Luego de varios años que parecía que se lo había tragado la tierra, el cubano Andy Morales vuelve a ser noticia tras firmar con los Padres de San Diego un contrato de Liga Menor, que podría ser su última oportunidad de llegar a la Gran Carpa.
La historia de Morales bien vale una película que aún espera por un final feliz, si es que su talento le abre las puertas del mejor béisbol del mundo.
"Este año tengo muchas motivaciones para luchar de nuevo", comentó el antillano. "Las cosas no siempre me salieron bien, pero aún mantengo la fe de que puedo jugar al más alto nivel en el béisbol. Mi meta en el 2004 no es otra que demostrar eso a mí mismo y a todos los que puedan dudar de mí''.
¿Quién no recuerda el jonrón de tres carreras de Morales en 1999 en el partido de exhibición del equipo Cuba contra los Orioles de Baltimore? La imagen del cubano recorriendo las bases con los brazos en alto fue su mejor pasaporte para que los Yankees de Nueva York le ofrecieran en marzo de 2001 un contrato por 4,5 millones de dólares y cuatro años.
Morales, que había sido detenido y retornado a la Isla en su primer intento de fuga, finalmente pudo llegar a Estados Unidos en julio de 2000. Los Yankees lo estaban esperando con las manos abiertas y esperaban que fuera el sucedor de Scott Brosius.
Sin embargo, poco tiempo después la relación entre Morales y los Mulos vendría a menos, en parte por su pobre desempeño en Ligas Menores —bateó para 231 con el Norwitch de Doble A, con un jonrón y 14 impulsadas en 160 turnos— y por la llegada de Drew Henson, quien en su momento fue considerado uno de los más grandes prospectos del equipo —y una de las mayores decepciones a la larga—.
"No me gustan las justificaciones, pero hubo muchas cosas que me afectaron el rendimiento'', confesó Morales. "Mi esposa estaba embarazada y los médicos decían que el bebé venía con problemas. La adaptación a la nueva vida no fue fácil, pero los Yankees no me dieron tiempo. Cuando tuvieron a Henson, entonces quisieron deshacerse de mí''.
Y comenzó un proceso de disputa legal entre los bombarderos y el cubano. Los Yankees alegaban que Morales había mentido al firmar contrato y declarar que tenía 26 años, cuando su edad real eran 29.
"Ellos querían salir de sus responsabilidades con Andy", comentó el agente del cubano, Gustavo Domínguez. "En el último mes en Ligas Menores, su rendimiento aumentó, pero ya el equipo había decidido su suerte''.
Morales fue dando tumbos, y de un equipo en la Liga Independiente en la Costa Oeste —los Crushers de Sonoma— pasó al Trenton de Doble A, en la organización de los Medias Rojas de Boston. Cambió de escenario y jugó con los Cañeros de los Mochis en la liga profesional de invierno en México.
En todas partes vivió decepciones, pero en todas fue aprendiendo de los golpes, y tras un 2003 donde pensó que el sueño de las Grandes Ligas se alejaba, la llegada de sus padres procedentes de Cuba volvió a devolverle un poco de alegría.
"Ellos siempre me insistían en que debía volver a jugar, que eso era lo mejor que sabía hacer'', apuntó Morales. "Así que un buen día retorné a los entrenamientos hasta convencer a San Diego de que me diera otra oportunidad".
Brillante tercera base de los equipos habaneros a fines de la década de los noventa, Morales sabe que aún le queda un trecho por recorrer, pero está dispuesto a dejar la piel en el terreno.
"Nadie mejor que yo estima el esfuerzo que debo realizar'', aseguró Morales. "Pero sé que tengo el talento. Mi vida ahora es más tranquila y nada podrá distraerme de mi meta. No puedo perder más tiempo. Para mí, es ahora o nunca''. |
