www.cubaencuentro.com Martes, 30 de marzo de 2004

 
   
 
Un out imposible
Con su madero caliente, el tunero Osmani Urrutia está demostrando que la liga cubana le queda chica.
por IVáN GARCíA, La Habana
 

Osmani Urrutia, 27 años, no es un pelotero que enamora. Los fans siempre miran con recelo su labor y están prestos a criticarlos. El motivo, por supuesto, no es su rendimiento en nuestros predios.

O. Urrutia
Osmani Urrutia.

Urrutia, un fornido mulato de seis pies, dos pulgadas y casi 110 kilos de peso, se ha ganado a pulso un respeto en el mundillo del apasionante deporte de las bolas y los strikes. Juega para el equipo de Las Tunas, uno de los peores de la liga cubana; se desempeña en el jardín derecho y es el quinto palo de su novena. A la defensa cumple, diríamos que no es gran cosa, pero tiene un cañón por brazo.

Con el madero en mano está escribiendo una historia con letras góticas en nuestro pasatiempo nacional. ¡Qué manera de batear la de Urrutia! Es un out casi imposible para los pitchers rivales. En once temporadas promedia para 355 y es sólo superado por el mítico Omar Linares, quien en 20 campañas promedió un increíble 368.

Es sobrino de otro pelotero de alcurnia, Ermidelio Urrutia, jardinero y brillante bateador de nuestras selecciones nacionales en la década de los ochenta y primeros años de los noventa. Puede que su brutal bateo sea herencia genética de su tío. El caso es que en las últimas seis temporadas el nuevo Urrutia ha promediado por encima de 400, 431, 421 y 408. Y en ésta quiere repetir la hazaña.

Tiene un average de 463, sí, así como lo leen. Y hasta hace unos días llegó a producir para 500, algo insólito en cualquier béisbol que se respete. Incluso, jugando al suave, entre amigos, es difícil batear 500 de promedio. Vea usted, es conectar un batazo válido cada dos veces.

El último fin de semana, el buen pitcheo del equipo Industriales lo amarró y lo hizo descender hasta el aún astronómico 463. Pero a pesar de todo lo que batea, a los fanáticos no les agrada el brillante pelotero del central Amancio, en la provincia de Las Tunas. Cierto que lo más difícil que hay en el béisbol es batear y eso Urrutia lo hace a la perfección. Pero en las cinco ocasiones que ha integrado el equipo Cuba, nunca ha salido a relucir su artillería espeluznante.

Otros entendidos cuestionan su sistema de bateo. Pues tiene una planta impresionante y una musculatura para mandar la pelota a 500 pies. Sin embargo, en once temporadas sólo ha conectado 53 vuelacercas y no es un gran remolcador de carrera. Batea muchos hits, pero no es útil a su equipo.

Sin embargo, este año viene vestido de Hércules y en 34 partidos ha pegado nueve jonrones, y es líder en carreras impulsadas con 35. Además, por si fuera poco, va en camino de lograr una hazaña inédita en cualquier liga organizada de béisbol en el planeta, como es batear 400 por cuarta ocasión consecutiva. El mejor pelotero cubano después de 1959, Omar Linares, logró cinco veces en series nacionales batear por encima de 400, pero lo hizo con bate de aluminio y nunca de forma consecutiva.

Nadie en Cuba, y que se sepa en el mundo, lo ha logrado tres veces. Imagínese si lo alcanza por cuarta vez.

La temporada, de 90 juegos, ya arribó a la mitad de su calendario. En estos primeros 45 partidos, Pinar del Río, Industriales, Villa Clara y Granma iniciaron sus respectivos grupos. Reinier Yero (Sancti Spíritus) es líder en jonrones con 10, y Dennis Suárez (Industriales) el mejor en carreras limpias con 1,48. Lo más llamativo en este ecuador del clásico cubano es la expulsión por parte de los jerarcas del béisbol de varios peloteros de gran calibre, como son los casos de José Ibar, Bárbaro Cañizares y Kendry Morales, por sospecha de querer marcharse del país "de forma ilegal".

También es noticia la actuación de un trío de novatos, que van a dar mucho que hablar en el futuro. Son ellos José Ariel Abreu, de sólo 16 años, que milita en la novena de Cienfuegos, y Alexander Barrios, 21, de Isla de la Juventud, quienes batean por encima de 330. Y un pitcher de 94 millas sostenidas y rompimientos de nivel, Frank Montiel, de Industriales. Pero la gran noticia, sin duda, es el desbordado bateo del tunero Osmani Urrutia, un tipo que no gusta a gran parte de la afición, pero que está demostrando con su madero caliente que esta liga le queda chica.

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