www.cubaencuentro.com Jueves, 20 de marzo de 2003

 
   
 
La Habana: Medicina para todos
por FéLIX BONNE
 

Todos sabemos que con la "parca impía" pocos se atreven a jugar. En mi Santiago de Cuba natal, allá por los años cincuenta, "campeaba" un localmente famoso mayombero (brujo) llamado Bitué.
Laboratorio
La Habana. Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología.
Como vivía en lo más alto de una pequeña colina, sus fieles afirmaban que "moraba junto a las estrellas".

Aunque "Brujo Mayor Santiaguero" —que supuestamente curaba males tanto del cuerpo como del alma, con posible extensión a problemas laborales, políticos, sociales y hasta (¿por qué no?) económicos—, nuestro hombre un buen día enfermó.

Los "brujos santiagueros subalternos" se reunieron para tratar de, al menos, retrasar el inexorable destino de todo ser humano. Los sahumerios, oraciones, rogativas y reuniones espirituales proliferaron junto al lecho del a todas luces agonizante Bitué, quien, sin embargo, en forma persistente y con voz ya muy queda, haciendo gala de un insospechado pragmatismo, rogaba: ¡Llámenme un médico!

Parece que algo similar está ocurriendo en algunos de nuestros apartados pueblos, donde los "medicamentos asequibles a la población" son aún más exiguos que en la sufrida capital. El temor a la represión existente no logra vencer el terror a la posibilidad de "caer" en garras de la "pelona": a pesar de los esfuerzos de los generalmente atléticos muchachones de la policía política cubana en sentido contrario, los necesitados suelen vencer su temor y —al no encontrar solución en las maltrechas farmacias nacionales— optan por solicitar los servicios (todavía desafortunadamente muy modestos, pero así y todo en muchas ocasiones mejor surtidos) de la Comisión de Ayuda a la Salud, representados por las farmacias humanitarias independientes.

Los ya citados "muchachones" han llegado a inquirir a los farmacéuticos asamblearios: ¿Si el delegado del Poder Popular o el secretario local del Partido Comunista Cubano se viese necesitado de alguna de las medicinas que ustedes poseen en las farmacias independientes, le sería suministrada? La invariable y rotunda respuesta: ¡Sí, porque la Patria es de todos!

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