Es patético. Casi un escándalo. En la actual temporada no se puede decir que sobran los buenos pitchers.

Hay 10 ó 12 lanzadores efectivos y otra docena de talentos jóvenes que pintan para grandes. De esa bolsa de entre 20 y 25 pitchers, se escoge la Selección Nacional. Así, en los eventos internacionales parece que los tiradores cubanos se dan como la verdolaga.

Puro espejismo. De las 16 novenas que toman parte en los clásicos del patio, sólo Sancti Spíritus, Industriales, Camagüey, Villa Clara, Habana y Pinar del Río tienen dos o tres abridores de calidad. Uno, el resto de los conjuntos... y a veces ninguno.

El desastre viene cuando explota el abridor. Los relevos intermedios o estabilizadores son pésimos al cubo. El promedio colectivo de carreras limpias anda por 4,79. Sólo tres novenas tienen un pitcheo decente: Industriales (3,27), Holguín (3,41) y Pinar del Río (3,48).

El reverso de la moneda son Las Tunas, con 7,06; Ciego de Ávila, con 6,39, y Guantánamo, con 6,30. Es decir, estas novenas deben anotar 7 u 8 carreras para ganar un partido.

Pero lo peor, hay que repetirlo, son los relevos estabilizadores. Después que el abridor se marcha a las duchas, empieza la fiesta. Los relevos intermedios colectivamente promedian para más de 6 carreras por encuentro. Por eso muchos managers se lo piensan dos veces antes de pedirle la bola a su lanzador abridor.

Los cerradores o relevos-tapón, esos que vienen a matar el partido y lanzan uno o dos innings, son una broma de mal gusto en la pelota nacional. Sólo Orestes González (Pinar del Río), Osbeck Castillo y Arleys Sánchez (Industriales), Lester Ramírez (Isla de la Juventud) y José Ángel García (Habana), son de fiar.

Los demás probablemente te embarquen el juego. Es una de las causas de que los directores técnicos cubanos mantengan conceptos añejos, como mantener a sus abridores el juego completo, porque saben que sus relevos son... para prácticas de bateo. Esta semana, en la temporada local, se dieron marcadores de 19 a 8 entre Isla de la Juventud y Las Tunas, y de 14 a 12 entre Metros y Ciego de Ávila. No se trata de excepciones.

La ofensiva general anda por 296, y se han pegado 873 jonrones. Hay cinco equipos que batean por encima de 300: Las Tunas, la Isla, Santiago de Cuba, Pinar del Río e Industriales. Sancti Spíritus es el que más vuelacercas conecta, con 73.

La defensa sigue de mal en peor. Sólo Villa Clara escapa de la mediocridad a la hora de fildear: lo hace para 980. Entre tantos palos y jonrones destaca, en lo individual, Osmani Urrutia (Las Tunas), líder de bateo con 419; Juan Carlos Pedroso (Las Tunas) es el máximo jonronero, con 19, y Ariel Benavides (Guantánamo) el que más carreras fleta al plato, con 66.

De los pitchers, con luz propia brilla Adiel Palma (Cienfuegos), quien ostenta la triple corona: líder en carreras limpias, con 1,73; ponches, con 147, y victorias, con 12.

Pinar del Río, Industriales, Villa Clara y Holguín lideran sus respectivos grupos y están prácticamente clasificados para los play-offs de cuartos de final. La incógnita en la zona occidental es saber quién obtendrá las otras dos plazas, detrás de Industriales y Pinar del Río. Habana, Sancti Spíritus, Cienfuegos e Isla de la Juventud luchan a brazo partido por esos dos boletos. En la oriental, después de Villa Clara y Holguín, que parecen seguros, Santiago de Cuba, Granma y Camagüey dirimen los otros dos puestos en disputa.

Pero aún faltan 24 partidos para llegar a los emotivos play-offs. Y como se desarrolla la serie hasta el momento, los bateadores seguirán con su ofensiva desbordada. Los pitchers siguen de capa caída y los marcadores parecen de balonmano o polo acuático. Pobre bullpen.