Las Grandes Ligas ratificaron en el reciente Juego de las Estrellas la realización del llamado Clásico Mundial de Béisbol, en el que participarán los mejores jugadores de las Mayores distribuidos en cuatro grupos.

Bud Seling, comisionado de las Grandes Ligas.

De modo que lo que más vale y brilla se reunirá en la primavera de 2006 para buscar un titular indiscutido y paliar, en cierta medida, el reciente descalabro del béisbol dentro del programa olímpico.

El comisionado de las Grandes Ligas, Bud Selig, no pudo ocultar su emoción al declarar que el Clásico Mundial "es un evento internacional e histórico sin precedentes. Por primera vez los mejores jugadores competirán por sus países".

Pero a este torneo se ha llegado luego de sortear grandes obstáculos. En primer lugar, a ninguno de los jugadores les parece bien celebrarlo en marzo, justo en el momento en que empiezan a prepararse para el inicio de la temporada.

Luego de un invierno de descanso, los peloteros no se encontrarían en plenitud de condiciones y si, por el contrario, desarrollan un plan de entrenamiento con meses de anterioridad, corren el riesgo de cansarse una vez que la campaña inicie su periodo decisivo.

Esta situación empeora para los jugadores latinoamericanos, que terminan las Grandes Ligas, algunos van a participar en las ligas invernales de sus respectivos países, otros avanzan a la Serie del Caribe, y luego integrarían los seleccionados al Clásico Mundial.

Sin tener a cuesta esta carga, la Liga de Béisbol del Pacífico, en Japón, se había opuesto también a la idea y sólo tras larguísimas sesiones pudieron los jerarcas de la Gran Carpa cambiar el parecer de los nipones.

Cuba en la mirilla

Por último y no menos importante… está el caso de Cuba.

Las autoridades de la Isla están rabiando por la erradicación del béisbol del programa olímpico y su dedo acusatorio ha caído encima de Selig y las Grandes Ligas, a quienes les señalan el egoísmo y la comercialización extrema del deporte.

Hasta el momento no se conoce que ninguna embajada de las Mayores haya pasado por La Habana en busca de aprobación para su proyecto, pero los ejecutivos del béisbol antillano, con la anuencia de la más alta dirección, han indicado que declinarían participar en el Clásico.

¿Un equipo Cuba del exilio? -"No creo que Fidel Castro deje que el equipo de Cuba participe. Todo el mundo sabe que es por razones políticas, ninguna razón deportiva (…) Soy partidario de que deben participar, porque será la única oportunidad para que el equipo de Cuba participe en un torneo donde va a tener una real competencia (…) MLB debe entender el punto de los jugadores en el exilio y organizar un conjunto compuesto con aquellos que estamos en Grandes Ligas" (Danys Báez, lanzador de los Devil Rays de Tampa Bay). -"Nosotros, si tenemos la oportunidad de compartir en un momento así, no vamos a representar a Cuba, por el sistema. No sería una cosa buena estar representando a Fidel (…) Que hagan un equipo de peloteros en Estados Unidos. Si lo hacen, lo jugamos como cubanos en el exilio" (Liván Hernández, lanzador de los Nacionales de Washington). Fuentes: Diario Primera Hora, AP.

Por lo pronto y sin esperar respuesta, Cuba ha sido ubicada en el Grupo C —con sede en Puerto Rico—, junto a las escuadras de Holanda y Panamá, además de la anfitriona. Los boricuas presentarán un verdadero trabuco, mientras que los canaleros también reunirán a figuras de nivel capaces de vencer.

Queda, por otra parte, la delicada cuestión de quiénes integrarán la escuadra cubana. No es menos cierto que la Isla posee excelentes jugadores, pero ninguno ha demostrado su valía al más alto nivel, como es el caso de Rafael Palmeiro, Liván y Orlando El Duque Hernández, Danys Báez, Eli Marrero o el todavía útil Rey Ordoñez.

Ningún otro pelotero cubano posee mayor futuro que Kendry Morales o, por citar otro ejemplo, Yuniesky Betancourt.

Selig ha sido algo ingenuo al decir que ya que a Cuba le gusta el béisbol tanto como a Estados Unidos, al final todos se pondrían de acuerdo. Pero en La Habana sangran por la herida de lo sucedido en el Comité Olímpico.

La cita estival era, cada cuatro años, el magno escenario para la pelota cubana, algo así como la Serie Mundial en medio de un programa de competencias "amateurs" que no despierta interés ni siquiera en la peña deportiva del Parque Central. Y eso ya es mucho decir.