Un homenaje a los escritores encarcelados fue celebrado este lunes en el Centro Catalán de la Cultura Contemporánea (CCCB) de Barcelona, con la presencia de los cubanos exiliados Juan Abreu, Carlos Aguilera y Rolando Sánchez Mejías.
En el conversatorio, organizado por el Pen Club Catalán y que tuvo como tema central la pregunta ¿De quina literatura té por Fidel Castro? (A qué literatura teme Fidel Castro?), Abreu, Aguilera y Mejías hablaron de las circunstancias personales que los llevaron a abandonar su país de origen, así como de la visión totalitaria del poder en la Isla, que ha condenado a largas e injustas penas a 25 periodistas independientes, entre ellos al poeta Raúl Rivero.
Tras un cartel que semejaba un abecedario enjaulado, la moderadora Ada Castells dio la palabra a los participantes, quienes intentaron responder la pregunta que allí les congregaba. Aguilera habló de su exilio en Austria y concluyó que la dictadura de Castro le teme precisamente a las ideas, y a una literatura del pensamiento.
Abreu, por su parte, abogó por su generación, que siempre vio la literatura como un ejercicio de libertad, y resumió las peripecias de un grupo que sólo pudo realizarse en 1980, con su salida por el puerto de Mariel.
Su homenaje, breve y sentido, incluyó a Reinaldo Arenas, Carlos Victoria y René Ariza, quienes sufrieron persecuciones y prisión y son miembros destacados de una generación que tuvo que escapar para consolidarse, porque "Castro le teme a una literatura hecha por hombres libres".
El escritor recordó además aquellas fatídicas Palabras a los intelectuales, enunciadas por Fidel Castro en las reuniones de la Biblioteca Nacional a principios de los años sesenta, como los primeros parámetros de la censura totalitaria.
Sánchez Mejías, tercer participante de la mesa, abrió su exposición cuestionando la interrogante del enunciado, como el título de una mala película, pues "no es al arte o a la literatura a lo que teme el poder, sino a la terrible realidad que ha producido el sistema".
Con preguntas como "¿Qué hacer con lo utópico cuando se vuelve real?", y referencias al castrismo —"el mal gusto de la política como forma de vida"—, Sánchez Mejías analizó la problemática cubana más allá de la literatura misma, porque "no puedes reformar un sistema como ese por zonas: la cultura, la economía, la comunicación".
"La farsa consiste en que te obliga a vivir en un símbolo, y hacerlo es aplastar la existencia de once millones de personas, hombres que ansían vivir sueños reales y no los sueños de un hombre o una camarilla", expresó el autor, aludiendo a la visión sobre el tema cubano que el europeo común tiene en ocasiones, confundido por la propaganda del gobierno de la Isla.
El acto, convocado por el Día Mundial del Escritor Encarcelado, fue recordatorio y denuncia de la anulada libertad de expresión en Cuba, y terminó con la proyección del documental Ciudad Refugio, de la directora Sandra Camps, que trata el tema de las ciudades que han acogido a escritores perseguidos por dictaduras.
Para el miércoles 17 se espera el lanzamiento del libro La Habana [captions], de Frederic Amat y con textos de Guillermo Cabrera Infante, publicado por Emecé editores, en la librería La Central, del barrio El Raval, en Barcelona, a las 19: 30 horas. |