www.cubaencuentro.com Domingo, 02 de enero de 2005

 
  Parte 1/3
 
No para olvidado Tristán de Jesús Medina
Retrato de apóstata con fondo canónico. Artículos, ensayos, un sermón, de Tristán de Jesús Medina. Selección y prólogo de Jorge Ferrer. Editorial Colibrí, Madrid, 2004. 278 pp.
por ANTONIO JOSé PONTE, La Habana
 

La fama del sacerdote bayamés Tristán de Jesús Medina fue, durante buen tiempo, de naturaleza problemática. Consistió principalmente en aparecer, junto a otros endemoniados y soberbios, en el censo de heterodoxos españoles levantado por Marcelino Menéndez y Pelayo. Su recuerdo se debía, más que a la calidad de obra, al descarrilamiento religioso. Y valía en todo caso para sus sermones, no para los poemas y ficciones y ensayos que escribiera.

Fue en los años 60 del siglo pasado que comenzó a cambiar su suerte póstuma con la publicación de la noveleta Mozart ensayando su Réquiem. Cintio Vitier, en el prólogo a esa reedición, la llamaba "joya empolvada de nuestra literatura fantástica", y alcanzaba a explicarla con esta hermosa fórmula: "es como si, después de leer una biografía de Mozart, soñáramos con ella".

Un año después, José Lezama Lima incluyó poemas del bayamés en la Antología de la poesía cubana que compusiera. Celebró sus sonetos hasta cuestionar si acaso Unamuno no los habría leído antes de intentar los suyos. Y, en un ciclo de conferencias dedicado a poetas cubanos del siglo XIX, se ocupó varias veces de su vida y obra. (La transcripción de una de esas conferencias culmina con esta interrogante: "¿Nadie quiere conversar un poco sobre lo demoníaco, la amistad, etcétera?").

Otra compilación hecha por Cintio Vitier en los años 70, La crítica literaria y estética en el siglo XIX cubano,contó con dos ensayos de Medina. Y en una antología de cuentos cubanos de ese siglo, Salvador Bueno incluyó un par de piezas suyas. Pero es a Roberto Friol a quien debemos todo un volumen de narraciones firmadas por él. (Friol planeaba tres tomos de obras arrebatadas a los viejos periódicos, cada tomo dedicado a un género: poesía, narraciones, ensayo. De ellos únicamente el segundo alcanzó a ver la luz en 1990).

Hasta aquí la historia de cómo Tristán de Jesús Medina ha cobrado en los últimos tiempos alguna actualidad. "La literatura nuestra no es tan rica ni tan diversa como para permitirse el lujo de olvidarlo", había advertido Lezama Lima. Y, dentro de un catálogo de objetos perdidos que iba desde un anillo fabricado por el primer platero cubano hasta las cenizas de Heredia, lamentaba el no contar siquiera con un sermón del sacerdote bayamés radicado en Madrid.

Jorge Ferrer (Bauta, 1967) publica ahora en este libro uno de esos sermones exigidos por Lezama, y lo acompaña de artículos y ensayos del mismo autor. No se trata, lamentablemente, de la más famosa de sus oraciones religiosas, al parecer perdida sin remedio: el sermón por Miguel de Cervantes pronunciado en la Iglesia de las Trinitarias en 1861. El lector hallará, en cambio, una oración sobre el culto mariano: María-Esperanza.

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