www.cubaencuentro.com Viernes, 28 de octubre de 2005

 
  Parte 3/3
 
La sombra del general Ochoa
En la cuerda de la nueva novela histórica, Arnoldo Tauler recrea el proceso judicial de la Causa 1-89 en su obra de iniciación literaria en el exilio.
por MIGUEL FERNáNDEZ-DíAZ, Miami
 

Sendas notas del periódico Granma dan a conocer la muerte del coronel Serrano en "misión militar" y el accidente fatal de un tal Roca "en el kilómetro 45 de la carretera a Pinar del Río" (271 s). Fidel pasa de inmediato la cuenta a Abrahantes: "Hay que salvar la revolución, Pepe" (279 ss). Este se atreve a gastarle la broma de que Raúl era Sombra y, consecuentemente, muere por infarto en la prisión de Guanajay, tras administrársele epinefrina de forma aleve (281).

Otra historia con sentido

Disponer de la historia es signo inequívoco del poder político en Cuba. Amén de rescribirse a voluntad, se incineran algunos escritos, se prohíbe leer otros y se promueven la ceguera y la sordera para prevenir relecturas políticamente incorrectas. Los textos trasegados procuran endiosar el presente con ayuda del pasado. Por guardar distancia frente a ellos, Tauler desemboca con naturalidad en otra historia con sentido a lo Hayden White, es decir: por obra y gracia de la propia narración y sus figuras retóricas. Entrar por los lados cotidianos sin registro en la historia oficial y hasta podría reclamar, en algunos pasajes, mayor credibilidad que la propia historiografía. Su imaginación irreverente humaniza personajes mitificados y acaba por disolver la frontera entre historia y ficción.

Aunque no se atiene a la regla implacable de Pedro Juan Gutiérrez: "eliminar detalles superficiales, todo lo que pueda parecer obvio o pedagógico", tampoco se limita a episodios rocambolescos como la bronca entre Raúl Castro y Celia Sánchez, que habría finalizado con la muerte de ella por un disparo en el hígado (115). A medida que avanza en su relato, Tauler desvela el trasfondo cultural del régimen castrista: desde la animadversión hacia el pluralismo político y el miedo a la libertad, pasando por la creencia ciega en el líder y las sospechas en torno a la sociedad civil, hasta la gazmoñería sexual y la obsesión del enemigo enfrente. No son gratuitas ni siquiera las referencias al fetichismo narcisista de la élite militar cubana, como el Rolex Oyster Perpetual Submarine (89) o la camisa Mc Gregor hecha en Hong Kong (163).

Roberto González Echevarría destaca cómo la narrativa hispanoamericana se ha tornado "radicalmente crítica ante la historia y ante cómo narrarla". Wolfang Iser señalaba que la ficción permite imaginar para completar carencias y compensar frustraciones. Aunque no sea real, el relato de Tauler puede ser efectivo para dar con verdades ocultas. Sus personajes están supeditados a la trama, pero ésta no se agota en sí misma, sino que contribuye a buscar sentido existencial.

Tauler ha escrito también su novela para situar el futuro en el lugar de los deseos. Así como reafirma la libertad de creación frente a la historia oficial, no puede librarse de la trampa dialéctica que descubrieron Adorno y Horkheimer: la ilustración se transforma en mito. En la dedicatoria incluye al "general desconocido que en esta obra lleva el nombre de Sombra" y le desea suerte (5).

En el epílogo, este general pone una flor blanca sobre la losa de su hijo Roca y, tras enjugarse una lágrima, se vuelve a sus dos acompañantes: "Vamos. La Operación Cocodrilo Verde continúa" (290). Trátase del general mitológico que daría el coup d'etat a Castro. De este modo la obra de Tauler enrumba hacia el porvenir y expresa un deseo que muchos comparten (y otros aborrecen).

Terry Eagleton subrayó con tino que ni la literatura (con su pretendida libertad de creación) ni la historiografía (con su presunta objetividad) dejan de ser gobernadas por las presiones ideológicas de la realidad fatalmente histórica. Pero al menos en El general Sombra sopla un viento de fronda en dirección a la justicia. Y como toda novela basada en hechos reales, no se acabará hasta que mueran todos sus personajes reales y entonces renacerá ella misma como historia, porque la experiencia literaria nunca deja de ser vital.

El espíritu de la época se aprehende también desde perspectivas en que la ficción no tiene cabida. Quizás el premio Nobel Sir Vidiadhar Surajprasad Naipaul tenga razón cuando asevera que sólo la no ficción puede alzarse con el santo mundo actual y la limosna de su complejidad. Con todo, Cervantes demostró para siempre y Vargas Llosa no cesa de recordar que la novela capaz de fingir un mundo tan persuasivo como el real, es un ademán de insubordinación contra los poderes constituidos. Tal vez sea aquí donde radica la dignidad literaria más alta de Tauler.

1. Inicio
2. Tomas Eloy Martínez...
3. Sendas notas...
   
 
EnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
Un acto contra la desmemoria
JAIRO RíOS, La Habana
Bienaventurados los que puedan escuchar
ENRIQUE DEL RISCO, Nueva Jersey
El jardín y el abandono
EMILIO ICHIKAWA MORíN, Homestead
Editoriales
Sociedad
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir