Cada cubano atesora un diminuto pedazo de la historia de la revolución. Esa fragmentación es uno de los mayores logros de Fidel Castro, quien ha impedido que sus coterráneos sepan qué ha pasado en realidad durante los últimos 40 años. El espeso muro de silencio ha sido levantado con omisiones,

Hortensia Castañeda (izq), madre del poeta Raúl Rivero, luego de que éste fuera detenido por la policía política.

mentiras y tergiversaciones. Los que se rebelan contra el dictado oficial y quieren escribir una historia auténtica son aplastados sin compasión, como la mala hierba.

La mordaza y la libreta de racionamiento son dos herramientas imprescindibles para sobrevivir en la Isla. Quien se salga de lo estrictamente pautado, criticando al Gobierno o comiéndose un bistec de res, se coloca bajo la mirada escrutadora de los funcionarios del régimen. El transgresor es puesto en una lista aparte, alejado de los revolucionarios callados y hambrientos. Hasta que un día cualquiera sea enjuiciado, o encarcelado, sigilosamente, para que nadie se entere.

La represión en Cuba siempre se ha ejercido de una manera exquisita. Está en todas partes: todos la sienten, pero pocos la ven. El diseño es perfecto: se ejerce control absoluto sobre el individuo sin necesidad de sacar los tanques a la calle o exponer los despojos de los opositores al régimen. El monopolio estatal sobre los medios de comunicación es pieza clave para construir un país que no existe, donde no surgen voces discordantes que desluzcan la coral de la revolución.

La última jugada del Gobierno ha causado desconcierto dentro y fuera de la Isla. La batida contra la disidencia interna se diferencia del procedimiento habitual para reprimir a los opositores. La redada tuvo lugar en varias provincias, e incluyó a 76 disidentes, entre periodistas independientes, sindicalistas y activistas de derechos humanos, algunos de ellos conocidos internacionalmente.

Pero lo más extraño del caso es que vino acompañada de una inusual publicidad en los medios oficiales. La nota afirmaba que "varias decenas" de detenidos serían sometidos ante los tribunales. "Frente al propósito declarado y descarado de organizar desde dentro una fuerza mercenaria... no quepa la menor duda de que la Revolución aplicará el rigor que sea necesario".

Era una clara advertencia de que la "Ley Mordaza" sería puesta en vigor. Esta norma, llamada oficialmente "Ley de Protección de la Independencia Nacional y la Economía de Cuba", fue aprobada por la Asamblea Nacional en 1999 y aún no ha sido aplicada. Pero pende como espada de Damocles sobre los disidentes. De acuerdo con la normativa, los detenidos podrían cumplir hasta 20 años de cárcel si se considera que con su trabajo favorecen el embargo, la ley Helms-Burton y otras medidas norteamericanas contra la Isla.

El pretexto para los arrestos fue la vinculación de los opositores con las "actividades conspirativas" del jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en La Habana, James Cason. Según la nota oficial, detrás del diplomático está "la política hostil y agresiva de la actual Administración hacia nuestro país, con la estrecha cooperación de la mafia terrorista de Miami y la extrema derecha de Estados Unidos". Más de lo mismo.

La teoría de la conspiración urdida por el Gobierno cubano esconde el temor que siente por los disidentes, que como hormigas se han ido labrando un pequeño espacio, dentro y fuera del país. Tapar con tierra el hormiguero es el propósito del régimen.