Los Expos de Montreal siempre se caracterizaron por ser un equipo capaz de formar buenos peloteros para luego dejarlos ir a otras organizaciones más poderosas desde el punto de vista financiero. Ahí están los casos de los dominicanos Pedro Martínez y Vladimir Guerrero, y del boricua Javier Vázquez.
Cuando los Yankees o cualquier otra franquicia en apuros necesita peloteros estira su mano hasta lo más profundo del sistema de Ligas Menores de los canadienses o en el propio equipo grande. Allí, siempre el que busca encuentra.
En medio de esta realidad, Liván Hernández parece ser la excepción. Los Expos acaban de renovarle contrato por tres temporadas y $21 millones, convirtiéndolo en el jugador cubano que más ha ganado en la última década y posiblemente el que más gane al final de su carrera, si se tiene en cuenta que al menos le deben quedar uno o dos contratos antes de que cuelgue los spikes.
Los Expos trajeron a Liván de San Francisco para que formara una dupla interesante —desde el punto de vista deportivo y comercial— con su hermano Orlando El Duque,pero una lesión del mayor de los Hernández impidió el espectáculo y el Jugador Más Valioso de la Serie Mundial de 1997 con los Marlins de la Florida, tuvo que volar solo en el box.
Tras un clásico de octubre donde le fue muy mal con los Gigantes, la carrera de Liván se encontraba entre signos de interrogación. Lo único que no podía cuestionarse era su capacidad para asumir trabajo.
En las últimas cinco temporadas, Liván ha sobrepasado las 200 entradas de actuación, un indicador que es vital para saber la durabilidad de un pitcher en las Grandes Ligas. Por otra parte, el cubano jamás ha figurado en la lista de lesionados, lo cual es el dolor de cabeza de cualquier equipo.
'Ping-pong control'
Pero a los Expos le interesaban más las victorias que los capítulos de trabajo que Liván pudiera regalarles, de ahí que prestaran especial interés en el cubano a lo largo de la temporada.
Al final quedaron convencidos. Liván se convirtió no sólo en el caballo de hierro de los Expos, sino que lideró el departamento de victorias con 15, para terminar con su primera temporada ganadora en tres años.
El antillano ya no es aquel lanzador que superaba fácilmente las 90 millas. Actualmente, si llega a 89 es demasiado, pero aunque ha perdido en velocidad se balancea con la ampliación del repertorio y el hábil manejo de los cambios de velocidades.
No cabe duda de que Liván es uno de los lanzadores de mejor control en Grandes Ligas y por momentos recuerda a Greg Maddux, otro que no sobresale por la potencia de su brazo y sí por la inteligencia y el dominio de sus lanzamientos.
Liván y Maddux poseen eso que los técnicos de la Gran Carpa denominan como "Ping-pong control", que no es otra cosa que el saber colocar la bola donde se desea y en dependencia del bateador rival.
Después de la partida de Vázquez a los Yankees antes del inicio de la temporada, Liván quedó como el as de la rotación de Montreal. El cubano era elegible para la agencia libre a finales de campaña y los Expos sabían que una vez en el mercado, su valor aumentaría considerablemente. Por eso le hicieron una oferta justa.
Aunque no tienen un dueño definido —son propiedad del resto de los dueños de Grandes Ligas—, los Expos no pueden permanecer por mucho tiempo más en el limbo en que se encuentran. Alguna ciudad los acogerá y volverán a renacer como organización.
En medio de tantas incertidumbres, al menos algo tienen cierto: Liván Hernández. |
