www.cubaencuentro.com Jueves, 13 de noviembre de 2003

 
Parte 1/2
 
Los Yankees y Contreras
por JORGE EBRO, Miami
 

¿Es este el fin de la dinastía Yankee?; le preguntaron al director de los Mulos, Joe Torre, en una rueda de prensa tras el último partido de la Serie Mundial. Si bien esta pregunta sale a la luz después de cada fiasco de un equipo del que no se espera menos que lo gane todo, la cruda realidad es que los Bombarderos del Bronx —con un presupuesto de 180 millones de dólares y tras haberse coronado tres veces en la década del noventa—, no se proclaman campeones de las Grandes Ligas desde el año 2000.

Ariel Contreras
Pítcher Contreras.

En el exitoso equipo de la década pasada, un rol importantísimo recayó en el lanzador habanero Orlando El Duque Hernández, quien con su espectacular estilo desde la lomita dejó en el Bronx una hoja de servicios con 53 victorias y 791 entradas lanzadas.

En la nueva formación Yankee —esa que hoy se cuestiona y que intenta erigirse como la franquicia a batir en los inicios de este nuevo siglo—, el astro pinareño José Ariel Contreras, quien abandonara la selección nacional cubana después de haber sentado cátedra en la Isla, tiene asignada una responsabilidad importante.

En octubre de 2002, nadie le hubiese dicho a Contreras que iba a vivir en Estados Unidos y a jugar para los míticos Yankees de Nueva York con un contrato de cuatro temporadas y 32 millones de dólares.

El pelotero, que cumplió 32 años a principios de este mes, dejó un balance vitalicio en el béisbol no rentado de 117-50, con promedio de carreras limpias de 2,82. Tanto cambió la vida de Contreras que de ganar unos 600 pesos cubanos (20 dólares) en la Isla, pasó a recibir 650.000 dólares por mes.

Su contrato con los Yankees significará un salario en el 2003 de 4 millones, aumentando a 7 millones en el 2004 y 2005, y a 8 millones en el 2006, más un bono de 6 millones —distribuidos en cuatro cuotas durante todo el período— por haber firmado como profesional.

Pero demasiadas cosas en muy poco tiempo le han sucedido a Contreras, mucho antes de que vistiera el uniforme de los Yankees.

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Desde que el cubano decidiera dejar la selección nacional de la Isla en un torneo en México, fue el blanco de una agria discusión entre los Medias Rojas de Boston y los Mulos de Manhattan por hacerse de sus servicios.

Más tarde, fue objeto de una disputa entre el piloto de los Mulos, Joe Torre, y el propietario del equipo, George Steinbrenner, cuando el primero decidió enviarlo a las Menores y el "Boss" pasó por encima de él para terminar mandando al cubano al complejo de entrenamiento que posee el equipo en Tampa.

"Mi vida fue como un carrusel y me fue difícil el proceso de acomodamiento a la nueva realidad", explica Contreras. "Toma tiempo vivir a la altura de las circunstancias que exige un equipo como los Yankees. Lo mejor es que el período de adaptación ha pasado y me siento parte activa de la organización".

Con no más de dos o tres actuaciones como relevista en los play-offs cubanos, Contreras siempre había sido utilizado como abridor. Al momento de desertar, nadie era mejor que él en la Isla. Sin embargo, ante la realidad de un abultado cuerpo de abridores en los Bombarderos del Bronx, al inicio de campaña el serpentinero derecho fue llevado al bullpen.

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