www.cubaencuentro.com Domingo, 02 de enero de 2005

 
   
 
El impacto de Shaq
NBA: Shaquille O'Neal, el jugador más dominante del básquet americano, exalta las emociones del público latino de Miami.
por JORGE EBRO, Miami
 

Cuando el Heat de Miami presentó por primera vez de manera oficial a Shaquille O'Neal, el primer regalo que le hicieron en la ciudad fue una guayabera cubana bajo un cartel enorme en que podía leerse: "Bienvenido al amor".

Lakers
Shaquille O'Neal.

Más que con amor, la ciudad de Miami ha recibido al jugador más dominante de la NBA con pasión, con una admiración casi religiosa que ha hecho olvidar por el momento el descalabro de los Dolphins en el football y los problemas de los Marlins para tratar de mantener intacto su equipo.

En lo que va de campaña, el gigante de siete pies y dos pulgadas y 325 libras de peso ha cumplido con creces la promesa que hizo a los fanáticos cuando lo presentaron en la arena deportiva pegada a la bahía de la ciudad: "prepárense para un año lleno de emociones".

Su sola presencia ha hecho del Heat, de un simple equipo con posibilidades de asistir a los play-offs, un seguro contendor al título de la liga, y le ha dado a sus miles de seguidores la noción de que cada noche podrán presenciar un espectáculo único, donde la mayoría de las veces el final no es otro que la victoria.

El equipo de Miami está disfrutando de su mejor arranque de temporada en la historia, y si las lesiones no hacen alguna trastada, los récords de asistencia a los juegos quedarán rotos con facilidad.

Todas las entradas para este año están vendidas y el Heat ya no sabe qué hacer para situar más asientos en la instalación. No ha quedado otro remedio que colocar a los suplicantes en una lista de espera para la temporada venidera, y ni con eso hay garantía.

Y es que O'Neal, con su imponente fisonomía e impacto, es el Mohammed Ali del básquetbol. Él solo es una industria que mueve millones en ventas, espectáculos, turismo… Todos quieren verlo, porque desde Michael Jordan no ha habido otro jugador de tanto carisma y talento.

Un ganador nato y probado

Pero si Jordan era como un dios lejano y esquivo, O'Neal —a pesar de la primera impresión intimidante— se da a querer y es particularmente popular entre los niños. Tiene buen humor y está bromeando constantemente.

A diferencia de otras superestrellas, O'Neal jamás se ha visto involucrado en problemas más allá de la cancha de básquetbol y siente un gran respeto por la historia y la naturaleza propias del juego. Además, por encima de todo, es un ganador nato y probado.

Tras vencer en tres campeonatos con los Lakers, O'Neal se vio involucrado en una discusión con su ex compañero Kobe Bryant y luego de la partida del coach Phil Jackson el aire se enrareció demasiado para él en Los Ángeles.

O'Neal pidió que lo cambiaran de equipo y los Lakers, creyendo que Bryant sería el futuro de la organización, lo complacieron al mandarlo a Miami, donde es la estrella indiscutible y ha vuelto por sus fueros.

Las motivaciones le sobran a O'Neal para llevar al Heat un título. El gigante quiere demostrarle al mundo, a la liga y, en especial, a los Lakers, que sigue siendo el jugador más importante, y que a sus 33 años todavía posee mucha gasolina en el tanque del rendimiento.

En Miami lo han rodeado con un equipo joven, integrado por varios jugadores —en primer lugar, el sensacional Dwyane Wade— dispuestos a seguir su voz de mando, y la química nueva ha empezado a dar resultados. El Heat es el líder indiscutido de su división y aún no ha perdido contra equipos de la Conferencia Este, por donde buscará la clasificación a los play-offs.

Pero lo realmente novedoso es la cantidad de público latino —y cubano, en particular— que está comenzando a asistir a los juegos. Según los cálculos, el 25 por ciento de los aficionados que acuden a la arena hablan español, algo nada desdeñable para un deporte que no tiene la tradición y el arraigo del béisbol, y en una ciudad donde el 50 por ciento de la población es de origen latinoamericano.

Eso es parte, también, del impacto de Shaq.

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