www.cubaencuentro.com Martes, 30 de marzo de 2004

 
  Parte 1/2
 
El 11-M y el béisbol
Los fans de la pelota vuelven a su rutina tras la conmoción por los atentados de Madrid. Ocho novenas cubanas ya pelean por el título nacional.
por IVáN GARCíA, La Habana
 

De nuevo el terror. Justo dos años y seis meses después del ataque a las torres gemelas de Nueva York, la violencia otra vez azota nuestro planeta. Ahora es Madrid. Ayer fueron Estambul y Yakarta. Mañana podrán ser Roma o Berlín.

Osmani Urrutia
Osmany Urrutia: lista de activos.

El terrorismo internacional no tiene ideología ni bandera. Aquí en La Habana se recibió el dantesco mazazo terrorista con estupor. El jueves 11, La Habana vivía su rutina. La gente común caminaba aprisa con sus bolsos de nylon cargados de tomate, pan o un trozo de carne de cerdo. Luchando, como califican los citadinos a la casi proeza de llevarse un plato de comida a la mesa.

En esa pasarela de los renegados en que se ha convertido el Parque de la Fraternidad, esa madrugada convivían las prostitutas baratas de Monte y Cienfuegos; las lesbianas con sus cortes de pelo a lo militar, los homosexuales y travestis a la casa de clientes; los noctámbulos y estafadores, ladrones y drogadictos, bohemios y borrachos sentados en los bares de la capital del socialismo de Fidel Castro, consumiendo Heineken a un dólar y 15 centavos.

Era una madrugada igual que otras tantas. Nadie supo del ataque terrorista de Madrid hasta la mañana, cuando el sol calentó ese trozo de la geografía habanera y la fauna marginal se fue a la cama. Sobre las diez de la mañana, en la peña deportiva del Parque Central, la más famosa de la Isla, esa mañana no se habló de béisbol. Situada a 400 metros de la embajada española en Cuba, muchos fueron a la sede diplomática a recabar información. El béisbol, la pasión nacional, pasó a un segundo plano.

Los fans al deporte, aquellos que se precian de saber de memoria todas las estadísticas de la Serie Nacional, Grandes Ligas y las ligas europeas de fútbol, esa mañana fatal se reconvirtieron. No hablaron de Ronaldo y su lesión, ni de José Ariel Contreras y Alex Rodríguez, su nuevo compañero en los Yankees de Nueva York. No se comentó de Industriales ni del bateo desbordado del tunero Osmany Urrutia. El 11 de marzo la mente de esas personas sencillas estaba en Madrid.

Los días posteriores, los fanáticos de la peña deportiva firmaron el libro de condolencias en la embajada española, averiguaron el nombre del cubano muerto en la tragedia —la prensa oficial omitió el detalle— y se hizo un minuto de silencio por las 201 personas muertas y los más de 1.600 heridos. "De España vino nuestra lengua, los nombres y apellidos, las costumbres y comidas", dice afligido José Arias, 37 años, cantinero de un hotel y punto fijo en la peña del Parque Central.

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