www.cubaencuentro.com Viernes, 28 de octubre de 2005

 
  Parte 2/3
 
La sombra del general Ochoa
En la cuerda de la nueva novela histórica, Arnoldo Tauler recrea el proceso judicial de la Causa 1-89 en su obra de iniciación literaria en el exilio.
por MIGUEL FERNáNDEZ-DíAZ, Miami
 

Tomas Eloy Martínez advirtió ya que la novela suele entablar "un duelo de versiones narrativas" con el poder político. A su historia (congelada por el servilismo) se opone otra infinitamente reescribible, donde los personajes históricos no son ya meros soportes de la veracidad. Ambrose Bierce y Pancho Villa, por ejemplo, viven destinos de la imaginación de Carlos Fuentes en Gringo viejo (1985). Lo mismo sucede en la novela de Tauler con Ochoa, Fidel Castro, su ministro del Interior Juan Abrahantes y "entorchados generalitos de escritorio" (181) como Raúl Castro, Ulises Rosales y Abelardo Colomé.

A todos ellos se suman el general Sombra y otros personajes fictos para engendrar tramas que alternan de un capítulo o de un párrafo al otro con intervenciones directas del narrador, quien se ocupa tanto del tendel dramático como de encarar con ironía parahistórica al Comandante en Jefe. Así salen al ruedo toros biográficos que raramente se han cogido por los cuernos periodísticos, como el asesinato del líder estudiantil Leonel Gómez (21), la hija de Castro con Micaela Cardoso (una tal Francisca Pupo) en Santa Clara (113), o la "mariguana en la Sierra [Maestra] para consumo guerrillero" (152).

Tauler sugiere que el mejor vehículo para llegar a la verdad histórica son los hechos novelados en contra del así fue oficial, donde el no ser, el puede ser y el debiera ser fueron preteridos. Traerlos a colación en contrapunto es el cometido de su novela, que gira alrededor de la Operación Cocodrilo Verde: "eliminar al Buró Político" (16).

El general Sombra precisa con Abrahantes los detalles del complot, que contaría con el apoyo de Ochoa y otros oficiales. Tras bastidores actúa Serguei Balkin, agregado cultural de la embajada soviética, quien es el doble agente Urano (KGB)-Roma (CIA) y por este lado tiene subordinada a Mariana Broward, secretaria consular en la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana.

Los juegos estratégicos se entrecruzan. El capitán Carlos Roca, hombre de Raúl Castro, consigue una tenue referencia a Sombra. Broward recibe la orden de matar a Roca, pero desobedece porque era "el padre de la criatura que llev[aba] en el vientre" (252). Los americanos saben demasiado acerca del vínculo de los hermanos Castro con el narcotráfico: habrá que sacrificar torres, alfiles y peones para salvar al rey (230). Sobrevienen entonces el enjuiciamiento y la ejecución de Ochoa, el coronel Tony de la Guardia y otros, mientras Sombra queda expuesto al riesgo de ser descubierto.

Roma reprocha a Broward el descalabro y termina por matarla, pero Roca logra interceptarlo en el aeropuerto. Balkin tiene "la llave de los truenos": sabe quién es el general Sombra (267). Roca confiesa a su jefe inmediato superior: "si no dejo escapar a Roma hubiera denunciado a mi padre" (270). El coronel Andrés Serrano percibe la oportunidad de ascender y encañona a Roca, quien a su vez quita la espoleta a una granada.

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