en la mayoría de los casos, que no en todos, perlas muy finas. Una antología personal la que nos propone Abreu —"la selección responde, más que a cualquier otro motivo, a mis gustos personales" escribe en la nota introductoria—, que se propone dotar de visibilidad a los escritores menos leídos de la literatura cubana.

Ya era hora. Miami es la única isla, de entre el vasto archipiélago del exilio, que cuenta con una literatura verdaderamente propia, autorreferencial, completa. Una literatura madura, rondada por la marginalidad y las pasiones más disímiles; una literatura que se ha ido alejando de la mera enunciación de la nostalgia o la colección de postales patrias que seguramente propugnaban aquellas tres mil poetisas que espantaron a Arenas, para lanzarse a construir la memoria literaria de una ciudad que se parece, en los textos de esta antología, a cualquier otra urbe menos al Miami de cartón y pasquín que vocean periódicos y micrófonos de todas partes.

Otro es el Miami de casi todos estos cuentos. Otros son los perfiles íntimos que narran Esteban Luis Cárdenas, Alejandro Armengol, Leandro Eduardo Campa, Lorenzo García Vega o el propio Juan Abreu, en relatos que bastan para hacer de este libro una necesidad y un regalo de muy buena literatura. Los asomos de una picaresca en los magníficos relatos de Campa —las lecciones de su Curso para estafar no tienen desperdicio—, la magistral frialdad con la que Cárdenas narra un episodio de una, si se me permite el oxímoron, encantadora sordidez, están entre lo mejor. También la mirada de María Valero, que mueve los márgenes de la sensibilidad del desterrado en lo que parece un cortometraje de Jim Jarmusch. De Fernando Villaverde, uno de los narradores más importantes de la literatura cubana, ha elegido Abreu un relato magnífico, como de Carlos Victoria, cuyo excelente recuento de una amistad sirve también para situar al lector ante los avatares de una literatura que ya tiene su propia historia íntima, su propia memoria, sus muertes. Con dos relatos cada uno, están representados Armando de Armas y el malogrado Guillermo Rosales, cuya suerte editorial en Francia trajo recientemente a España el Boarding Home en una edición que, no contenta con cambiarle el título, le adosó un epílogo que lo afea y minimiza. José Abreu Felippe, René Ariza, Manuel C. Díaz, Nicolás Abreu y una fantasía de Luis de la Paz acerca del menosprecio con que la ciudad trata a sus escritores, completan lo mejor, de entre los veintitrés textos antologados, de estos Cuentos desde Miami. E incluso los menos afortunados, como los de Rodolfo Martínez Sotomayor o Marcia Morgado, sirven al retrato de conjunto, aunque sea para matizar el entusiasmo.

1. Inicio
2. La nómina...
   
 
EnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
Reflexión de un economista
ANTONIO ELORZA, Madrid
Arreglos de muerte
ANTONIO JOSé PONTE, La Habana
Changó con conocimiento
LUIS MANUEL GARCíA, Madrid
Odisea cubana en 9 'innings'
PABLO DíAZ ESPí, Madrid
Diario de la desesperanza
ODETTE ALONSO YODú, México D. F.
Editoriales
Sociedad
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir