www.cubaencuentro.com Jueves, 20 de marzo de 2003

 
   
 
La larga espera de Tony Oliva
Al ex jardinero de los Mellizos de Minnesota le faltaron trece votos para ingresar al Salón de la Fama de Cooperstown.
por JORGE EBRO, Miami
 

Dos años más tendrá que esperar Tony Oliva para ver si las puertas del Salón de la Fama del Béisbol en Cooperstown le abren paso hacia la inmortalidad, luego de que la semana pasada tocara con fuerza en la votación del Comité de Veteranos.

Tony Oliva

Le faltaron sólo 13 votos para conseguir el supremo premio a que aspira cualquiera que haya pasado por las Grandes Ligas: el que va unido a una placa de bronce que resume en breves líneas una trayectoria admirable, y que se cuelga, nada más y nada menos, en una galería donde descansan las de dioses como Babe Ruth, Ty Cobb y Ted Williams.

De modo que Oliva, el bate más potente de los Mellizos de Minnesota durante las décadas de los 60 y 70, quedó apenas a 13 decisiones de convertirse en el tercer cubano que habita en Cooperstown, por detrás de Martín Dihigo y Atanasio Tany Pérez.

En la votación llevada a cabo la semana anterior, Oliva fue el segundo que más votos obtuvo (48), y únicamente fue superado por el inicialista de los Dodgers de Brooklyn y manager de los Mets de Nueva York, Gil Hodges, quien recibió 50.

Después de todo, la noticia no es tan mala para el cubano. El Comité de Veteranos, integrado por todos los miembros vivos de Cooperstown y un grupo selecto de la Asociación de Escritores de Béisbol, lo prefirió por encima de figuras de renombre como Joe Torre, actual piloto de los Yankees de Nueva York; Ron Santo, fabuloso jugador de los Cachorros de Chicago; y Roger Maris, quien con sus 61 jonrones en 1962 le destrozara a Ruth el récord de jonrones para una temporada.

Esta es una votación alterna, que no tiene que ver nada con la elección principal —que este año exaltó a Eddie Murray y Gary Carter— y que se utiliza para reparar grandes olvidos e injusticias anteriores, así como para inducir a personalidades cercanas al juego, aunque no lo practicaron.

Aunque la mayoría de los que estaban en el grupo de preseleccionados mostró su inconformidad por el hecho de que el comité no eligiera a nadie en esta ocasión —algo que no sucedía desde 1993—, Oliva sólo tiene que esperar que corran 24 meses.

El cubano posee todos los requisitos para colgar su placa en Cooperstown. Es el único jugador en la historia de las Grandes Ligas en ganar títulos ofensivos en sus dos primeras temporadas (323 y 321) y es considerado como uno de los mejores, más elegantes y naturales bateadores de todos los tiempos.

Tony O —aunque su verdadero nombre es Pedro—, como era conocido en la era en que aterrorizaba al pitcheo de la Liga Americana, ganó en total tres coronas de bateo, fue seleccionado Novato del Año y conquistó el Guante de Oro en el jardín derecho.

Si las lesiones en la rodilla no hubieran acortado su carrera de 15 años en las Ligas Mayores, el pinareño hubiera terminado con números muchos más altos que los que sumó en jonrones (220), dobles (329), triples (48), impulsadas (924) y promedio (304).

En honor a la verdad, hace rato que Oliva debería estar en Cooperstown, pero la suerte le ha sido esquiva hasta esta votación. Sin embargo, nunca es tarde para reparar una injusticia. Los veteranos tienen la palabra.

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