www.cubaencuentro.com Jueves, 21 de octubre de 2004

 
   
 
¿Quién tuvo la culpa?
El manager Jack McKeon o el desempeño del equipo: Los Marlins jugaron bien durante las tres cuartas partes del certamen, pero sus rivales se crecieron en el último tercio.
por ALBERTO ÁGUILA, Miami
 

"Bueno… será para el año que viene", así me dice Pedro Rodríguez, un paisano de 70 años de edad, furibundo fanático de los Marlins de la Florida, al referirse a los campeones mundiales de béisbol, que en esta temporada no clasificaron para los play-offs y, por consiguiente, no les corresponde asistir a la Serie Mundial.

Marlins
Juego de los Marlins de Florida.

Muy temprano, casi de madrugada, Rodríguez me espera todos los días para darme "el parte oficial" de la actuación del equipo que siguen los cubanos de Miami y la Isla, aunque sabe que yo también estoy al tanto de las incidencias de la labor de los Peces.

"La culpa la tuvo Jack McKeon, el manager ese, que no sabe nada de pelota", refiere el anciano, que cree ciegamente, como otros miles, que cuando la novena floridana gana un juego, la victoria corresponde a los jugadores, pero cuando pierde, las derrotas siempre las cargan al mentor, que de seguro nunca lanza un inning, jamás batea y por supuesto tampoco se deja cantar el tercer strike.

Sin embargo, Jorge Torres, uno de los catchers del equipo nacional que asistió a los Panamericanos de Chicago, en 1959, y a quien no le ciega la pasión, tiene otro punto de vista: "Creo que un conjunto como los Marlins, que estuvo en primer lugar desde el 1 de abril y lo conservó hasta el final de julio, ha realizado un formidable torneo".

Ciertamente los locales desarrollaron una buena pelea durante las tres cuartas partes del certamen, pero indudablemente sus rivales se crecieron en el último tercio. "La actuación de 2003 resultó un final de campaña extraordinario, donde hubo un destaque colectivo", prosigue el veterano pelotero, que ahora trabaja como entrenador en la ciudad de Hialeah. "En esta ocasión les falló el pitcheo de Dontrelle Willis y de Josh Beckett, pero la ofensiva de los cinco primeros hombres en la alineación cumplió su rol".

Mucha razón la de este conocedor profundo del deporte de las bolas y los strikes. No obstante, en la lid precedente, entre Beckett, Willis, Carl Pavano y Brad Penny —ahora con los Dodgers— alcanzaron 49 triunfos y 37 fracasos, y en esta edición, Beckett, Penny, A. J. Burnett y Pavano consiguieron 44 victorias y 34 derrotas, cifras muy similares.

Al valorar la labor de los restantes monticulistas en 2004, que incluye a otros abridores y relevistas, se observa que lograron 39 éxitos y 44 descalabros, y en 2003 obtuvieron 49 ganados y 36 perdidos. Esa diferencia de 49 a 39 fue un punto vital que impidió a los monarcas del año anterior incluirse en las series de postcampeonato.

A ello hay que agregar que al parecer sus mejores bateadores se agotaron en el final, debido a que durante los dos primeros meses jugaron a todo tren, como también se desempeñaron en los juegos de las series finales de 2003, sin pensar que el calendario regular consta de 162 juegos.

También, novenas como Atlanta y Filadelfia, pertenecientes al mismo grupo de los Marlins y Cardenales, Houston, San Francisco y Dodgers, en los dos restantes, brindaron demostraciones superiores. No obstante, Pedro Rodríguez, mi relator beisbolero, me seguirá esperando para decirme que "la culpa la tuvo Jack McKeon, ese manager que no sabe nada de pelota".

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