www.cubaencuentro.com Jueves, 13 de noviembre de 2003

 
  Parte 1/2
 
Santiago de Chile: Libros de la libertad
Ramón Humberto Colás, fundador del Proyecto de Bibliotecas Independientes en la Isla, cree que un incremento de la cultura del pueblo evitaría en el futuro figuras como la de Castro.
por MIGUEL CABRERA PEñA
 

En la premodernidad (o en la modernidad si la nuestra es la post), la información constituía un pilar del desarrollo. En los días que corren se ha transformado en un sentido imprescindible del progreso. A partir de la información —y la tecnología que conlleva—, los países se analizan y deslindan en ricos y pobres, lo que todavía algunos denominan primer y tercer mundos.

Opositor Colás
Opositor Colás.

Dentro del ámbito de la información, el libro, sin embargo, sigue siendo un vehículo inmejorable para conocerle los rumbos al planeta, y descifrar los propios. Sobre esto último se quejaba el nihilista Nietzsche, en boca de Zarathrusta, por la existencia de mil metas, puesto que han existido mil pueblos. De esas metas múltiples que parecen desviarse del estambre único que aguardaba en la carrera de la humanidad —para utilizar un término deportivo—, nace acaso lo que se tiene como crisis de sentido, el síndrome postmoderno.

Quienes en la patria de Martí sostienen las Bibliotecas Independientes saben mucho sobre estos temas. No hay que ser muy acucioso para darse cuenta que uno de los fracasos del proceso isleño tiene que ver con la falta de información, con el atraso tremendo que daña allí todas las esferas del conocimiento. Y si basta lo anterior para justificar la crítica más áspera, la falta del libro idóneo —actualizado, complejo, controversial— y la ausencia de datos que inquieten la meditación, suelen parir repetidores de oficio, labradores de hormas prehechas.

En una reciente entrevista que le hiciera el diario El Mercurio a Ramón Humberto Colás, psicólogo y fundador de las Bibliotecas Independientes en Cuba, éste recordaba que fue una afirmación de Fidel Castro la que le sugirió la iniciativa. El dictador cubano dijo en esa ocasión que "en Cuba no hay libros prohibidos, lo que falta es el dinero para comprarlos".

A pesar de que no creyó en semejante mentira, el psicólogo de raza negra se amparó inteligentemente en ella. Los pretextos del poder le entregaban un resquicio. Muy pronto crearía la primera Biblioteca Independiente en su propia casa, en la provincia de Las Tunas. Si es cierto que al principio con alguna timidez, el proceso adquirió una dinámica propia. El poeta Raúl Rivero lo apoyaría sin reservas. Desde 1998 hasta hoy las Bibliotecas se han multiplicado, en más de cien, a lo largo de las 14 provincias del país.

Luego de sufrir por varios años la represión del régimen, Colás tuvo que salir al exilio junto a su esposa —ex profesora universitaria y fiel colaboradora de su compañero— y sus hijos. Actualmente viven en Miami, donde trabaja con la Fundación Nacional Cubano-Americana y como investigador adjunto de la Universidad de Miami.

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