La fugaz presencia de Oswaldo Payá Sardiñas en Miami ha desatado un torbellino de debates entre la comunidad exiliada, trascendiendo las tradicionales posturas de polarización en torno al futuro de la Isla.

Payá: 'No se puede poner la carreta delante de los bueyes'

La reciente visita a Miami del líder disidente puso al desnudo agudas diferencias entre varios grupos del exilio, pero el Proyecto Varela que promueve logró cautivar a un amplio sector de cubanos no afiliados con organizaciones políticas.

Durante su intensa visita a la llamada "capital del exilio", el líder de la disidencia interna con más relieve internacional se reunió con simpatizantes, suspicaces y detractores, y todo parece indicar que su mayor éxito fue convencer a los segundos, por lo menos, de la sinceridad de su esfuerzo, indicaron algunos observadores.

"Tuvo un tremendo impacto en los que no tenían una opinión clara, o en los que influidos por el liderazgo político más conservador, se oponían inicialmente. Payá logró convencer a muchos expuestos a esas diatribas en contra suya, llenas de teorías de conspiraciones personales. Yo creo que causó, además, la impresión de ser muy buena persona", opinó el analista político Roberto Rodríguez Tejera, ex director de Radio Martí.

La visita de Payá tambien desplazó el tema del embargo del centro de los debates en el exilio; ahora, la alineación de las distintas organizaciones parece estar definida por la posición respecto al Proyecto Varela, una iniciativa que al amparo de un acápite de la Constitución cubana de 1976 busca un referendo para reformar al sistema, así como la amnistía de los presos políticos.

Esa polarización de opiniones revela interesantes matices y novedosas posiciones de los principales actores políticos del exilio.

Payá, un abierto opositor del embargo estadounidense contra Cuba, recibió el espaldarazo de la organización más influyente del exilio cubano, la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA), defensora de las sanciones económicas, la cual llegó a comprar una página en el diario El Nuevo Herald para expresar un cauteloso pero firme respaldo.

"La oposición cubana (...) tiene, no solamente el derecho, sino la imperiosa necesidad de utilizar cuanta vía, cuanta apertura, cuanta contradicción le permita confrontar al régimen con sus propias mentiras. A nuestro entender, eso es lo que intenta el Proyecto Varela, por lo que cuenta con nuestra simpatía (...)", indicó la declaración.

El comunicado de la FNCA apuntó justamente a una de las críticas más frecuentes al Proyecto Varela: que al usar como punto de partida la Carta Magna actual —que afirma el régimen socialista en la Isla— legitima ese sistema.

Fuegos cruzados

Durante su estancia en Miami, Payá enfatizó que el Proyecto Varela es un primer paso para lograr la libertad de expresión y asociación, el derecho a la empresa privada y la convocatoria a elecciones verdaderamente democráticas.

El cubano de más alto rango en el Gobierno estadounidense, el Secretario de Vivienda y Urbanización, Mel Martínez, sorprendió a algunos al expresar su simpatía por Payá y el Proyecto Varela, siguiendo la línea de la administración republicana, que recibió al disidente por medio de su número tres, el Secretario de Estado Colin Powell.

"Es una persona que admiro grandemente, porque admiro a todo el que tenga el valor de imponerse contra la brutalidad, que es el sistema represivo de Cuba. (...) Lo que admiro del Proyecto es que es el paso más dramático que ha dado la oposición interna de Cuba", dijo Martínez.