www.cubaencuentro.com Martes, 29 de abril de 2003

 
  Parte 1/2
 
México DF: Un sueño hipnotizado
Considerado gurú de la izquierda tradicional mexicana, el sociólogo Pablo González Casanova se solidariza con el régimen cubano y reniega de Saramago.
por GILBERTO CALDERóN ROMO
 

El ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Pablo González Casanova, es un sociólogo tan conocido, respetable y eminente, que casi nunca se le contradice, pues se le tiene como una especie de gurú ideológico de la izquierda tradicional mexicana. La semana
Fidel Castro
Castro en la televisión nacional cubana. ¿Señales de advertencia a la población?
pasada, publicó en el periódico Granma un artículo titulado Con Saramago hasta aquí y con Cuba hasta siempre, en el que muestra que a veces también los científicos sociales extravían el rigor a la hora de juzgar los acontecimientos contemporáneos.

En el texto de marras asienta ideas como éstas: "Cuando la mayor parte de las naciones del mundo padecen crecientes problemas de desempleo, insalubridad, hambre y educación, mientras en Cuba toda la población tiene empleo, servicios de salud, alimentación y escuelas, se condena a Cuba por violación a los derechos humanos. Cuando a la anunciada invasión a Irak se añaden nuevas amenazas de intervención contra el eje del mal, en el que Estados Unidos incluye a Cuba, al tiempo que acentúa el bloqueo de más de cuatro décadas contra la Isla, se acusa de violación de derechos humanos a Cuba".

Para empezar, don Pablo omite en sus consideraciones datos sociales comprobables. Repite la especie de que en Cuba se proporcionan a la población los servicios esenciales, algo que ha dejado de ser cierto. Si en la Isla hubieran oportunidades para vivir satisfactoriamente, nadie estaría desesperado por salir del país, como es evidente que sucede. González Casanova desconoce esta palmaria realidad. Por otra parte, pedir silencio en torno a la situación de los derechos humanos en Cuba, porque en otros sitios se producen horrores genocidas, equivale a no sancionar a un delincuente en nuestra ciudad, porque en otros sitios se generan hecatombes.

Si el sociólogo afirma que en la Isla "toda la población tiene empleo", pasa por alto que la industria azucarera cubana ha reducido sus actividades en casi un 50 por ciento, que los profesores titulares que abandonaron las escuelas, han sido sustituidos por maestros emergentes, que la caída del turismo ha creado una aguda penuria de divisas, que los ciclones devastaron amplias zonas tabacaleras, y que, en consecuencia, las ansias de escapar del país se han multiplicado, sobre todo luego de la fuerte batida contra la bolsa negra que daba algún respiro al ingreso familiar. El desempleo se advierte en las calles de la ciudades cubanas, pletóricas de desocupados; y el deterioro en la atención médica, la carencia de medicinas, el raquitismo de la libreta de abastecimiento, son vivencias cotidianas.

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