www.cubaencuentro.com Jueves, 21 de octubre de 2004

 
   
 
¿Un año menor?
Lowell, González, Posada y Palmeiro, entre otros peloteros de origen cubano, no pudieron repetir esta vez sus éxitos anteriores en Grandes Ligas.
por ALBERTO ÁGUILA, Miami
 

Los jugadores de origen cubano Mike Lowell, Luis González, Jorge Posada y Rafael Palmeiro, no pudieron repetir este año sus exitosas actuaciones de las dos temporadas precedentes. Al comparar sus datos estadísticos con los de las campañas de 2002 y 2003 se nota una merma en sus producciones de jonrones y carreras impulsadas, elementos muy necesarios para bateadores como ellos, que ocupan turnos de responsabilidad en la alineación de sus respectivos equipos.

J. Posada
Jorge Posada (20).

Lowell, cuarto bate en el roster de los Marlins de la Florida, disminuyó notablemente en el tercio final de la lid, al parecer agotado por el esfuerzo realizado entre los meses de abril y julio, donde se mantuvo entre los primeros en los citados departamentos. El cubanoboricua terminó con 27 cuadrangulares y 88 remolcadas, por debajo del promedio de las dos últimas temporadas —30 bambinazos con 98 llevados al plato—.

Tercer hombre en el orden al bate del Arizona, González sufrió una lesión en un ligamento del codo derecho, lo que le impidió desempeñarse a partir de julio y le llevará al quirófano próximamente. Sus guarismos ofensivos no son comparables con los de ediciones anteriores. Alcanzó 17 batazos de vuelta entera y 48 impulsadas al home, números muy distantes de los 27 y 103 que acumulaba. Poco pudo hacer por su equipo en esta ocasión.

Jorge Posada, ya en su décima temporada con los arreos puestos, fue otro que bajó su ritmo con el madero en mano. En lides precedentes tuvo un promedio de 25 garrotazos y 100 compañeros empujados, y ahora cosechó 25 y 81. No obstante, el hecho de pertenecer a una novena como los Yankees —repleta de hombres de calidad— evitó que su merma se notara.

En cuanto a Rafael Palmeiro —el prodigioso pelotero que atesora más de 500 jonrones en su brillante carrera— conectó 23 cuadrangulares con 88 impulsadas, pero con 40 años de edad y 19 campañas sobre sus hombros, le tocó defender la primera almohada del Baltimore todo el tiempo y sus estadísticas se engrandecen.

Entre los restantes jugadores de ascendencia cubana, el excelente primer bateador Álex Sánchez, del Detroit, padeció de una inflamación en una rodilla que evitó pudiera mostrar totalmente sus dotes de gran bateador de hits y de corredor de bases. Sánchez fue otro de los alejados por más de 50 partidos, que le echaron a perder sus admirables datos, ya que conectaba por encima de los 320 y se mantuvo con esa cifra discutiendo el liderazgo de bateo y de estafas, mientras pudo jugar.

David Seguí, también de los Orioles, bateo 339, pero jugó muy poco por padecer de una lesión. Raúl Ibáñez conectó para 304 en 481 oportunidades al home, no obstante, sus 16 batazos de vuelta entera y 62 impulsadas fueron pobres para ser el cuarto bate del Seattle.

Elí Marrero, del Atlanta, produjo para 320 en 250 oportunidades; y no pudo jugar regularmente en esta novena, que tiene tres jardineros estables. Álex González, que en 2003 fue torpedero fijo del Chicago Cubs, sufrió también una lesión y cuando se recuperó ya tenía a otros en su posición, entre ellos al también cubano Rey Ordóñez, que bateó un anémico 164. El primero fue para el Montreal y después al San Diego, y Ordóñez, por su débil bateo, fue dejado en libertad.

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