www.cubaencuentro.com Jueves, 13 de noviembre de 2003

 
  Parte 1/2
 
Atenas a la vista
Con su victoria en el Torneo Preolímpico de Panamá, Cuba se lleva uno de los dos boletos para los Juegos Olímpicos de 2004, en medio de un porvenir desastroso para el béisbol.
por IVáN GARCíA, La Habana
 

El partido se suponía que se jugara a cara de perro, pero el béisbol es el béisbol. Y la novena cubana no creyó en los profesionales puertorriqueños y los humilló al derrotarlos por nocaut 10 carreras por 0. Es el encuentro que daba uno de los dos boletos para los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.

Equipo Cuba
Equipo Cuba, primer lugar y boleto olímpico Atenas 2004.

Había tensión en el Estadio Nacional de Panamá cuando saltaron a la grama los dos conjuntos, pasadas las tres de la tarde. Para llegar a esta semifinal ambas novenas habían recorrido caminos diferentes.

Cuba barrió en la llave A al vencer al propio Puerto Rico 4 carreras por 2. A México, en juego de infarto, durante 13 innings, 3 por 2; y a Canadá, 7 por 2. Después de salir de la clasificatoria, en el partido de muerte súbita derrotó a Brasil 5 por 0.

Los "braponeses" —son una combinación de japoneses nacidos y criados en una colonia de Sao Paulo— pudieran ser unos ilustres desconocidos en el béisbol mundial. Pero ya se sabe que los nipones son potencia en el deporte de las bolas y los strikes, y estos brasileños, de ojos rasgados, en sus ratos libres practican el béisbol amateur. Nunca han ganado nada y siempre han sido un paseo para los cubanos. Pero días atrás, durante la Copa del Mundo que se jugó en La Habana, estuvieron a tres outs de provocar "un latinoamericanazo", al tener a los criollos contra las cuerdas, pues vencían 3 carreras por 2.

Un jonrón de Kendry Morales con un hombre en base puso las cosas en su sitio y Cuba los dejó tendidos en el campo, al final del noveno acto. Por eso, la revancha en este Preolímpico prometía adrenalina a granel. Volvió al montículo el mismo derecho que lanzó en el Mundial de Cuba, Ohima, y que durante cinco innings pintaba de cero a los del verde caimán y prometía de nuevo suspenso.

Ohima, un pitcher pequeño y flacucho, parece un obrero de una fábrica de autos Toyota, pero se transforma encima del box. Posee una recta de 90 millas y una variedad de rompimientos aceptables. Lo mejor es su cambio de bola. Con él sacó de paso muchas veces a los buenos bateadores cubanos, que veían incrédulos cómo Ohima los ponía a comer en sus manos. El orden lo puso el tercer bate Yuliesky Gourriel, que en el sexto capítulo desapareció la pelota por el jardín izquierdo con un hombre en base y dio las dos primeras anotaciones a los cubanos.

Ahí comenzó la fiesta. Era imposible que un equipo chico y un pitcher sin pedigrí tuviera en jaque al portavión del Caribe. Cohete de Elier Sánchez y otro jonrón de Frederick Cepeda, por todo lo largo del jardín central, hicieron explotar como un siquitraque a Ohima, quien cabizbajo se fue a las duchas. En la trinchera opuesta, el número uno de nuestro staff de lanzadores, Norge Luis Vera, lanzó ocho sólidas entradas con doce ponches y pocas complicaciones. Ya Cuba estaba en la semifinal.

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